* El problema es complejo, porque sobre las obligaciones fiscales se “recaudan” las cuotas que el ambulantaje y la delincuencia “institucionalizada” como la prostitución, así como lo cobrado a tianguistas y “esquilmado” por las policías, ahora se suman las recabadas por esas organizaciones criminales que no se detienen ante el asesinato para asegurarse ese derecho de señores feudales. ¿Quieres trabajar y seguir respirando? Tienes que pagar tu derecho de piso
Gregorio Ortega Molina
De apariencia incruenta, las modalidades de la extorsión (derecho de piso, cuota de seguridad o cobro cínico por permitir que la vida continúe) causan daños que no se ven, pero precisamente porque parecen no notarse, crean vacíos que se convierten en agujeros negros en el ánimo social, en la economía, en la confianza en las autoridades y sobre las mesas domésticas.
El SAT no puede cobrar pagos impositivos -vencidos desde hace años- a deudores que tienen poder real, pero la delincuencia organizada establece sus cuotas por regiones, sectores, colonias, a nivel local, estatal y federal y, en ciertas entidades federativas, incluye a oficinas gubernamentales que deben pagar extorsión para operar en beneficio de esa otra parte de la población que únicamente podrá exigir respuestas el próximo dos de junio.
Mientras desarrollan la narrativa de la propaganda política para la contienda política, como lo es el mito del cártel inmobiliario, la verdadera extorsión ensancha su campo de actividades y hace sentir su presencia donde parecía inexistente, como en amplias áreas de la Ciudad de México.
A la presión en los precios de los alimentos por la sequía, se sobrepone la que los cárteles de la extorsión imponen al transporte y a los productores, notoriamente los de limón, aguacate, pollo… mientras en los pequeños negocios, las misceláneas, el derecho de piso recae sobre el propietario del changarro, quien lo repercute a sus clientes.
El problema es complejo, porque sobre las obligaciones fiscales se “recaudan” las cuotas que el ambulantaje y la delincuencia “institucionalizada” como la prostitución, así como lo cobrado a tianguistas y “esquilmado” por las policías, ahora se suman las recabadas por esas organizaciones criminales que no se detienen ante el asesinato para asegurarse ese derecho de señores feudales. ¿Quieres trabajar y seguir respirando? Tienes que pagar tu derecho de piso.
Hace mucho sé que vivir cuesta -desde que inicié mi vida profesional y me descontaron impuestos; se recrudeció esa sensación al aparecer el IVA y al hacerse imprescindibles los seguros de gastos médicos-, pero nunca me coloqué en los supuestos por los que hoy transitamos, por esa inseguridad que obliga a salir del hogar con el Jesús en la boca, y que canceló los paseos nocturnos. ¿Está vivo Garibaldi?
¿Por qué el SAT se muestra incapaz de cobrar adeudos a ciertos deudores, mientras la extorsión y el derecho de piso hacen su agosto? Para saberlo hay que ir a Elektra.
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@OrtegaGregorio