*No seamos ingratos, el esfuerzo sincero del combate a la corrupción termina con el apoyo irrestricto a Félix Salgado Macedonio. ¡Ya chole con estarlo jodiendo!
Gregorio Ortega Molina
El uso de la palabra para ocultar la realidad requiere de arte en quien se sirve de ella, y de cansancio social y político en el destinatario; también usan una adjetivación falaz por miedo a referirse a los hechos tal cual. La pobreza (lo mismo la espiritual que intelectual o pecuniaria) es lo que es, no requiere aclaraciones.
Imposible recordar hace cuántos sexenios decidieron ocultarla en vez de solucionar su origen y consecuencias. Creo que fue durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari cuando acuñaron el término “pobreza alimentaria”, para no hablar de la miseria en que viven los que no completan para “el chivo” y se muestran incapaces de ver a los ojos a sus hijos. Se niegan a ver que los convierten en trabajadores niños, en ladronzuelos, en halcones del narco o en verdaderos delincuentes, sin dejar de lado el terrible agravio de la prostitución infantil. “De algo hay que vivir”, se autojustifican cuando deciden vender a sus hijas e hijos.
Ahora nos salen con la “jalada” de la pobreza laboral. Esta ¿convierte a sus víctimas en pobres alimentarios? Sí, si a la de los desempleados sumamos la identificada con la imposibilidad de comer si no es por medios ajenos a los normales y legales.
Sólo hay que salir a recorrer este México nuestro con los ojos bien abiertos, para constatar cómo se ha multiplicado el número de “pordioseros”, ver a familias enteras, con los hijos a rastras, buscando qué comer, implorando por una migaja de pan; se sirven de los menores en esas correrías para implorar lástima. He de reconocerlo que lo logran, abro fácilmente el monedero cuando sobre una mano mugrosa veo los acuosos y famélicos ojos de esos menores de edad cuyo futuro está sellado. Es preferible no imaginarlo.
No le demos vueltas. Es preferible que el gobierno del cambio del régimen, del rayito de esperanza, deje de buscar justificaciones y llame al pan, pan, y al vino, vino. El número de pobres crece, y llamarlos laborales o alimentarios no aligera el peso de esa miseria en la conciencia. Lo que debió ser un nuevo inicio aparece, a todas luces, como el más pernicioso y perverso de los retrocesos. El país de un solo hombre, el de Antonio López de Santa Anna está vigente. Es preciso aclarar que distamos mucho de permitir que se mutile el territorio, pero es innegable que el oprobio es grande y hay una disolvencia cinematográfica de la soberanía nacional.
Sin embargo, seremos autosuficientes en producción de energía con carbón y combustóleo, tendremos tres aeropuertos insuficientes para servir a la ciudad de México, una refinería que producirá gasolinas para automóviles eléctricos y un tren maya cuya principal estación estará en La Chingada. De ese tamaño es el equivalente de la pobreza, que pone la pauta para saber por dónde nos llevan al futuro, para conocer el verdadero índice del PIB.
No seamos ingratos, el esfuerzo sincero del combate a la corrupción termina con el apoyo irrestricto a Félix Salgado Macedonio. ¡Ya chole con estarlo jodiendo!
Ni modo, llegó el ansiado OCHO DE MARZO, sorprende a un presidente de la República amurallado, no sea que le testereen a su Gobernador de Palacio Nacional, o manchen los muros de ese virreinal edificio elegido por él como domicilio, ¡no faltaba más!, es necesario subrayar que no son iguales. Los corruptos se quedan en Los Pinos, los nobles, los añorantes de ese poder imperial, a Palacio, y punto.
El asunto no es menor, nos muestra el auténtico talante del huésped de tan honorable morada, sin importar que sus constructores trajeran la encomienda, la esclavitud, la viruela, la corrupción, pero sobre todo orden y poder, y así se reconstruye.
El feminismo le da erisipela, pero se sirve de las mujeres como instrumento político de poder.
Está calientito el presidente mexicano, así lo dejó el aserto de Diego Fernández de Cevallos. A tal grado que reprodujo el video de su debate con él con motivo de Punta Diamante, Guerrero. Se los dejó como tarea a los asistentes de su conferencia de prensa del viernes, pues debía tomar el avión para trasladarse al sureste a supervisar su obra magna, el tren maya.
Para intentar discernir cuál de los dos tiene razón, recomiendo como triple AAA la entrevista que Guillermo Ortega realizó al ex jefe Diego en El Financiero TV, transmitida el mismo viernes por la noche. Está en Internet, no se la pierdan.
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@OrtegaGr egorio