* Como toda su tarea política y social quedó deshilvanada debido a una exagerada corrupción, a una inmoral impunidad, a la ausencia de imaginación para diseñar la comunicación visual y lógica que transmita los “nuevos sentimientos de la nación”
Gregorio Ortega Molina
El grave problema que enfrentan los del Grupo Atlacomulco es que durante el gobierno que dirigieron -como ocurrió durante los de sus predecesores desde 1982-, se mostraron incapaces de cumplir con el tramo de la transformación del país que les correspondió. Dejaron al tigre suelto desde 2006 y, además, a partir de esa fecha lo han hostigado, quizá está a punto de convertirlo en fiera incontrolable.
Se niegan a aceptar que la parte de reingeniería social que debieron instrumentar e iniciar, ni siquiera se comenzó: la reforma educativa es inexistente, la desaparición de las escuelas normales está bloqueada, el cambio de los símbolos que propiciaron la unidad nacional: la imagen de una Revolución siempre en trabajo de parto, la idea de una nación en constante crecimiento favorecida por Pemex, Telmex y un sistema financiero reconocido y respetado, y esa ideología difundida a través del trabajo electoral y de engreimiento de la bandera, el himno y los mitos fundacionales, responsabilidad de un PRI hoy en vías de extinción y sin presencia en la campaña política, deben ser sustituidas por lo que debe representar el NAICM en la construcción del México globalizado e integrado al bloque de América del Norte.
Como toda su tarea política y social quedó deshilvanada debido a una exagerada corrupción, a una inmoral impunidad, a la ausencia de imaginación para diseñar la comunicación visual y lógica que transmita los “nuevos sentimientos de la nación” vistos a través de pistas de aterrizaje, construcciones y un modelo de desarrollo urbano que debe representar lo que quieren que seamos como mexicanos. Pasamos de las ideas a los tabiques y el cemento.
Enumero lo anterior para dar contexto al escenario que puede preverse como resultado de una campaña del miedo instigada por EPN, José Antonio Meade, Enrique Ochoa Reza y Aurelio Nuño, quienes serán responsables de las consecuencias de soltar a El Devorador de Hombres, que ya se comporta como lo describe Horacio Quiroga en el cuento de ese nombre:
Con un rugido ahogado, todo lo violento que pudo ser por el obstáculo de aquella miserable cabeza que no quería abandonar, le lancé mi desafío. Aberdale, inclinándose cogió la fusta caída a mis pies, y al incorporarse vi que estaba pálido.
-¡No eres tú –me decía su palidez- el cachorro que a expensas de su libertad trató de salvar mi vida…!
Entonces, con una voz de inquebrantable imperio, que la palidez de aquel semblante de héroe hacía tanto más inaudible:
-¡Suelta! –me dijo, y esta vez en voz alta.
Durante cinco segundos en que traté desesperadamente de resistir su mirada, me sentí oprimido, dominado, achicado en todo mi ser por el centelleo de voluntad de aquellos ojos negros.
Y solté; de mis fauces abiertas y babeantes cayó la cabeza del domador que se aplastó en el suelo, desmayado…
Jamás se volverá a ver una más intensa ovación de público conquistado por un acto de sobrehumana voluntad…
Ahora debemos preguntarnos y respondernos, con sinceridad, ¿el temor de 2006 surtirá el efecto en 2018? ¿Son los mismos electores? La sumatoria de humillación, miedo y rencor producirán frustración y violencia, y resultará muy difícil que suelten la cabeza del domador.
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