* Lorenzo Meyer -como los integrantes de la 4T debieran saber- olvidó que para tener futuro es necesario poner orden en las prioridades y resolver lo primero antes, no empezar con lo que va después. De lo contrario convertiremos a México en un narco Estado
Gregorio Ortega Molina
Construir para el futuro, a partir de la suposición de que los empresarios mexicanos escuchan la voz del Evangelio, y gustosos compartirán sus ganancias en la necesaria inversión del proyecto de la 4T, es una enorme insensatez.
Naturalmente hay buenos cristianos entre los barones del capital, pero ni siquiera éstos permitirán que el gobierno, como ocurrió con los anteriores, haga caravana con sombrero ajeno. A ellos les encanta que se sepa lo que hacen por sus semejantes, y si es posible lo deducen de impuestos, buscan condonaciones fiscales, o devolución parcial. Es constatable el aserto de Philip Kerr en Mercado de invierno: siempre dejan que el dinero decida por ellos.
Aunque avisaron que la veta de la devolución fiscal se cerró, siempre queda la discrecionalidad del Poder Ejecutivo, para seducir a los inversionistas a que se comprometan con el proyecto de la 4T, que por lo pronto consiste en una distribución de riqueza antes de producirla. Los avisos o alarmas sobre el tema son recurrentes, y las presiones sobre la economía mexicana desde el exterior crecen, tanto por la voracidad de los tenedores de bonos nacionales, como por las consecuencias de la guerra económica entre China, Estados Unidos y Rusia.
Para que el futuro que se avizora para los mexicanos y su patria se modifique, tendría que cambiar el modo, el talante y el proyecto de su presidente, lo que no ocurrirá, porque además orbita sobre el país el peso de la delincuencia organizada internacional en la rama de narcotráfico; sus consecuencias en costo económico y humano consume enormes recursos fiscales, como para intentar que la seguridad pública sea efectiva, y favorece la desesperación y desconfianza de inversionistas que padecen robo y extorsión.
Mientras no resuelvan el enorme y oneroso problema del narcotráfico, imposible ver con optimismo el futuro de México. Don Winslow describe bien lo que nos afecta:
Orduña pronuncia un discurso junto a la tumba. Habla del carácter de Córdova, de su valentía, de su servicio, de su sacrificio. Una vez ha terminado, un anciano con un chaleco harapiento y un gorro de lana levanta la mano y pide permiso para hablar.
-Conozco a este hombre desde que era niño -dice el viejo-. Fue un buen muchacho y un buen hombre. Enviaba dinero a su familia. Murió por nuestra República. Nuestra República. No podemos entregar nuestra República a traficantes de drogas y delincuentes. Siento que este hombre haya muerto. Pero lo ha hecho contra esos animales. Es todo lo que tengo que decir.
Lorenzo Meyer -como los integrantes de la 4T debieran saber- olvidó que para tener futuro es necesario poner orden en las prioridades y resolver lo primero antes, no empezar con lo que va después. De lo contrario convertiremos a México en un narco Estado.
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@OrtegaGregorio