* ¿Estamos dispuestos a modificar nuestra idea de patria, nuestro concepto de identidad, para sumar a la República y cobijar en el territorio nacional a los que nos resultan ajenos? ¿Resiste la economía nacional o crecerán los programas sociales? ¿Dará el nearshoring para emplear a los nuestros y a los otros?
Gregorio Ortega Molina
Es cierto, la migración se propicia por la violencia, aunque es preciso reconocer que su motor principal es la economía y el reordenamiento que de ésta se hace en el mundo. Quizá sobre la prescripción divina, los hebreos salieron huyendo de Egipto por razones económicas y sociales. Necesitaron sentirse vivos, disponer de su espacio, de un hogar propio, y dejar de ser esclavos.
Huyeron a la Tierra Prometida para construir su futuro, pero al llegar tuvieron su propia diáspora. El pueblo elegido se dispersó en 12 tribus, y, es cierto, se dispersaron por el mundo. Hay hebreos en los cuatro puntos cardinales.
A las razones económicas de antaño, combinadas con las complicidades políticas que sus líderes establecían con los señores feudales o los gobernantes, hoy es preciso añadir un tema que consideran primordial: seguridad jurídica, y creo que ésta, además de la propiedad, incluye la nacionalidad, aunque en el fondo sienten que Israel, la Tierra Prometida, los llama.
¿Qué estamos dispuestos a hacer, como sociedad mexicana “no confrontada”, para cobijarlos? La respuesta del gobierno nos quedó clara durante la noche de Ciudad Juárez -en anuencia a los mudos acuerdos entre Estados Unidos y México-: inhibirlos con la decisión de incinerarlos vivos.
Dejar en libertad al sonriente Francisco Garduño Yánez no habla bien de nuestra procuración y administración de justicia. Poco importa si él dio la instrucción o no, es el responsable de lo que allí ocurrió.
¿Estamos dispuestos a modificar nuestra idea de patria, nuestro concepto de identidad, para sumar a la República y cobijar en el territorio nacional a los que nos resultan ajenos? ¿Resiste la economía nacional o crecerán los programas sociales? ¿Dará el nearshoring para emplear a los nuestros y a los otros? Quizá el ganón sea el narcotráfico, pues tiene clientela en abundancia para contratar sicarios o, de perdida, halcones.
Un querido amigo que vive en Tijuana, me dice que el panorama para los migrantes es desolador y sin esperanza, salvo la tergiversación de su proyecto original al emigrar, el torcimiento de su moral, y dedicarse a delinquir para no ser avasallados por su realidad, que no la de México, aunque quién sabe.
¿Cuántos cadáveres más necesitamos, para darnos cuenta de que el proyecto de nación mexicano no existe?
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