* El proyecto educativo de la Revolución desbarrancó con la primera reforma al tercero constitucional. ¿Cuántas van? Sólo dos únicos verdaderos impulsores: José Vasconcelos y Jaime Torres Bodet, lo demás son “manuelas” mentales
Gregorio Ortega Molina
¿Qué pretendió Mao con la Revolución Cultural, la impresión de millones y millones de ejemplares del Libro Rojo y las proclamas cotidianas en contra del aburguesamiento? El resultado está a la vista.
Las naciones -menos en época de globalización de las ideas a través de la comunicación en tiempo real- no pueden aislarse. El adoctrinamiento de los maestros se quebrará en cuanto los “alumnos” abandonen las aulas y se pierdan de los ojos inquisidores de los profesores -o de los integrantes de las guardias comunitarias y/o servidores de la nación, pues aspiran a crearlas-, en cuanto usen sus celulares o escuchen las conversaciones ajenas, equivocadas o no, acerca de lo que ocurre en su familia, su ámbito, su colonia, su ciudad.
“¿De dónde vienen las ideas justas? ¿Caen del cielo? ¿Son innatas? No. Sólo pueden provenir de la práctica social, de tres maneras de práctica social: la lucha por la producción, la lucha de clases y la investigación científica”, dijo Mao en mayo de 1965.
¿En cuántos años China se convirtió en la potencia económica que hoy es? ¿Cuántos requirió para transformar el rostro de ciudades como Shanghái? ¿Cuántos millonarios tiene entre sus habitantes, y cuántos se quedaron convertidos en mera fuerza laboral, para cumplir el primer precepto de esa perla maoísta: la lucha por la producción? Algún pálpito motivó a los ingleses para decidir, sin más, la salida de Hong Kong.
¿Educación primaria sin grados? ¿Proscritas las matemáticas y la biología, porque son materias neoliberales? ¡Vamos!, ni convirtiendo el uso de Internet en un instrumento clandestino de comunicación y conocimiento. En Cuba, con tan pocos habitantes, no lograron erradicarlo.
Me recuerdo de las aulas presentadas en los programas de televisión, donde en el mismo salón de clases el maestro debió atender los requerimientos educativos de los alumnos de primer grado, que de sexto. ¿Es el camino elegido? Quien tiene las respuestas correctas es la patrocinadora única de Marx Arriaga, lo demás es cubrir la verdad de las aspiraciones de figurar en la historia, con un velo de mentiras que ya muy pocos compran.
El proyecto educativo de la Revolución desbarrancó con la primera reforma al tercero constitucional. ¿Cuántas van? Sólo dos únicos verdaderos impulsores: José Vasconcelos y Jaime Torres Bodet, lo demás son “manuelas” mentales.
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@OrtegaGregorio