* Además le colgaron de inmediato el milagrito de llegar a la presidencia de la Cámara Alta, por ser culpable de portar suegro prohibido
Gregorio Ortega Molina
Observar el desarrollo de las sesiones en el Senado de la República durante el actual periodo legislativo resultará interesante, por el nombre del presidente de esa Cámara, por sus antecedentes políticos y sus relaciones afectivas, anímicas e institucionales.
¿Cómo le fue con la Ley Anticorrupción? ¿Estamos los mexicanos satisfechos con los resultados de los legisladores de ambas cámaras? Vicente Fox, tan pintoresco y viperino como de costumbre, definió con exactitud lo que es la 3 de 3. ¿Y lo demás?
Pablo Escudero, quien continuará presidiendo la Comisión Anticorrupción, transitará su presidencia del Senado por una vereda angosta y sin oportunidades de brillar, porque la mayoría de los mexicanos consideramos que el problema de urgente solución -para que todo lo demás se empiece a componer- es sancionar duramente la manera en que el dinero cambia de manos con el propósito de acelerar trámites, obtener favores y contratos, conservar canonjías y torcer los fundamentos legales y constitucionales, y él no ha aportado nada para que ese pesado lastre deje de serlo.
La corrupción que mueve a México, la que sostienen que es correa de transmisión en los asuntos de poder, está garantizada por una impunidad que todo lo compromete, y precisamente es Pablo Escudero quien ha estado, durante los últimos cuatro años, a cargo de encontrar soluciones a ese flagelo, y lograr su instrumentación.
Además le colgaron de inmediato el milagrito de llegar a la presidencia de la Cámara Alta, por ser culpable de portar suegro prohibido, lo que será harto difícil de quitarse de encima, pues para ello no sólo requiere de verse hábil en cómo conduce las sesiones, sino también en la manera de buscar diálogo y soluciones y, sobre todo, en su aptitud para hacer que brille la comisión senatorial que también preside.
Pablo Escudero, quien además es miembro del PVEM, modelo de corrupción en las personas de Jorge Emilio González, el chamaco verde, y Arturo Escobar, a quien pescaron, literalmente pescaron, con la maleta en las manos, debe estar consciente de lo que sucede en México y en el mundo: “… Los niños mueren, asesinan y son asesinados. Cada vez se ven más Estados sacudidos por casos de corrupción política y económica…”.
¿Para dónde moverse? A Escudero le hubiese convenido que se olvidaran de él durante el actual periodo legislativo, pero los ojos del mundo político estarán atentos a su desempeño, para saber si es capaz de sobresalir sin necesidad de hacer visible la portación de suegro prohibido, y hacer olvidar su fracaso como presidente de la Comisión Anticorrupción. A lo peor por esa contingencia lo eligieron para presidir el Senado.