* Nadie quiere identificar el origen del problema, ni sus posibles derivaciones. Hay que escribirlo con todas sus letras: la corrupción es inherente al funcionamiento del presidencialismo
Gregorio Ortega Molina
Políticos y analistas, intelectuales y publicistas han limitado a lo pecuniario el flagelo de la corrupción. La amplitud que ha adquirido en México es de proporción bíblica: las instituciones, como los cuerpos, se corrompen.
La corrupción tiene otras manifestaciones, en las que el dinero no cambia de manos. Esos amigos y lambiscones de José López Portillo que se comportaron como los valedores de Leónidas Trujillo -en la narración de La fiesta del Chivo-, sólo recibieron honores y prebendas, quizá alguna embajada o consulado, o la ratificación en el gabinete.
En el tráfico de influencias, en los deseos desorbitados de poder, el sexo adquiere relevancia inusual, porque parece no dejar rastro y porque ya a nadie importa el género del compañero de cama. Es, también, una forma de humillar y sujetar voluntades, más controladora que el dinero, porque intervienen la vergüenza y la exhibición social transformada en degradación. No se requiere de los medios, mucho menos ahora que las redes sociales son la bocina que amplifica lo iniciado como rumor, y sustituye a la perfección al viejo método de boca-oído.
Además, me queda la impresión de que nadie quiere identificar el origen del problema, ni sus posibles derivaciones. Hay que escribirlo con todas sus letras: la corrupción es inherente al funcionamiento del presidencialismo.
¿Por qué? Es lo que aspiro exponer a satisfacción del lector, entre hoy y el viernes.
Para que el modelo político surgido de la Revolución funcionara de acuerdo a la idea que del poder y del gobierno se hicieron sus creadores, primero, y quienes han sido Presidentes de la República después, se requirió enriquecerla y perfeccionarla, con voluntad, facultades meta constitucionales y la creación de instituciones que le dieran el poder económico suficiente para hablarse de tú con los barones del dinero, acostumbrados a ningunear a los políticos, e incluso a los generales.
En la página del ICADEP del PRI encontramos la tarea que en ese sentido hizo el sucesor de Álvaro Obregón: “La figura de Plutarco Elías Calles es clave para entender la transición hacia el México moderno. Constructor de instituciones, durante su administración se fundaron el Banco Nacional de Crédito Agrícola, la Comisión Nacional de Irrigación, la Comisión Nacional de Caminos, la Dirección de Pensiones Civiles de Retiro, entre otras.
No hay que olvidar que un año después de dejar la Presidencia junto con otros importantes líderes, fundaría el 4 de marzo de 1929 el Partido Nacional Revolucionario (PNR), cuyos objetivos serían<<contener el desgajamiento del grupo revolucionario; instaurar un sistema civilizado de dirimir las luchas por el poder y dar un alcance nacional a la acción político-administrativa para lograr las metas de la Revolución Mexicana>>.
“Consagrado en el artículo 28 de la Constitución Política de 1917, sería con Plutarco Elías Calles que la idea de un banco central se pudo materializar. Coordinados los esfuerzos por su Secretario de Hacienda y Crédito Público, Alberto J. Pani, se convocó a la Primera Convención Nacional Bancaria (cuyo objetivo era hacer propuestas de legislación en la materia), se promulgó la Ley del impuesto sobre la renta, la Ley General de Instituciones de Crédito y se re-negoció la deuda externa.
“Finalmente el 1 de septiembre de 1925 se funda el Banco de México con el objetivo de regular la circulación monetaria, las tasas de interés y el tipo de cambio. La idea central de fundar el Banco Único de Emisión era terminar con la caótica pluralidad de emisiones de monedas y billetes de múltiples bancos comerciales; con lo cual puede considerarse se inicia la etapa moderna de nuestro sistema bancario”.
Plutarco Elías Calles pudo conceptuar y diseñar el funcionamiento del PNR, gracias a la fortaleza que las instituciones creadas durante su mandato dieron a la Presidencia de la República. Quizá pueda afirmarse que el presidencialismo mexicano se inicia debido al asesinato de Álvaro Obregón, la Cristiada y la creación del Partido Nacional Revolucionario.
www.gregorioortega.blog