* Debiera exigir al SAT -para no involucrar al Ejecutivo- hacer público y perfectamente desglosado y explicado con peras y manzanas lo que supuestamente adeuda su perseguido. Monto original, multas, recargos y demás. Salinas Pliego debe transparentar y difundir su mensaje fiscal, para que la sociedad, incluido el México bueno y sabio, pudieran aproximarse a una verdad, pues por el momento y como sucede en los juicios, es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Así está en su pleito con el Gobierno, y debe evitar que escale a disenso con el Estado
Gregorio Ortega Molina
Hasta el momento no existe un ser humano normal que haya vencido a la estructura del poder. Los argumentos y armas legales y extralegales de uno y otro difieren en peso e imagen. En este ámbito la realidad y la verdad -siempre ficticias- son propiedad del Estado.
Ricardo Benjamín Salinas Pliego adolece de la misma enfermedad de los que viven en la cúspide del poder: la sordera. Son incapaces de escuchar los disensos y se aferran a los conceptos por ellos cultivados con esmero, como cuando se afirma: el Estado soy yo. Hoy nadie lo dice, pero muchos o todos los que tienen responsabilidades de gobierno, en la sociedad y en la empresa, sienten que así es y así lo viven.
El gran enemigo de Salinas Pliego se llama Ricardo Benjamín, no es el SAT, ni Claudia Sheinbaum y mucho menos Andrés Manuel López Obrador, que lo engañó como a un chino, y por ello mismo contribuyó a su encumbramiento.
El propietario de Elektra tiene el argumento y las armas para vencer, se reducen a lo que su ex amigo Vicente Fox estatuyó y hoy no existe: la transparencia.
Debiera exigir al SAT -para no involucrar al Ejecutivo- hacer público y perfectamente desglosado y explicado con peras y manzanas lo que supuestamente adeuda su perseguido. Monto original, multas, recargos y demás, pues por algo Samsung se quejó. No puede olvidar que en el ámbito fiscal el gobierno, no el Estado, tiene la sartén por el mango. Impone sumisión a west point.
Salinas Pliego debe transparentar y difundir su mensaje fiscal, para que la sociedad, incluido el México bueno y sabio, pudieran aproximarse a una verdad, pues por el momento y como sucede en los juicios, es inocente hasta que se demuestre lo contrario.
La estrategia del (por el momento) supuesto acreedor fiscal es equívoca, porque no es capaz de escuchar en su entorno y a los suyos, y lo que tiene visos de verdad lo desecha. Es duro como patrón, agresivo y hasta ordinario, bien lo saben Nacho Suárez, Jorge Mendoza -en su momento Tristán Canales y José Ramón Fernández (quien tuvo le habilidad de engañarlo)-.
Puede ser zalamero. A las pocas semanas de haber ingresado a TV Azteca como director de información en Noticias, mostró le gentileza de invitarme a su mesa, cuidando de hacerse acompañar de un testigo. En algún momento me preguntó por qué no le hablaba de tú, como él me trataba. Mi respuesta fue clara: porque si me maltrata como a sus subordinados también le responderé de tú, y no de su. Nunca volvió a ser deferente. Se sirvió de una intriga de José Ramón Fernández – el pecado de codicia por el que el especialista en deportes y su equipo abandonaron la dirección de noticias, por abusar de su impunidad en la corrupción- para hacerme a un lado. Yo no metí la mano al cajón, ellos sí.
Solicité mi derecho de audiencia, y niguas, no sabe escuchar, sus decisiones son tomadas sin marcha atrás, y ni siquiera se detuvo a pensar en el proceder de José Ramón, quien terminó saliendo por piernas, por abusivo.
Así está en su pleito con el Gobierno, y debe evitar que escale a disenso con el Estado.
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Los lectores tienen su punto de vista en este agarrón entre antiguos cómplices. Les comparto una opinión:
Haberlo dejado de apoyar. En el pecado va la penitencia, votó por él, fue su asesor y se rajó ante lo evidente y por hablar de lo que suponen debería callar.
Más allá del pecado de Salinas está el mensaje hacia el empresariado mexicano e internacional.
Se puede hacer lo que se quiera contra cualquiera. El telegrama cifrado será devastador para los industriales, al igual que es para Samsung, Nissan o quien sea. Entonces, ¿cuál es pecado de Reforma? Cuál es el pecado de Samsung, Nissan, ATT, Telefónica y demás que huyen ya de este maravilloso país, el más democrático del mundo, con la mejor presidenta. El pecado es tener, lo que sea. pero tener. Así viviremos.
@OrtegaGregorio




