* A Sandra Cuevas le corresponde ser una víctima inteligente y estar dispuesta por luchar más allá de su derecho y libertad, porque puede -quizá deba- transformarse en ese símbolo de los abusos del Poder Ejecutivo y su 4T; la intransigencia de quienes mandan también se combate con dignidad y, sí, difusión en los medios
Gregorio Ortega Molina
No pudo elegirse mejor momento para reiniciar -extralegalmente y sirviéndose, de mala manera, de la fuerza del poder jurisdiccional- la disputa por el control territorial de la Alcaldía Cuauhtémoc. El botín tiene que ver con las aportaciones en dinero negro -tan necesario para el quehacer político- a que están obligados los informales y los integrantes de la delincuencia organizada que controlan vida y muerte en esa demarcación.
Repito, el momento es ideal, tan cercano al 10 de abril, lo que ofrece elementos -no dichos- reales sobre la conveniencia o los inconvenientes de acudir a las urnas. Ya sabemos qué es lo que les duele. Es necesario repetir ese desaire que lo sacó de su quicio y juicio, con el resultado de la consulta popular al juicio a los ex presidentes. Andrés Manuel no tolera que se le ignore.
Sandra Cuevas puede tener muchas debilidades -diagnóstico social y clínico de un amigo: “enloqueció, pero es increíble que haya golpeado y despojado a tres profesionales ella sola, le tendieron una trampa aprovechando su fama de mecha corta empoderada”- y cometer todos los errores para implementar las propuestas que la convirtieron en alcaldesa, pero ninguna de ellas colinda con el abuso de autoridad ni la fuerza física necesaria para agredir a los tres monigotes (pagados por alguien) que la acusaron de abuso de autoridad.
Quien más se exhibe en este trance de abuso de poder es la jueza Elma Maruri, pues hasta para los legos en materia de procuración y administración de justicias, es claro que el tema que pusieron debajo de su birrete y cubierto por su toga, es nada más un deseo de recuperar lo que perdieron en la alcaldía Cuauhtémoc, y así darse la oportunidad de vigilar de cerca las casillas que en esa demarcación se instalen este 10 de abril. Se exhibe, también, la manera en que la 4T (su líder Andrés Manuel, y sus subordinados del Poder Judicial) percibe y concibe cómo y por qué es necesario que ellos conserven la presidencia de México. Sin dinero negro imposible para ellos garantizarse la permanencia en el poder, y la realización del proyecto de su república bolivariana.
A Sandra Cuevas le corresponde ser una víctima inteligente y estar dispuesta por luchar más allá de su derecho y libertad, porque puede -quizá deba- transformarse en ese símbolo de los abusos del Poder Ejecutivo y su 4T; la intransigencia de quienes mandan también se combate con dignidad y, sí, difusión en los medios.
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@OrtegaGregorio