* Leonardo Sciascia ha quedado empequeñecido ante la febril imaginación política y social de Andrés Manuel. Ni que Consejo de Egipto ni que nada, armar la genial impostura de la 4T para tener comiendo de la mano a los votantes, es mejor novela que toda realidad
Gregorio Ortega Molina
¿Son suficientes 32 meses de espera para ver resultados tangibles, legales y estimulantes en el combate a la corrupción? La cierto es que la farsa de este programa de gobierno fue bien concebida y montada. Es la gran impostura de la 4T, pregunte, lector, a Irma Eréndira Sandoval, puede dar detalles.
Lo cierto es que Vicente Fox y Andrés Manuel se hermanaron en este estrepitoso fracaso, aunque de mayores costos económicos, políticos y sociales este segundo intento, porque además destruyó instituciones y favoreció confrontación y desarraigo.
Seamos sensatos e intentemos responder con franqueza a la siguiente pregunta: ¿Desaparecer el AICM en Texcoco nada más costó dinero? ¿A quién benefició anular un proyecto de dimensión internacional, tan importante que disminuiría la presencia de los aeropuertos de Atlanta y Panamá? Empiezan a aparecer las orejas de los verdaderos compromisos del señor Andrés Manuel, y no son, precisamente, con México y los mexicanos. Tienen aroma de Black Rock.
Conceptuó y desarrolló verbalmente la lucha contra la corrupción para supuestamente ahorrar recursos y, en realidad, desviarlos a sus programa sociales, garantía de su clientela electoral, de sufragios, de obsecuencia, de esa complicidad nociva entre el que se humilla para recibir y el que se ufana desde la tribuna por conceder, dar una merced a sus “mascotas”, como lo sostiene.
La manera en que decidió administrar los daños, establecer las culpabilidades, imponer las sanciones (si las hay) en el caso de la L-12, es indicativa de que, efectivamente, el combate a la corrupción es un rostro que permite ocultar la verdadera intención de su proyecto y compromiso, que consiste en disminuir a México en el ámbito continental, y convertirlo en un país de comercio y servicios, de maquila, ajeno a la creación de proyectos de desarrollo tecnológico e industrial, como se inició desde que apareció en el vocabulario de los economistas esa idea de la sustitución de importaciones.
Nos dejaron a medio camino, no somos autosuficientes en producción de alimentos, sino cada vez más dependientes, y en cuanto a desarrollo de Primer Mundo decidieron jalarnos de los pies al abismo.
Desconfío de los priistas desde que José López Portillo quiso administrar la abundancia y nada más heredó pobreza. En lo que a EPN se refiere, tuvo la oportunidad de iniciar y concluir el AICM desde el principio de su sexenio, pero debió amarrar sus corruptelas. De los panistas, ni hablar.
Sin embargo, es preciso subrayar que el AICM, destruido por AMLO, fue la puerta de ingreso a otro nivel de desarrollo, ahora pospuesto por al menos cuatro lustros, si no es que cancelado para siempre.
Leonardo Sciascia ha quedado empequeñecido ante la febril imaginación política y social de Andrés Manuel. Ni que Consejo de Egipto ni que nada, armar la genial impostura de la 4T para tener comiendo de la mano a los votantes, es mejor novela que toda realidad.
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@OrtegaGregorio