* Aclaro, me refiero a la reconstrucción de la República, cuyo tejido social sufrió estupro, y es desgarrado como himen de núbil mujer, como hicieran Los Porkis en Veracruz
Gregorio Ortega Molina
Las consideraciones que puedan hacerse quienes obedecen a una norma religiosa, les impiden aceptar o, al menos, comprender la ética exigida para garantizar el bienestar de la República. En política perdonar equivale a abrir la puerta a la traición.
La sociedad le ha perdonado latrocinio y pifias a los sucesivos gobernantes desde que la Revolución se hizo gobierno; gobiernos que sucesivamente han traicionado a los electores. Se pasan por el arco del triunfo las promesas de campaña y la honradez en el manejo de los recursos fiscales, que son el producto del trabajo de cada uno de los que pagan impuestos.
¿Quién o quiénes fueron sancionados pecuniariamente y con cárcel, por las consecuencias de los sismos de 1957, 1985 y 2017? Ninguno de los constructores o desarrolladores voraces, mucho menos esos funcionarios públicos que hicieron las inspecciones de obra por encima, y/o avalaron la calidad inferior en las especificaciones de construcción, o el llano incumplimiento de las normas establecidas por el gobierno para el cual trabajan. Esas complicidades han ocasionado muerte, dolor, amargura y desconfianza en las autoridades.
Pero lo mismo sucede con los ex gobernadores que durante sus mandatos se hastiaron de robar, si no para ellos mismos, sí con la consigna de reunir un “cochinito electoral” que les facilitara vencer en las urnas a quienes quieren quitarles esa oportunidad de seguir enriqueciéndose, porque todos son igualitos, esperan su turno en la mesa de la manteca, dijera Ricardo Garibay.
Naturalmente que reunir pruebas legales que permitan sancionar y encarcelar a los corruptos no es fácil, la impunidad estableció mecanismos idóneos para que puedan permanecer libres, o padezcan arresto sólo mientras los juicios se desahogan. Pero como apuntara hace unos meses, es momento de hacer justicia, más que de tener oportunidad de aplicar la ley.
Sin castigo no habrá reconstrucción. Aclaro, me refiero a la reconstrucción de la República, cuyo tejido social sufrió estupro, y es desgarrado como himen de núbil mujer, como hicieran Los Porkis en Veracruz.
Podrán iniciar ya el levantamiento de edificaciones para diversos fines, hacerlo no soluciona el verdadero, el auténtico problema. Las sanciones a los violadores de la ley han de ser lo suficientemente fuertes, deben caer sobre empresas y funcionarios públicos de renombre, para que el himen social pueda reconstruirse y avalar un nuevo proyecto de nación, iniciado con la transición tan pospuesta y escamoteada tras una alternancia dedicada al fraude y al latrocinio, que eso es lo que han hecho al llegar a gobernar.
Por el momento no hay proyecto, tampoco hay líder, vamos, el Legislativo escamoteó la posibilidad de reducir la fuerza y el orgullo de la partidocracia, con la complicidad de todos los diputados y senadores, plurinominales, o no.
Ruido del TLC y el ¿cretino? de Navarrete Prida
Desvergüenza y sumisión presiden las decisiones que atañen a la, hasta el momento, fallida renegociación del TLC. Pero quien logra el primer lugar en la tontería es Alfonso Navarrete Prida. Me hace dudar si no es un cretino, o sólo se somete por ambición.
Verá, querido lector, después de que el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, llamara a la conciencia de nuestros gobernantes para que se esfuercen en mejorar los salarios de los trabajadores, a fin de que todos ganen con la modernización del TLC, el ínclito secretario del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida, respondió -¿motivado por el orgullo lastimado o porque así se lo indicaron- que el alza a los ingresos no se da por decreto, y en entrevista con Milenio Televisión, explicó que la disparidad de los salarios entre México, Canadá y EU se debe a que en este país hay trabajadores poco capacitados, y no porque se busque mayor competitividad.
Miente este torpe secretario, porque la disputa es porque los obreros mexicanos -tan poco capacitados, según su sabia observación- producen autopartes y automóviles con calidad de exportación, lo mismo que electrodomésticos, televisores, arman equipos de cómputo, telefonía y mucho más. Tienen aquí trabajadores esclavos, y eso es trata generalizada.
¿Cómo lo sé? Por los medios y los índices salariales. Si mal no recuerdo la industria textil corresponde al ámbito federal, y sólo se enteraron de los y las costureras esclavas a las que retenían los pasaportes, cuando fueron informados de su muerte bajo los escombros.
Episodio que me recuerda el de los cadáveres de los narcos colombianos aparecidos en los casilleros de la PGJ. Tenían marcas de tortura. De no ser por el terremoto del 85, ni nos hubiésemos enterado, y Victoria Adato habría terminado su gestión.
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