* No hace mucho, durante el sexenio 88-94 nos ofrecieron el ingreso al Primer Mundo; ¿dónde estamos parados?
Gregorio Ortega Molina
La globalización también generaliza los malos hábitos, las triquiñuelas, las modalidades de corrupción. En Estados Unidos perdieron todas las nociones de humanidad expresadas en Ellis Island, nosotros las que nos hermanaron con los exilios español, judío, chileno y argentino. Gilberto Bosque hoy moriría del rubor.
¿Exagero? Analistas y defensores de los derechos humanos u organizaciones civiles se desgañitan porque Donaldo Trump instruyó a sus autoridades migratorias a desmembrar a las familias. Adultos por un lado, los hijos en manos del ICE y ¿quién sabe si de depredadores sexuales? Luego pegan el grito en el cielo por la pederastia de sacerdotes y prelados, pero resulta que los uniformados y con autoridad terrenal son peores que los prelados con piel de oveja.
Resulta que acá no cantan mal las rancheras los babeantes por comer carne joven, infantil diría yo; las sacristías están llenas de sobrinas de los curas, y las autoridades migratorias olvidaron todo rubor ante lo que hacen con los cuerpos de los migrantes. En el tema de la depredación sexual, el que no cae, resbala.
Efectivamente aquí también hace aire, como lo muestra la inequívoca información proporcionada por Édgar Corzo, quinto visitador general de la CNDH: “Igual que sucede en Estados Unidos, en México las familias de migrantes indocumentados también son separadas cuando son detenidas, por lo que es urgente buscar alternativas para evitar que los menores de edad en particular sufran esta situación.
“Hemos comprobado que (en las estaciones migratorias) hay una separación entre hombres y mujeres, y los menores normalmente son puestos con las madres, pero algunos menores de edad no acompañados se ponen en un lugar aparte. De acuerdo a nuestra legislación, ninguna persona menor de edad debe estar en una de esas estaciones”.
El visitador Corzo fue más allá y comentó que la CNDH encabeza un proyecto con investigadores de El Colegio de México y El Colegio de la Frontera Norte, para conocer de las condiciones en que regresan los migrantes deportados.
Afirma que <<no hay políticas públicas integrales y estables para dar respuesta a esto>>, por lo que es urgente que el gobierno de México diseñe un plan para atender a los migrantes deportados, tanto en la ayuda humanitaria inmediata que requieren en los primeros momentos de su llegada al país, como para garantizar su derecho a la salud, el trabajo, la vivienda y la educación.
Y me pregunto yo: ¿no se fueron huyendo de México porque el Estado y sus gobiernos se han mostrado incapaces de garantizarles los derechos que al regreso tampoco pueden desahogarles de la angustia de vivir? No hace mucho, durante el sexenio 88-94 nos ofrecieron el ingreso al Primer Mundo; ¿dónde estamos parados? Han transcurrido cinco lustros desde la muerte de Luis Donaldo Colosio y el adiós de Carlos Salinas de Gortari, bueno sería que nos explicaran qué ocurrió realmente, porque el impulso inicial del cambio se desarticuló y sólo conocemos la versión histórica de los vencedores.
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