* La cereza del pastel son el sector salud y los programas sociales. Recursos fiscales desviados o mal ejercidos o en sub ejercicio, sin contar que los plásticos (electorales) de los programas de bienestar nada producen, sino ese ensueño macondiano de que todo está bien y en paz, hasta que llegue el momento de saldar la deuda y conseguir más recursos para aliviar las exigencias de los viejitos y los becarios, sin fomentar el crecimiento económico
Gregorio Ortega Molina
Todo fin de fiesta es idéntico, poco importa si se trata de casa rica u hogar pobre, lo urgente es ocultar el desastre en que quedó la cocina y la peste que los invitados dejaron en los baños de visitas. Lo importante es vivir con intensidad la sensación de que todos quedaron contentos, tanto los de casa como los colados.
Para ellos, la 4T, lo relevante son las cuentas alegres, y publicitar que estamos a un tris de la independencia financiera de PEMEX, cuando en México se nota el fracaso de la paraestatal, y la incapacidad para diseñar y construir una nueva refinería que debiera estar produciendo, y lo único que saca a conocimiento público es que no refina ni un litro de gasolina.
Empeñado en cumplir totalmente sus compromisos transnacionales, el presidente de México aceleró la obsolescencia de la Terminal 1 del AICM, sin importar que su Felipe Ángeles no levante ánimos y mucho menos número de vuelos; en cuanto a lo que fue el proyecto de Texcoco, ¿alguien sabe a que grupo financiero le interesó enterrarlo? Y ni en cuenta de la enorme deuda contraída por ese desaguisado. Todo suma.
El ensueño que deja la salida de Iberdrola sólo añade cuentas alegres, pues la deuda acumulada de CFE es enorme, y ha de pagarse, lo mismo que pensiones del sindicato. Andrés Manuel López Obrador sabe que no puede confiarse en Manuel Bartlett Díaz, como lo constataron Miguel de la Madrid y Carlos Salinas. A él se le cayó y calló el sistema, y un poco antes se le murió el periodista Manuel Buendía.
La inflación crece, más por la inseguridad, los robos y la extorsión, que por falta de orden económico y los perniciosos efectos del superpeso en el crecimiento de las exportaciones. Cuesta mucho dejar en manos de los cárteles buena parte del territorio nacional, porque administran, pero no gobiernan.
La cereza del pastel son el sector salud y los programas sociales. Recursos fiscales desviados o mal ejercidos o en sub ejercicio, sin contar que los plásticos (electorales) de los programas de bienestar nada producen, sino ese ensueño macondiano de que todo está bien y en paz, hasta que llegue el momento de saldar la deuda y conseguir más recursos para aliviar las exigencias de los viejitos y los becarios, sin fomentar el crecimiento económico.
Debemos preguntarnos si las candidatas saben el trompo que se echan a la uña con sus aspiraciones, mientras el primer mandatario hace gira electoral paralela, quesque para tapar el ojo al macho con el fiasco del sector salud.
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