- * Como Carlos Salinas de Gortari no sabe descender, nadie lo hará bajar del pedestal que él cree merecer y que sólo existe en su imaginación; en cuanto a EPN, desconoce la grandeza que se requiere para preterir a su protegido y dar la batalla por México
- Gregorio Ortega Molina
En la obsesión por renegociar el TLC hay un contrasentido de efectos terribles para México: se fomenta el mercado internacional, pero el interno decrece, o es mínimo. Los problemas económicos están en el endeble comercio interno de los productos mexicanos. En los supermercados se venden más alimentos importados que nacionales, a pesar de que lo que carece de la calidad de exportación, aquí se queda y se pudre.
Lo que hasta ahora veo por parte de México en la renegociación previsible del TLC, es la edificación de una candidatura y, quizá, la permanencia en el poder de un grupo minoritario, muy pequeño, pero enormemente poderoso; nadie parece preocuparse porque ese renegociación corrija los errores de la primera y beneficie, todavía más, al país.
Renegociar sin obtener el compromiso del libre tránsito de personas, que puede iniciar con la desaparición de la humillación de las visas, será permanecer en la subordinación.
Es posible que lo que sugiero sea una barbaridad política, pero creo que el grupo de negociación del TLC debiera estar integrado por Carlos Salinas de Gortari (para que encuentre algo qué hacer en beneficio de México y deje de escribir mamotretos), Jaime José Serra Puche y Herminio Blanco, un trío que daría todo de sí por mejorar el proyecto original que los hizo trascender en el ámbito político nacional e internacional, y ser reconocidos como promotores del comercio.
¿Qué gana EPN? Por lo pronto, nada, lo que importa es que gane México, corregir el deficiente mercado interno, usar de los ingresos producidos por el TLC para recuperar la producción en el campo y proteger los afluentes de agua, mantenerla apta para consumo humano, pues si en un momento el “iluminado” JLP dijo que el mundo se dividía en los países que tienen, y los que no, pero en referencia al petróleo, con la futura escasez de agua, esa observación será una realidad y, por lo pronto, México es de los que tienen.
Pero como Carlos Salinas de Gortari no sabe descender, nadie lo hará bajar del pedestal que él cree merecer y que sólo existe en su imaginación; en cuanto a EPN, desconoce la grandeza que se requiere para preterir a su protegido y dar la batalla por México.
Michel de Montaigne escribió del trato merecido por los gobernantes: “Entre las leyes que atañen a los muertos, ésta que obliga a que se examinen los actos de los príncipes después de su muerte, paréceme de las más sólidas. Ellos son compañeros cuando no señores de las leyes; lo que la justicia no ha podido sobre sus cabezas, es razonable que lo pueda sobre su reputación y sobre los bienes de sus sucesores”.
Lo anterior explica la obsesión de Salinas por los mamotretos que le escriben y él firma, y el empeño de EPN por dejar en su lugar a Luis Videgaray Caso.
www.gregorioortega.blog