* No le den vueltas, el único y verdadero peligro para México es el presidente de Estados Unidos, ese mismo al que Luis Videgaray Caso le abrió la casa, nuestra casa, para lisonjearlo, y asegurarse así de contar con se “venia” para hacerlo presidente de esta aterida nación
Gregorio Ortega Molina
La incontinencia verbal de Donald Trump nos llevó a percibir su origen y destino: es discípulo mixto de José Stalin y Adolfo Hitler. Los extremos se muerden la cola, como las serpientes.
La vocalización de los hoyos de mierda me hace comparar la imagen de su sucia boca con esos “chiottes” públicos franceses donde has de rendir tributo a la naturaleza en posición de aguilita.
El tío Adolfo y el padrecito Stalin sólo se confiaban sus atrocidades a ellos mismos. Supieron, siempre, que el pez por la boca muere, como lo mostraron en los procesos de Moscú y el Gulag y en los campos de concentración.
Lo terrible para esa “basura blanca” que lo llevó al poder, es que toda su política está construida para destruirlos a ellos, desde el empecinamiento por desaparecer el Obamacare hasta la reforma fiscal, que hace más ricos a los mil millonarios sobre las espaldas de los jodidos. Sus jodidos.
No le den vueltas, el único y verdadero peligro para México es el presidente de Estados Unidos, ese mismo al que Luis Videgaray Caso le abrió la casa, nuestra casa, para lisonjearlo, y asegurarse así de contar con se “venia” para hacerlo presidente de esta aterida nación.
Cae en las redes y en los medios el agravio del “shit hole” al momento en que educo mi manera de ver el mundo político con los textos de E. M. Cioran, a quien en entrevista le preguntan:
-¿Es bueno para un político leer filosofía?
Él responde:
-Los políticos deberían leer a los filósofos. En la Antigüedad, los políticos eran filósofos. Transformar una obra en problema. Mitterrand no lee a los filósofos, es literato. Es un hombre bastante cínico, sin convicción profunda alguna. Francois Mitterrand no es un hombre de izquierdas, es un antiguo derechista. Pero es hábil, escéptico, cambia todo el tiempo, en todas las ocasiones, vive en el instante, en lo inmediato. Francois Mitterrand es un hombre culto, el único político de la CE que se interesa por los escritores personalmente. Prefiero infinitamente a un tipo como Francois Mitterrand, que cambia de opinión, a un ideólogo. Las catástrofes de la historia son provocadas por los que están demasiado convencidos. Hay que saber ceder.
Un jefe de Estado debe tener ideas relativas.
Francois Mitterrand no es un hombre de ideas, lo que cuenta es la situación. Todo es empírico. La habilidad te impide tener convicciones que puedan ser peligrosas, que conduzcan al fanatismo. Hitler era un caso patológico. Creía, el muy imbécil, en sus ideas.
Los que lo llevaron de la mano a la Casa Blanca deben poner cuidado, porque tarde descubrirán que sentaron en el Salón Oval a un alacrán que también se pusieron en el cuello, bajo la tela planchada de la camisa. No lo verán hasta que les inocule el veneno, llevándolos a la catástrofe, y al mundo con ellos.
www.facebook.com/ortegamolina.gregorio y www.gregorioortega.blog