* La corrupción ha permeado todos los ámbitos, incluido el de las Afores y el de la conciencia de los funcionarios cuya obligación y mandato constitucional es garantizar un digno vivir de las pensiones
Gregorio Ortega Molina
Insatisfechos con lo que se llevan “legalmente” por los costos y comisiones autorizados por los servicios bancarios, los corruptos y corruptores de cuello blanco crearon el Cártel de las Afores, según denuncia de Darío Celis; la consecuencia es grave e inmediata: disminución creciente del financiamiento a las pensiones.
Como efectivamente están empeñados en una reingeniería social con la que intentan borrar lo que queda de la clase media, han destinado al país a convertirse en uno de miembros de la tercera edad jubilados y miserables, lo que abre más oportunidades a la contratación por parte de la delincuencia organizada: halcones, sicarios, vigilantes en casas de seguridad, mulas, secuestradores, extorsionadores. Pero se niegan a verlo.
Indican los análisis de economistas, sociólogos e integrantes de la OCDE, que el porcentaje de los recursos fiscales para financiar las pensiones en México, es el más bajo entre los países integrantes de la Organización, aun cuando menos de la mitad de las personas mayores de 65 años recibe una pensión, de acuerdo con ese organismo, al que el país pertenece.
Es sabido que la creciente demanda y la insuficiente transferencia de recursos para disminuir el déficit de los distintos regímenes pensionarios es, hasta ahora, el argumento central para promover reformas en los sistemas para el retiro, orientados a la gestión privada de estos recursos.
Para que nos percatemos del tamaño del problema y de su casi imposible solución, durante 2017 el gobierno federal erogará 720 mil 128 millones de pesos para cubrir pensiones, cuotas, aportaciones, subsidios y otras erogaciones de seguridad social que otorgan el Instituto Mexicano del Seguro Social, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado y el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas, entre otros beneficiarios.
El único gobierno que encontró la manera de disminuir los efectos de la miseria causados por las insuficientes pensiones, es el de la Ciudad de México, pues en su Secretaría de Salud, a cargo de Armando Ahued, se implementó el programa Médico en tu Casa, que además de aliviar el flujo de demanda en clínicas y hospitales ya insuficientes, desahoga la necesidad de humanizar la atención a enfermos terminales, personas con diversas discapacidades e incapacidades que los imposibilitan para moverse, y otras verdaderamente miserables; por suerte y a pesar del desprestigio al término solidaridad, muchos ancianos se alimentan de la caridad de los vecinos y sobreviven debido al programa implementado por el doctor Ahued.
La corrupción ha permeado todos los ámbitos, incluido el de las Afores y el de la conciencia de los funcionarios cuya obligación y mandato constitucional es garantizar un digno vivir de las pensiones.
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