CIUDAD DE MÉXICO.- Sólo 5% de las empresas en el país, incluyendo pymes, cuentan con programas de Ética y Cumplimiento. La mayoría son empresas grandes o de origen extranjero, lo que las compromete, por lineamientos globales, a tener estos planes de trabajo, advierte Fernando Senties, director general de la consultora en ética organizacional, AMITAI.
El directivo asevera que una situación de estrés en la economía, como ocurre en la actualidad, crea presión en los empleadores, lo que se traduce en decisiones que a largo plazo pueden dañar la reactivación de sus finanzas y actividades, como el rescindir de personal.
Recientemente. AMITAI publicó el listado Empresas Éticas, en el que figuran organizaciones que impulsar el desarrollo de los valores al interior de la empresa y, de manera particular, durante la pandemia por Covid (Sars-Cov-2). En esta evaluación figuran compañías como Sanofi, Intel México, Uber, General Motors de México, ePesos, Peñoles y ManpowerGroup.
“La ética empresarial no es optativa, sino imprescindible, y tras la pandemia jugará el rol de estratégica para una mejor adaptación a la nueva normalidad”,
¿SOY UNA EMPRESA ÉTICA?
Fernando Senties, también autor del libro Ética en el combate a la corrupción: la pieza que falta señala que las siguientes variables, y preguntas, permite hacer una evaluación de cómo está la empresa en términos de fomentar el desarrollo de valores con sus colaboradores:
– Filosofía ética. Contempla la existencia de una visión y valores basados en principios morales promovidos de manera clara para el éxito, también plasman el compromiso de la alta dirección con esos valores así como las expectativas de los colaboradores para apegarse a ellos.
Preguntas para ver si se cumple con esto:
¿La empresa tiene valores claramente definidos que se dan a conocer a todos los colaboradores?
¿Hay consecuencias para quienes violan el código de conducta o actúan en contra de sus valores?
– Liderazgo Ético: a través de este indicador se evalúa la conducta de todos o de la mayoría de las personas en posiciones de responsabilidad, que inspiran a sus colaboradores con el ejemplo a seguir principios de integridad, responsabilidad, justicia, humildad y respeto.
Preguntas:
¿Los directores, gerentes y supervisores actúan acorde a los valores definidos por la empresa?
¿Los líderes son consistentes entre lo que dicen y cómo actúan?
– Promoción y vivencia de los valores organizacionales: sirve para medir si los colaboradores en todos los niveles y áreas viven los valores de la empresa de manera permanente, promoviendo una cultura de hacer lo correcto. Esto se demuestra en la manera consistente de actuar con sus compañeros, proveedores, competidores y clientes.
Preguntas:
¿La empresa se preocupa genuinamente por el bienestar integral de sus colaboradores?, ¿Considera que la empresa trata a sus proveedores de manera ética en términos de respeto y equidad?
– Interacción con la comunidad: refleja la voluntad de la empresa de participar activamente en ayudar a mejorar las condiciones de la gente y comunidades en las que tienen presencia, a través de acciones consistentes con esos fines.
Senties asegura que este último elemento suele confundirse con responsabilidad social, pero para responder al criterio ‘ético con la comunidad’, también hay que plantearse si la organización cumple con sus obligaciones laborales, fiscales, financieras, salariales.
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