Pablo Gato ha sido por demás generoso y amable al responder, casi a botepronto, a algunas preguntas en torno a su actividad y vida misma: el periodismo. Por él, habla su trabajo, ahora, en Univisión. El vasto y plural mundo informativo nos remite, desde Washington, ciudad en la que radica desde hace muchos años, a este gran profesional. Nacido en Sao Paulo, Brasil, de padres españoles, fue a vivir a España, donde estudió la carrera en Barcelona. Además es autor de tres novelas: Unidad 120050; El Plan Hatuey; y, Shinkiro: La última misión de Aritz Goikoetxea. No quiero omitir otras grandes pasiones como son los viajes y hablar con cuantas personas puede, donde puede. Además, el arte; la fotografía; y cazador de tesoros de diversa índole que dan luz a muchos acontecimientos y lo que somos desde los llamados mercados de pulga.
Por Carlos Alberto Duayhe
Pablo ¿cómo recuerdas tus inicios en actividades periodísticas?
-Comencé en periodismo en la escuela secundaria con una revista creada por tres estudiantes. Yo era uno de ellos. Tenía 14 años. A los 18 años ya estaba cubriendo la guerra civil en el Líbano como periodista independiente. Al finalizar la carrera de Periodismo en España, me mudé a EEUU y ahí empecé realmente mi carrera profesional en TV.
-¿Quiénes han sido tus maestros y compañeros fundamentales?
-Tuve la enorme suerte de comenzar mi carrera en periodismo televisivo en lo que se convirtió en el primer noticiero nacional de la cadena Telemundo en EEUU. Inicié como interno o becario hasta que finalmente conseguí un trabajo ahí. La empresa se llamaba HBC y digo que tuve la enorme suerte porque estaba repleta de profesionales de un talento descomunal. Aprendí muchísimo de ellos. Hubiera pagado por estar ahí. Algunos fueron Gustavo Godoy, Marlene May, Pedro Sevcec o Ricardo Brown, pero estos son sólo algunos nombres. El equipo era realmente extraordinario.
-¿Qué experiencias profesionales recuerdas con mayor presencia?
-Las que más te marcan son las guerras por motivos obvios. Tuve la oportunidad de cubrir muchas, como la guerra Perú-Ecuador; la revolución sandinista y la guerra con la “contra”; la guerra civil en El Salvador; la guerra civil en Guatemala; la invasión de Panamá; la invasión de Haití; la guerra en Yugoslavia y los Balcanes (Bosnia, Croacia, disturbios en Macedonia); la guerra en Kuwait; la invasión de Irak; la invasión de Afganistán; así como el intento de golpe de Estado en Rusia.
-¿A qué personas les tienes especial admiración o reconocimiento?
-A las personas que han dado su vida por ejercer el periodismo, en especial mis amigos. Aparte de ellos y a los que nombré anteriormente, admiré mucho al que pienso ha sido el mejor periodista televisivo que he visto en esta ciudad. Se trata de Tim Russert, el moderador del programa político de NBC “Meet the Press”. Ya falleció. No le tenía miedo a nadie, hacía las preguntas que tenía que hacer y se preparaba extremadamente bien para cada entrevista. No tenía ego. Él no era el protagonista. La protagonista era la noticia. Como programa de noticias, me parece que el mejor es “60 Minutes”. Para mí es la biblia del periodismo televisivo.
-¿Qué expectativas ves a tu carrera en la era digital?
Me parece que el periodismo es más importante que nunca. Nunca ha habido tanta información, pero también tanta desinformación y la democracia definitivamente no puede funcionar sin una prensa fuerte e independiente que cuestione el poder.
-Por último, Pablo ¿cómo aprecias las redes sociales?
Tienen muchas cosas buenas y muchas cosas malas. No pueden ser la única fuente de información para noticias. Hay que informarse en medios que demuestren su profesionalidad, objetividad y compromiso y que tengan periodistas preparados e independientes.