La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Hay karmas tan cabrones, que aún si voltear te conviertes en estatua de sal
El día de ayer, el columnista Salvador García Soto, comentó que al canciller Marcelo Ebrard se le ha visto ‘bajoneado y deprimido’, subraya el periodista que podría deberse al accidente de la línea 12 del Metro, mismo que afecta sus expectativas de ser candidato presidencial, de la 4T, en el 2024.
El periodista agrega que, con toda la experiencia y la cancha que tiene, es extraño que proyecte esa imagen. Y sí, no resulta lógico para un auténtico ‘traga sapos’.
En este sentido, el ex presidente del gobierno español, Adolfo Suárez, afirmaba que un político tenía prohibido deprimirse. De alguna forma, tiene la obligación de ser resiliente por motivos de sobrevivencia, valga la redundancia, política.
Como el titular de la SRE no se cuece al primer hervor, podemos inferir que más allá de las colapsadas trabes de Tláhuac, sobre su espalda debe pesar una sentencia secreta que lo obligaría a abdicar de sus pretensiones futuras.
¿Qué hay detrás de la Línea Dorada que emerge como maldición cada vez que el Chelito agarra vuelo?
¿Licitaciones amañadas, concubinatos infamantes, cofradías sexuales, nuevos ricos o qué?
Difícil obtener respuesta, lo cierto, es que se trata de un vergonzoso secreto de familia que tiene al combativo Ebrard melancólico, mientras la Sheinbaum, anda como campanita.