La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
La geopolítica junta a las antípodas y separa a los amigos, cuestión de preguntarle a los palestinos
La elección del brasileño Ilan Goldfajn, como nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, evidenció el desgarriate que hay en la Política Exterior de la 4T, el breve comunicado de la SHCP así lo demuestra.
En efecto, ante la derrota de su ‘gallo’, la dependencia presidida por Rogelio Ramírez de la O, lamentó (plañó) que “en las elecciones del BID continúe la política de más de lo mismo. Se eligió la propuesta del gobierno de Brasil, apoyada por el de Estados Unidos”.
Sin embargo, Gerardo Esquivel, sugerido al cargo por el presidente López Obrador, señaló lo siguiente, en redes sociales, sobre su adversario: “Es una excelente persona, con un gran bagaje técnico y una amplia experiencia”. Se portó a la altura, sin hacer berrinches.
Es necesario subrayar, que Esquivel fue designado una semana antes de las votaciones, después de que la aspirante original, Alicia Bárcena, declinara por ‘motivos personales’, aunque los expertos, señalan que la señora tenía clara la inviabilidad de su candidatura, así pues, prefirió hacer la graciosa huida.
El asunto, demuestra que más allá de las coincidencias ideológicas, hay intereses regionales, viene a cuento lo anterior, porque Argentina, cuyo presidente Alberto Fernández es amigo de AMLO, inclinó la balanza en favor del carioca (que ganó con alrededor del 80% de los votos), al retirar la candidatura de Todesca Bocco.
La enseñanza es clara, a pesar de existir 14 regímenes de izquierda en la región, Esquivel sólo obtuvo el apoyo de dos países y Goldfajn, impulsado por Bolsonaro, arrasó.
Con un presidente que no hace diplomacia y un Canciller ocupado en su precandidatura, no se podía esperar otra cosa. Se confirma, la peor Política Exterior, es la que se basa en los intereses domésticos de un partido político.