José Alberto Sánchez Nava
“Ginebra (17 de mayo de 2022) – Las 100,000 desapariciones registradas oficialmente en México son una muestra del prolongado patrón de impunidad en el país y de la tragedia que sigue ocurriendo cada día, advirtieron expertas y expertos en derechos humanos de la ONU.”
1.-En medio de una nación empapada por la incertidumbre y el dolor, las sombrías consecuencias de la política de seguridad pública del presidente Andrés Manuel López Obrador se vuelven más evidentes cada día. Mientras las ejecuciones y crímenes violentos se disparan a niveles inimaginables, la contención contra el crimen organizado se convierte en una ilusión inalcanzable cuya desesperanza se ve agudizada por la escalofriante amenaza de esas campañas electorales, en la que la candidata oficial del partido en el poder, asegura que habrá continuidad con un proyecto perverso de abandono social en materia de seguridad pública, en salud, y en educación.
2.-El mandato del presidente, enfocado en no usar la fuerza del Estado, ha dado carta blanca a los perpetradores para que actúen con impunidad, sembrando el terror sin temor a represalias. Las fuerzas armadas, en lugar de enfrentar esta ola de violencia, se encuentran realizando tareas para las cuales no fueron destinadas, como la construcción y administración de infraestructuras civiles, una desviación peligrosa de su propósito original desde el punto de vista Constitucional.
3.-El discurso oficial insiste en negar la eliminación de registros de desapariciones, pero la realidad desmiente estas afirmaciones. El reciente censo implementado por el Gobierno federal ha provocado un descenso en la localización de personas desaparecidas, un dato escalofriante respaldado por análisis exhaustivos. Las promesas incumplidas del presidente en cuanto a resultados para las familias de desaparecidos han generado una sensación de abandono y frustración. El nuevo censo, en teoría destinado a ayudar, ha demostrado ser contraproducente, reduciendo drásticamente las posibilidades de encontrar a seres queridos desaparecidos.
4.-A pesar de los constantes cuestionamientos y críticas, la administración se aferra a defender el censo, ignorando la angustia y el sufrimiento de los afectados. La actual titular de la Comisión Nacional de Búsqueda intenta justificar las cifras segmentadas, pero la verdad es que miles de personas continúan sin ser halladas, sumergiendo a sus familias en una agonía inimaginable.
5.-Las declaraciones oficiales de no borrar registros chocan con la realidad, evidenciadas por casos como el del hijo de Alejandrina, una madre buscadora que interpuso un amparo en contra de la eliminación del registro de su hijo desaparecido, pero descubre que no fue incluido a dicho registro, es decir, Juan Alejandro fue secuestrado y desaparecido en 2020, su madre quiso evitar que fuera borrado del registro nacional mediante un amparo, sólo para descubrir que, pese a la denuncia formal, no está incluido. La eliminación de este joven del registro nacional, a pesar de no haber sido localizado, contradice las afirmaciones del gobierno, generando desconfianza y desesperación entre quienes luchan por encontrar a sus seres queridos.
6.-El llamado desesperado del Gobierno a los familiares para obtener más información es un reflejo del fracaso de su estrategia. La falta de datos completos no debería ser una excusa para la eliminación de registros vitales. La sociedad demanda acciones concretas, no meras palabras. Por ello esa amenaza electoral de velar por la continuidad de un proyecto fracasado en materia de seguridad pública, cuyos efectos se ven reflejados en la abominable manipulación del censo oficial de desaparecidos en México nos lleva a una reflexión profunda, ¿Realmente lo mexicanos queremos esta continuidad?
7.-La crisis de desapariciones en México no puede seguir siendo minimizada ni tratada con negligencia. La búsqueda de soluciones reales, no discursos vacíos, es imperativa. Es hora de que el Gobierno asuma su responsabilidad, abandone la retórica vacía y actúe con determinación para resolver esta tragedia humana.
8.-El presidente López Obrador en sus últimos días que le quedan, debe abandonar la postura defensiva y enfrentar esta crisis con acciones efectivas. El dolor de las familias de desaparecidos no puede seguir siendo ignorado en aras de preservar una narrativa política. La verdadera grandeza de un líder no reside en negar los problemas, sino en enfrentarlos y solucionarlos con empatía y acciones contundentes. Es el momento de hacer justicia y de traer paz a quienes más lo necesitan en esta nación devastada por la incertidumbre y la tragedia.