Por María Manuela de la Rosa Aguilar.
A más de un mes que se desató por el ataque de Hamás a Israel el pasado 7 de octubre, la guerra que se desató parece que se extenderá por tiempo indefinido, toda vez que las partes se empeñan en una victoria sin importar las víctimas del pueblo palestino e israelita, donde, hay que señalar, no es una guerra entre palestinos e israelitas, sino la defensa de Israel por la amenaza de terroristas del grupo Hamás, que se apoderaron desde el 2007 de la Franja de Gaza, en donde miles de palestinos han tratado de vivir en paz, con ayuda internacional y 13 organismos de la ONU como UNICEF, UNRWA (Agencia para los refugiados palestinos), la OMS, PMA (Programa Mundial de Alimento, etc.; así como unas 75 ONGs como Médicos Sin Fronteras, World Central Kitchen, del chef español José Andrés, Save The Children, etc.
Y cabe decir, que sólo la ONU ha destinado alrededor de 350 millones de dólares al año para proveer alimentos, protección, cuidados médicos, albergue, agua, saneamiento a una población de alrededor de un millón de palestinos, recursos que en su mayoría, un 77%, se han destinado a la Franja de Gaza, sin que se hayan visto reflejados en una mejora de las condiciones de vida de la población, puesto que el grupo Hamás se ha apropiado de la mayoría para sus fines; y, eh aquí la respuesta a la construcción de su súper infraestructura bélica con alrededor de 1,300 túneles tácticos que en esta guerra les han sido de gran utilidad, porque es un desafío para las tropas israelitas, que pueden ser emboscadas con relativa facilidad, complicando su incursión en la Franja de Gaza.
Y la población civil ha llevado la peor parte, pues la gran mayoría se ha quedado sin hogar y sin nada; se contabilizan 13,000 palestinos muertos, 4,000 de ellos niños, así como 1,400 israelíes. Tanto unos como otros están atrapados en ese territorio, mientras que se ha dado un curioso fenómeno, que últimamente ha llamado la atención de las autoridades en Finlandia, pues normalmente recibían unas 10 solicitudes mensuales de asilo, pero en los últimos días han sido unos 280 indocumentados provenientes de Medio Oriente y de África, que podría tratare se terroristas y esto ha dado lugar a un enfrentamiento con Vladimir Putin, quien se dice que promueve esta migración desde su frontera.
En los últimos años en Europa se ha detectado una creciente oleada de inmigrantes sospechosos de terrorismo en todo el continente, por lo que no extrañan los ataques terroristas que han sufrido varias ciudades, sobre todo Francia y Bruselas. Debido al riesgo latente, los países de la UE han impuesto nuevos controles fronterizos, aunque tal vez la medida se haya tomado demasiado tarde, pues para que nos demos una idea, sólo en el 2021 se dieron casi tres millones de permisos de residencia, la mayoría provenientes de países del Medio Oriente y de África. Si la población de la UE es de alrededor de unos 500 millones de habitantes, con el alto índice de natalidad que esta población inmigrante mantiene, de al menos 4 hijos en promedio, en tres años la población inmigrante es ya de cinco millones, así que en menos de 10 años la población de origen no europeo sería una mayoría, con la consecuente problemática de inculturación y cambio de paradigmas, no sólo en el plano social, cultural, sino religioso, y sobre todo político; y si aunado a ello consideramos que dentro de esa población inmigrante se están filtrando terroristas, la perspectiva para la seguridad global, no sólo de Europa, es poco alentadora y el terrorismo puede extenderse de manera insospechada.
Es prioritario que este riesgo para la seguridad regional y global se atienda, pues mientras mueren miles de inocentes, tanto palestinos como israelíes, unos pocos aprovechan para extender el terrorismo en el mundo. Ya han dado muestra elocuente de sus acciones en Europa. Y Estados Unidos es un blanco muy deseado, en donde los grupos extremistas tienen puesta la mira. El pasado 16 de noviembre El director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Christopher Wray, informó al Congreso que Estados Unidos se encuentra en un estado elevado de amenazas terroristas debido al conflicto entre Israel y Hamás, y reconoció que otra de sus áreas de mayor preocupación es la frontera entre Estados Unidos y México.
El riesgo de esta amenaza se ha elevado debido a la guerra en Israel y de acuerdo a informes de inteligencia, hay personas potencialmente asociadas con el grupo Hamás; ya el FBI ha expresado su alerta por los extranjeros que cruzan desde México y que no son detectados por la Patrulla Fronteriza, cuyo número asciende a alrededor de 1.8 millones de migrantes, desde el inicio de la administración Biden, en enero de 2021. Debido a lo cual ya están actuando 56 fuerzas de tarea antiterroristas.
Hay que considerar que la muy eficiente propaganda de los grupos terroristas piden a sus seguidores que con sus propios medios vayan a los países europeos, se infiltren en su sociedad y cometan atentados terroristas lo más mediáticos posibles, por lo que muchas personas ya radicalizadas han cruzados las fronteras, se han instalado con un perfil bajo en el país de acogida; y sin importar cuanta ayuda reciba y sea bienvenido, el odio inoculado con antelación durante su adoctrinamiento, lo hará cometer los peores crímenes contra quienes le dieron la oportunidad de una mejor vida, porque la ceguera que produce esta manipulación de la conciencia es la fuente de su poder.
Y existe un agregado más para su reproducción social, las segundas y subsiguientes generaciones de los hijos de inmigrantes en las ciudades europeas, ya que por decisión propia viven apartados en sus comunidades, que son cerradas e impermeables a la socialización e integración cultural, sobre todo por sus creencias religiosas, generalmente tergiversadas en su fundamento teológico, por lo que son muy vulnerables a la captación por parte de grupos radicales para su reclutamiento en grupos terroristas, en donde sienten que hay una salida a su proyección personal, donde encuentran su sentido de pertenencia y se sienten identificados, pues crecen con un sentimiento de exclusión por no compartir la misma cultura ni los mismos valores, incluso contradictorios por el choque cultural Oriente-Occidente, que no logran superar.
Aparentemente en México y América Latina no se presenta el peligro, lo cual es totalmente erróneo, pues hay una creciente actividad encubierta del Ejército revolucionario de Irán, que, a través de las diversas embajadas de ese país en los países de la región, han incrementado sustancialmente su personal diplomático, estableciendo supuestos centros culturales, dedicados subrepticiamente al adoctrinamiento de la población americana.
En la guerra de Israel hay mucho más en juego que la exclusión de los palestinos, que al final, sin ser parte realmente, irónicamente han sido las mayores víctimas de Hamás, que supuestamente lucha por su libertad. Pero las ideologías destruyen más que las armas.