Juan Luis Parra
En México las bombas políticas no caen del cielo. Se avientan en las benditas redes sociales. Y la última la lanzó Simón Levy en la charla con Carlos Alazraki. No es cualquier loco, como nos quiere hacer creer Sheinbaum en su mañanera de ayer: fue subsecretario de Turismo de López Obrador… durante cuatro meses. Luego salió corriendo, según él, por “corrupción, improvisación e imposibilidad de hacer las cosas bien”.
La conversación, porque llamarla “entrevista” sería generoso ya que Alazraki es muchas cosas pero buen entrevistador no, fue un festín de acusaciones y teorías. Vamos por partes, porque aquí no se trata de creerle o no a Levy, sino de poner sobre la mesa lo que él dice… y lo que eso implica.
Primero, la foto de Andy en Tokio.
Levy asegura que no fue un turista chismoso, ni la CIA directamente, sino una cacería bien armada: Omar García Harfuch, en coordinación con agencias gringas, localizó al hijo del presidente saliendo de Prada en Shibuya y ellos le tomaron la foto. El dato curioso: Andy había comprado un boleto comercial para despistar, pero voló en avión de la Sedena desde el hangar presidencial. Según Levy, todo fue una “trampa perfecta” de parte de Sheinbaum para seguirlo.
Andy y el huachicol.
Aquí Levy se pone agresivo: asegura que Andrés Manuel López Beltrán es “el delincuente número uno del huachicol en México” y que Marco Rubio va por él. Asegura tener testigos y pruebas, y pese la gravedad de lo dicho, no lo sustentó con las supuestas pruebas. Lo más jugoso: según él, Sheinbaum le está pegando al huachicol y a los laboratorios, presionada por Washington, lo que sería prueba de un distanciamiento real con el expresidente.
AMLO viajando entre Cuba y Palenque.
Nada de escondite. Levy afirma que el exmandatario se mueve alegremente entre su rancho y la isla, sin dejar de observar y mover piezas del tablero que dejó antes de dejar Palacio Nacional. Esto conecta con otra de sus acusaciones: que López Obrador intentó eliminar al Cártel de Sinaloa, amaestrar al de Jalisco y construir su propio “gran cártel” con el grupo Tabasco, en un esquema que incluso usaría a China para fines geopolíticos. Según él, desde ese sexenio comenzó a pasar material radioactivo por la frontera hacia EU como parte de una estrategia de desestabilización.
La presión de Washington.
Para Levy, los gringos ya apretaron las tres esquinas del triángulo: finanzas, política y familia presidencial. Mencionó que varios políticos, entre ellos Noroña ya tienen prohibiciones de entrada a territorio yanqui y habló de un cerco creciente, con el argumento de que México es un “asunto de seguridad nacional” por presencia de grupos como Hamas o Hezbolá en territorio mexicano. En ese contexto, recordó que en las raras manifestaciones “pro migrantes” en Estados Unidos, una plaga de banderas palestinas y de Hamas; el equipo de Trump acusó directamente a Sheinbaum y, de un día para otro, las protestas desaparecieron. Eso sí es comprobable.
La ruptura.
Sheinbaum, dice Levy, no romperá de forma abierta con AMLO hasta después de la revocación de mandato, pero los gestos están ahí: crítica pública a los lujos de Andy, cambios en la UIF, golpes a aliados del grupo Tabasco. Todo mientras juega el doble discurso: grita “es un honor” en plazas, pero negocia con Washington en privado.
Adán asesino y el CJNG
Uno de los puntos más impactantes es cuando Levy afirma con rotundidad que Adán Augusto ordenó el asesinato de la secretaria particular y de un asesor de Clara Brugada, y asegura estar “absolutamente convencido” de que mantiene vínculos con el Cártel de Jalisco desde que fue gobernador y secretario de Gobernación, algo que, según él, AMLO sabía perfectamente. Añade que el crimen buscaba golpear a Omar García Harfuch y que, casualmente, las cámaras del C5 se apagaron justo en el momento clave. Cuando hace esta afirmación, Alazraki se queda helado.
Pablo Gómez y Lozoya.
Asegura que la salida de Pablo Gómez de la UIF fue exigencia de EU porque no quiso investigar triangulaciones millonarias. Y que AMLO pactó con el abogado de Lozoya para que este no pisara la cárcel, pese a las pruebas de Odebrecht y Agro Nitrogenados. Un presidente que prometió cárcel para expresidentes… protegiendo a su exdirector de Pemex.
El plan Trump contra Morena.
Levy pronostica procesos penales contra figuras de alto rango de Morena, y que algunos serán declarados “traficantes y terroristas” para debilitarlos antes de 2027. Dice que Trump aplicará la misma táctica que usó contra Nicolás Maduro: asfixia financiera y judicial, sin intervención militar directa.
Los chapos y los mayos.
Según Levy, estos grupos han entregado a Estados Unidos videos, fotos y testimonios que fortalecen los casos, incluso sobre movimientos financieros de personajes como Alfonso Romo.
El saldo de la conversación es una colección de denuncias que, si fueran ciertas, dibujan un escenario de traiciones e intervenciones extranjeras. Si fueran falsas, serían un gran guion para Netflix.
Pero más allá de creer o no a Levy, lo inquietante es la precisión con la que mezcla datos, nombres, fechas y movimientos. Y el hecho de que todo resulte tan verosímil, cuanto menos es preocupante.