Claudia Rodríguez
En el 2018 la sociedad mexicana y sobre todo sus votantes fueron partícipes del tránsito de un gobierno de izquierda, luego de la estancia por décadas de la derecha en el Poder Ejecutivo de la Federación. Andrés Manuel López Obrador luego de dos intentos fallidos, había alcanzado por fin, la máxima magistratura de la nación.
López Obrador captó la esencia en su promoción electoral, que los mexicanos ante la debacle nacional, lo que requeríamos era que nos retornaran la esperanza para direccionarnos en el camino del bienestar, las oportunidades y el desarrollo, en pro de la gran mayoría de los gobernados, y así millones de mexicanos se volcaron a las urnas para votar por Andrés Manuel y toda la hueste de morenistas.
El triunfo electoral para Morena y su líder fue colosal y nada equiparable a lo que siguió.
Ya con el poder constitucional en las manos, el presidente de izquierda comenzó a particularizar la esperanza: para unas dádivas para otros nada; al grado de incluso arrebatarles lo que ya se habían ganado por derecho millones de mexicanos.
No sólo se trata de continuar con la política neoliberal de desaparecer las pensiones de los trabajadores jubilados y pretender que, con sus cada vez menos magros salarios, ahorren para su retiro; también abona a esta situación de crisis en ese renglón, que no hay plazas laborales y las que existen son muy mal pagadas, o el médico –por poner un ejemplo—termina realizando cualquier otra actividad para emplearse.
No hay presupuesto en este país para enfrentar las crisis nacionales, ni habrá en el futuro a no ser que ahora se les ocurra rifar hasta Palacio Nacional. La economía está estancada y no se requiere ser experto en números y finanzas, la sólo carestía doméstica y de muchas pequeñas y medianas empresas y negocios, detallan la fatalidad de la situación nacional en cuestión de dinero, recaudación y presupuesto.
Ni siquiera hay visos de erradicar la corrupción, más cuando los que más la practican, se sienten agraviados por la normatividad o amenaza de reducir sus salarios. Hasta el propio Andrés Manuel, se ha erigido como el perito que pone tope a la riqueza de cada individuo para mantenerse en la mediana austeridad.
Falló a los mexicanos la derecha y la izquierda, y hasta la esperanza fracturó irremediablemente ya que tampoco hay visos de frenar la violencia descontrolada.
actapublica@gmail.com
www.indicepolitico.com