C O N T R A P O D E R
JUAN ANTONIO TORRES
DECIA, el ex procurador general de la República, Oscar Flores Sánchez, que “une más la complicidad que la amistad” y no le faltaba razón.
¿A qué obedece nuestro adagio al inicio de nuestra columna?
A una sencilla razón, llevamos 15 días de campaña entre los diferentes candidatos a gobernador de Chihuahua y se ha hecho por demás evidente observar como priistas que mamaron a lo grande y se dieron de topes, cuando eran adoradores de la nómina, en el putrefacto sexenio de César Duarte, el hampón más grande que han tenido los chihuahuenses, con careta de gobernador, hoy se le ponen de tapete a la candidata panista a la gubernatura de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván, a la que le ven piernas de gobernadora, a la misma, que hoy le prenden velas, para que sustituya al actual titular del poder Ejecutivo estatal, Javier Corral Jurado, el mismo que la ha exhibido en innumerables ocasiones ante los medios de comunicación, por sus turbios vínculos con la nómina confidencial; un tinglado que tejió el ex gobernador de extracción priista, con recursos económicos superiores a los mil millones de pesos del erario estatal para sobornar a tirios y troyanos y tenerlos agarrados de las talegas, cuando ya se hubiera extinguido su mandato constitucional.
Hoy, ya no es una sorpresa ver como muchos duartistas, le hacen guiños, le ponen veladoras, se toman fotos con ella, se le ofrecen como meretrices de vulgar tugurio, se le hincan a la ex alcaldesa de Chihuahua, Maru “Moches” como ya le apoda el tejido social, al trascender un día sí y otro también todos los trastupijes que se le han detectado en sus buenos tiempos de diputada local del blanquiazul y también cuando fue la titular por casi cinco años de la presidencia municipal de Chihuahua.
Aun con toda la pestilencia, con todo el olor a estiércol, que ha generado la candidatura de Campos Galván, que ha sido denunciada por la administración del Nuevo Amanecer, que encabeza, el mandatario estatal, Javier Corral Jurado, y su alter ego, que despacha en la Fiscalía General del Estado, César Augusto Peniche Espejel, aun así, no son pocos los duartistas, que hoy le coquetean grotescamente, y se le ofrecen como operadores de su campaña, para enfrentar al enemigo que despacha en el palacio de gobierno, el mismo que ha tratado de desbarrancar a la cuestionada “servidora pública” que valiéndose de triquiñuelas ha evadido la acción de la justicia, difiriendo sus audiencias de formulación de imputación ante los juzgados penales.
Da risa como en días pasados, la diputada por la vía plurinominal, de extracción tricolor, Rosa Isela Gaytán, dio a conocer que se sumaba a la campaña de la abanderada panista al gobierno de Chihuahua, María Eugenia Campos.
Se sabe que la actual legisladora no solo fue colaboradora del ex secretario de Salud, Pedro Hernández Flores, en el área jurídica de la citada dependencia en el sexenio pasado, sino que se presume que fue “su terroncito de azúcar”, pero también su enlace de transferencias millonarias que le hizo a varias cuentas en bancos de la Unión Americana, a la todavía esposa del ex gobernador, Bertha Olga Gómez Fong, cuando todavía no eran prófugos de la justicia, ni el ex gobernador, ni su esposa, como tampoco, el ex secretario de Salud, quien se hizo millonario con la compra de medicinas del sector salud.
Rosa Isela Gaytán, no es la única que se ha sumado a la causa de la Maru “Transas”, sino hay muchos más nombres de ex funcionarios ligados al hampa organizada, que hoy ya reniegan de su pasado priista, que no su filia con el innombrable ex gobernador, muchos menos con la ex alcaldesa de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván, a la que le prenden incienso, le ponen velas blancas, para que no se le vaya a aparecer antes de las elecciones, el chamuco, en la persona de Javier Corral Jurado, que logre su cometido, la saque de la contienda, y la lleve al precipicio, que no sería otra cosa, más que la cárcel.
Hoy, los duartistas, sin su “líder moral” caído en un centro de reclusión de los Estados Unidos, desde el pasado 8 de julio, no voltean a ver a la candidata del PRI, Graciela Ortiz González, que sería lo más razonable y lógico, al contrario, la han ignorado, a la cual, no le ven la más mínima posibilidad de llevar a feliz término su periplo partidista el próximo 6 de junio.
Si no se le han acercado a quien fuera la secretaria de gobierno en la primera mitad del sexenio pasado, la cual hasta ahora no ha sido vinculada a temas de corrupción, que tuvieran como epicentro al ex gobernador, César Duarte, mucho menos se han aproximado a los otros candidatos a la gubernatura de Chihuahua, como son, Juan Carlos Loera de la Rosa y Jorge Alfredo Lozoya Santillán, de Morena y MC, respectivamente, que ven demasiado cercanos al actual jefe político de la entidad, Javier Corral, enemigo acérrimo de su ahora candidata.
Andan tan desesperados por agarrar un hueso en la próxima administración estatal, que no se han dado cuenta, que su proyecto político, con nombre y apellido y con color de partido, puede despeñarse en cualquier momento.
Si se están cayendo las candidaturas de Félix Salgado Macedonio, el violador serial de Guerrero, así como, Raúl Morón, el aspirante a gobernador de Michoacán, por no presentar sus gastos de precampaña, no tendría por qué dársele un trato distinto o preferente a una ex funcionaria que recibió sobornos millonarios, de un gobernante sin escrúpulos, que hizo y deshizo con recursos que uso como quiso y cuando quiso.
Se ve grotesco, como los duartistas, se le cuelgan hoy del cogote a Campos Galván, como chambistas, que le apuestan a que salve los diferentes escollos judiciales que le ha interpuesto la Fiscalía General del Estado, y que tenga la posibilidad de votar y ser votada en las próximas elecciones, y desde luego que gane la contienda, y de esa forma se blinde, obtenga el fuero constitucional, para que una vez ungida gobernadora constitucional, cobre venganza por todo lo que le ha hecho el gobernador en su afán misógino de descarrilarla, aducen los ahora neo maruquistas.
O sea, que se está juntando la uña con la mugre.
Para estos personeros les vale madre, perdón, por lo claridoso, la ética, la moral, los valores, los principios, la solvencia, la probidad, que debería enarbolar toda persona que tenga el privilegio de alcanzar una candidatura, más allá del partido.
Nombres me sobran, muchos de ellos me conocen, no les debo nada. Entiendo que anden tras la chuleta con manteca, pero se están pasando por el arco del triunfo, la transparencia, la buena fama pública, que debe de caracterizar a todo aspirante a un puesto de elección popular, más si se trata de un encargo de privilegio, como es una gubernatura.
Por eso decía líneas arriba, “la extraña simbiosis de Maru Campos y los duartistas”.
Debemos entonces de valorar y comprender, lo que decía a voz en cuello, el también ex gobernador de Chihuahua, Oscar Flores Sánchez, de que él, en su gobierno “no tenía amigos, sino cómplices”.
A la luz de los tiempos idos, esto se lo aprendió al dedillo el hampón de siete suelas de César Duarte, quien como requisito sine quanon, les exigía a sus colaboradores como primer requisito o primer mandamiento que supieran delinquir o robar.
Y mire usted, cuanto pillo se graduó con honores en ese régimen. Unos en la cárcel, como el capo, César Duarte, y otros en fuga, como Sergio Martínez Garza o el propio, Manuel Russek.
María Eugenia Campos, júrelo usted que esa lección la tiene bien aprendida, por eso los está recibiendo con los brazos abiertos.
La candidata del PAN, está recibiendo toda clase de escombro, revuelto, desperdicio, basura, después de todo ella no puede presumir que se parezca a la Madre Teresa de Calcuta, sino más bien, a una mujer que busca el poder para satisfacer sus inconfesables ambiciones y cobrar revancha llegado el momento de sus feroces perseguidores, llámese Javier Corral o César Peniche, bajo el falaz argumento que ella “tiene la conciencia limpia”.. Pero las manos por demás sucias, llenas de excremento..
Una “servidora pública” de la moral distraída y de la pureza de la intención.
Mejor dicho una panista más, que se da golpes de pecho, exhibida hasta el hartazgo por otro panista, pero que se presume y se asume impoluta y lo que le sigue… inmaculada….
La ex alcaldesa de Chihuahua, María Eugenia Campos cree, jura, que los ciudadanos de bien que son la inmensa mayoría en la vasta entidad, le van a perdonar todos sus actos de corrupción, en los que se destaca su mecenas, César Duarte, “porque son una invención del gobernador Javier Corral”…
No ha valorado que esa narrativa ya se gastó, ya no se la tragan los futuros electores… que recuerde como se desplomó el ex candidato presidencial, Ricardo Anaya Cortes, cuando le llevaba la delantera a AMLO en los comicios del 2018 y como terminó literalmente huyendo del país…..