FRANCISCO RODRÍGUEZ
Cuando cayó el telón sobre Jean-Baptiste Poquelin, a quien conocemos como Molière, el enorme comediógrafo que en ese momento representaba su propia obra El enfermo imaginario –aquél, aquejado de un dolor mortal– expresó: “la farsa ha terminado”. Unas horas después, acostado en su lecho final, Molière pasaba a la historia de los imprescindibles.
Su epitafio, redactado por él mismo, dice: “Aquí yace Molière, el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien”. Los hombres públicos y los actores, que no son lo mismo, pero son iguales, tienen un gran parecido. Claro, los hay de varias estofas, pero en el fondo, escenifican su propia obra.
En 1673, representando su propia gran obra, la más genial de todas sus creaciones, Molière ya no aguantó más y, bueno, bajó el telón. Sus palabras finales, “la farsa ha terminado”, se aplican en todos los renglones de la vida y, claro, la política a la mexicana no es la excepción.
Su fama, originada en sus sátiras acerca de la corrupción de la sociedad y de la monarquía francesa, creció exponencialmente al mismo tiempo que su obra era prohibida por órdenes del Estado. “Un demonio en sangre humana”, sentenciaron los sínodos de aquél tiempo. Prefiero un vicio tolerante a una virtud obstinada, había dicho. La hipocresía es el colmo de todas las maldades.
Equivocada de pé a pá la lucha contra la pobreza
El telón cayó, inexorablemente. Así como cayó hace unos días sobre nuestros standuperos –los que actúan desde una tarima en Palacio Nacional– entre otras razones por un escrito publicado por el ex secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa, donde comprobó que el programa económico neoliberal era absolutamente igual al del nuevo régimen, si lo hubiera.
Desde ya tenemos que aceptar que nunca llegó un cisne negro, sino un simple pato criollo. Junto a los comediantes, el Estado abdicó en todos los temas sensibles que hubieran significado el parte aguas de un nuevo régimen. Triunfó lo anterior. La Cuarta Transformación reculó hacia destinos impredecibles. Se impuso la costumbre de siempre.
El más autorizado para decirlo, se pregunta: “¿Aprobaría la Cuatroté un examen basado en el Consenso de Washington? Yo creo que sí, pero de panzazo. La única diferencia reside en que hoy las transferencias monetarias a segmentos de la población se hacen sin cortapisa ni condicionamiento alguno…
… esto sí que va en contra de los cánones económicos sugeridos por, entre otros, los tres expertos en combate a la pobreza que acaban de ganar el Premio Nobel. Esperemos, por el bien de todos, que el gobierno no se equivoque”, remató el prestigiado Urzúa, quien para colmo es profesor titular en varias casas de estudio.
Los pobres ya no querrán compadre que los ayude
Y es que lo que estamos viendo y oyendo todos los días hasta la náusea es inconcebible e inaudito en extremo. Una lucha por los pobres, dizque por el bien de todos, se está convirtiendo en el bumerang implacable… contra los que dice defender. Al paso de poco tiempo, los pobres no querrán compadre que los ayude.
Una honestidad valiente que pega en los fundamentos de la estructura productiva, sin empleos y sin inversión pública o privada que ya quebró al gobierno actual y de los próximos años, sin paralelo, sin freno y sin rumbo sensato. En once meses de orientarse por encuestas esto ya chupo faros. En once meses que sólo persiguen falsa popularidad para ensañarse con los de abajo.
Un gobiernito de malas parodias y peores chistes
“Por el bien de todos, primero los pobres” puede ser el epitafio chusco de esta representación bufa, improvisada, chocarrera. Nadie puede ni debe repartir lo que no tiene, argumentando que después crecerá. La suma de cero, da cero, pero para un país hambriento y deseoso de trabajo, esta puñalada puede ser mortal.
Entre el graderío, las trompetas anuncian hambruna, estanflación, devaluación inminente y más miseria, como en los peores guiones de lo más nefasto del neoliberalismo rampante. Apoyo extralimitado a los verdugos de siempre, cancelación de la soberanía y de la esperanza de ser mejores. Todo por no estudiar y hablar con la verdad.
Un gobiernito de malas parodias y peores chistes. Si hubieran aceptado que no podían, tal vez ahora fuera menos agrio ver al Titular, cogido de la manita con Peña Nieto, Calderón, Fox, Zedillo, Salinas de Gortari, Miguel de la Madrid y compañía, pasando a los umbrales de una historia traicionera que no queremos recordar.
Pronto surcará nuestros cielos la Air Force de EU
La farsa ha terminado, pero lo que vendrá, no. Los niveles de agache con los gringos seguirán su curso, con ímpetus renovados, ahora que los capos ya le tomaron la medida al imitador grotesco del Nazareno, impotente como el que más, sin dientes, ni apoyo militar para alguna acción trascendente.
Después de los amagos del Departamento de Estado, que emparejó como terroristas a los carteles de Jalisco, Sinaloa y los Zetas, identificando sus procederes con el Estado Islámico, Hezbollah, Isis y demás, no tardan en surcar nuestros cielos los helicópteros y aviones artillados para cumplir con una misión autorizada y permisiva.
Seguirán culpando a los que dicen que ya se fueron
¿Qué dirán los comediantes –ninguno de la talla de Molière— cuando a alguno de los vilipendiados periodistas se le ocurra preguntar “¿qué pasa aquí?” Lo de siempre, responderán con gracejos de mala factura que eso forma parte de los acuerdos del pasado neoliberal y entreguista, aunque les escurran lágrimas de cocodrilo. Y las encuestas cuchareadas aplaudirán la respuesta, esperando fervientemente el moche.
Igual que cuando ganen las elecciones intermedias a base de billetazos, o cuando enfrenten con sorna la delicada situación económica que se avecina, echándole la culpa a los que dicen que se fueron, y que hoy controlan el presupuesto nacional que, de existir, estará manejado por los capitostes neoliberales. Una burla total.
Cero empleos, y también, cero dignidad, cero patria
La suerte está echada, Alea jacta est. Y parece que ya no hay destino ni futuro independiente posible. Caímos en el túnel oscuro de la historia. Los usos y costumbres de siempre se repetirán con cinismo en nuestros rostros. El poco dinero que haya –para eso siempre hay– se ocupará en privilegiar los deseos de quien autoriza.
La suerte está echada. Alea jacta est. Y ni pa’ dónde hacerse. Hemos llegado a un lugar sin límites, gracias a la inoperancia de la honestidad valiente. Cero crecimiento, cero pesos, cero empleos, y también, cero dignidad, cero patria. Todo es parte de la misma farsa.
Todos los amlovers, mientras tanto, riéndose de la mayoría de la población, nosotros, ustedes y ellos.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Una gracejada reciente comparó a quienes nos desempeñamos en los medios de comunicación con perros a los que el standupero de moda habría quitado el bozal. Mal chiste. Siempre hemos existido los que ladramos y hasta mordemos a los dizque gobernantes que actúan contra el pueblo. El escribidor, por ejemplo, “ladra” y “muerde” desde 1977. Nadie le ha puesto bozal. Mucho menos bo$al.
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