HOMO POLÍTICUS
PAVE SOBERANES
- El Latoso y Ruidoso Vecino del Piso de Arriba
Es plausible la decisión de la presidenta Sheinbaum de asistir, aunque inicialmente como oyente y a invitación tácita, a la Cumbre de tres días del poderoso G7 este domingo, en Alberta, CA.
La participación de México representa un suministro de proteína geopolítica de poder, comercio y diplomacia, vía las siete economías globales más importantes del planeta.
Y también, en medio de tensiones diplomáticas —la Casa Blanca señaló a Palacio Nacional de incitar a protestas de inmigrantes—, porque asistirá el rudo presidente Trump que ya moviliza a tropas de marines en las redadas que se han intensificado las últimas horas.
El inquilino del 1,600 de la avenida Pensilvania en Washington lleva un portafolios repleto de temas —crimen, aranceles, remesas, justicia, comercio, migración, visas— y un objetivo de consabido electorerismo de beneficio personal y republicano: obtener una fotografía con la presidenta Sheinbaum, que la sola imagen con la mano derecha extendida —saludando ella o responder el saludo— simboliza el mercado de voto latino más grande de EEUU.
La agenda bilateral, es álgida. La misión mexicana no debe encuadrarse en temas de gobierno —la presidenta no se representa a sí misma ni sólo a su gobierno—, sino en el beneficio colectivo, oposiciones, polarización y fobias aparte.
El llamamiento a la mesura del claudismo a sus subordinados —Noroña lo es—, llega a tiempo y es indispensable para la cooperación no sólo con el latoso y ruidoso vecino del piso de arriba, sino en el concierto de las siete potencias económicas del mundo. La que no atendió la recomendación presidencial fue una consejera del partido gobernante, a quien regañó Christopher Landau como un padre lo hace a su hija malcriada. O como un embajador del país más poderoso a una aprendiz.
Las expectativas del encuentro Trump-Sheinbaum son altas, y así deben ser los resultados del lado mexicano. El posible pase de portafolios repleto de temas, de mano derecha a mano derecha, abrirá la posibilidad de medir por vez primera si Claudia Sheinbaum realmente tiene cualidades, habilidades y talentos de estadista o sólo anhelo para administrar políticamente un país.