Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
El anuncio del alto fuego “total” entre Irán e Israel fue hecho, como era de esperarse por Donald Trump (o Drumpf, como su teutón abuelo paterno), el mismo emperador que provocó la confrontación con su política de apoyo incondicional en todos los terrenos a Benjamín Netanyahu, el gobernante más democrático en Medio Oriente, según Washington y Bruselas, aunque ya superó los 17 años al frente de Tel Aviv. La Corte Internacional de La Haya lo define como criminal de guerra. Demócrata y criminal son como el agua y el fuego.
Los anuncios para no variar fueron por medio de mensajes en redes sociales, en Truth Social la de su plutocrática propiedad: “¡Felicitaciones a todos! Israel e Irán han acordado plenamente que habrá un alto al fuego total (en aproximadamente seis horas, cuando ambos países hayan completado sus misiones finales), durante 12 horas, lapso tras el cual se considerará que la guerra ha terminado. Oficialmente, Irán e Israel iniciarán el alto al fuego a las 12 horas y, a las 24 horas, el mundo anunciará oficialmente el ‘fin de la guerra de los 12 días’. Durante cada alto el fuego, la otra parte se mantendrá pacífica y respetuosa. Suponiendo que todo funcione como debería, que así será, felicito a ambos países, Israel e Irán, por su resistencia, coraje e inteligencia para poner fin a lo que debería llamarse ‘La guerra de los 12 días’. Esta es una guerra que podría haber durado años y destruido todo Medio Oriente, pero no lo hizo, ¡y nunca lo hará!…”
Es decir Donaldo Juan no sólo provocó la confrontación entre ambos Estados sino también la destrucción física de Gaza con su espantoso infanticidio y horrendo feminicidio, las agresiones militares, misilísticas y aéreas a Cisjordania, Líbano, Siria y Yemen con su desembocadura en Irán, sino que ya bautizó su magna obra pacificadora como la guerra de los 12 días, marca “Trump” como si fuera su torre de Nueva York y que pronto existirán en Medio Oriente, éxito que logró en una visita de Estado, pero él todo lo mezcla, como también hizo a un lado al Congreso para embarcarse en la costosa aventura de su hijo putativo israelita.
En medio del atropellado protagonismo del magnate inmobiliario, el canciller iraní, Abbas Araqchi se vio precisado a puntualizar que “no hay un acuerdo sobre un alto el fuego. La decisión final sobre el cese de nuestras operaciones militares se tomará más adelante”. Y condicionó que si Netanyahu cesa su “agresión ilegal” antes de las 7 horas de Israel o 7:30 horas de Irán, su país también pausaría sus ataques. Más tarde los medios estatales iraníes anunciaron que se impuso “un alto el fuego al enemigo tras la respuesta militar del país a la agresión estadunidense”, consistente en un ataque con misiles contra la importante base militar de Estados Unidos en Qatar, en represalia por el bombardeo estadunidense de sus instalaciones nucleares el domingo 22. Acción que no provocó ni heridos ni muertos porque Teherán avisó a Washington y los 10 000 soldados fueron desalojados oportunamente, gesto que mucho agradeció el guerrerista presidente que en las dos campañas por la Oficina Oval se presentó como pacifista impar.
El hecho es que predomina la desinformación al no conocerse todavía las condiciones que las tres partes suscribieron de espaldas a sus gobiernos y pueblos, y que en realidad son dos EU-Israel e Irán. Y lo obvio es que mientras no se aborden las causas que condujeron a la confrontación es imposible un alto al fuego duradero.
Acuse de recibo
De José Enrique Gonzáles Ruiz: “Nunca deja de contender con alguien; no para de lanzar amenazas a diestra y siniestra; se divierte faltando al respeto a cualquiera. Eso sí, nunca descuida hacer negocios en medio de las tempestades que desata. Así gobierna al mundo el emperador Donaldo Juan Trump. Recurre con frecuencia a su slogan de volver a hacer grande a ‘América’, pues ya considera el ‘maguismo’ como una corriente política que se aglutina en torno suyo. Su personal estilo de mandar son los ‘magazos’. Original, sin duda, el migrante de tierras germanas que no oculta su odio a otros migrantes (con singular emoción a los mexicanos). Ahora está en guerra abierta contra Irán, además de Palestina, Yemen y otros países que le desagradan quizá porque sus habitantes no son de pelo rubio. El trato con él debe ser sumamente difícil, ya que parece ser un supremacista no de pose sino convencido de su superioridad. Invoca en momentos estratégicos a la divinidad, con la que da la impresión de hablarse de tú y llevarse pesado. Su ‘Maga’ le sirve lo mismo para un barrido que para un regado. Lo usa para descalificar a un legislador republicano que señala que su guerra con Irán es violatoria de la Constitución estadounidense. También para ponerse de ejemplo ante gobernantes que, en su opinión, no están haciendo grande otra vez a su respectivo país. Aunque los resultados económicos de su gestión no avalan que él sí esté logrando el objetivo del que habla su programa…”
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