Astrolabio Político
Por: Luis Ramírez Baqueiro
“Cuanto más alto coloque el hombre su meta, tanto más crecerá”. – Johann Christoph Friedrich Schiller.
Por mayoría de votos, el Congreso de Veracruz aprobó modificar el Artículo 154 del Reglamento para el Gobierno Interior del Poder Legislativo, estableciendo un nuevo formato para las comparecencias de los titulares del Ejecutivo estatal y su gabinete, con motivo de la glosa del Primer Informe de Labores de la gobernadora Rocío Nahle García. La justificación oficial: “agilizar tiempos”, “reducir recursos” y “circunscribir los temas al ámbito de competencia” de cada funcionario.
En el papel, la medida parece razonable. Reducir el tiempo de exposición de los servidores públicos —a 20 minutos para su intervención inicial y 20 minutos para responder preguntas— podría derivar en sesiones más ordenadas y evitar los prolongados discursos o las confrontaciones estériles que con frecuencia desvían el propósito del ejercicio. Sin embargo, en los hechos, el cambio abre un debate más profundo: ¿la glosa se vuelve un ejercicio más eficiente o un mecanismo que limita el escrutinio legislativo?

La rendición de cuentas es el principio fundamental que sustenta la glosa del informe. Las comparecencias no son una mera formalidad, sino la oportunidad para que los representantes populares cuestionen, evalúen y exijan claridad sobre las acciones de gobierno. Al reducir tiempos y acotar los temas, el Congreso podría estar restringiendo, en la práctica, la posibilidad de profundizar en asuntos sensibles o de interés público que no siempre se limitan a la competencia inmediata del funcionario.
La reforma también impone que los textos iniciales se entreguen digitalmente y con anticipación, lo que en teoría promueve la eficiencia administrativa y la transparencia documental. No obstante, si la discusión parlamentaria se convierte en un trámite exprés, poco se avanzará en fortalecer la rendición de cuentas real. La transparencia no se mide en minutos, sino en la apertura con la que un gobierno acepta ser cuestionado.

La glosa del Primer Informe de Rocío Nahle, que se desarrollará del 18 al 28 de noviembre, culminará con su comparecencia ante el Pleno el 3 de diciembre.
Será el primer gran examen político de su administración, y también la primera prueba del nuevo formato aprobado por la LXVII Legislatura.
Si el objetivo es modernizar el proceso, el resultado debería ser un diálogo más ágil, pero no menos profundo. De lo contrario, la “eficiencia” legislativa podría transformarse en un blindaje político.

La glosa, más que una cortesía institucional, es un ejercicio democrático que debe servir para transparentar la función pública y no para reducirla a una agenda de tiempos. Porque rendir cuentas, en una democracia, nunca debería ser un trámite.
Al tiempo.
astrolabiopoliticomx@gmail.com
“X” antes Twitter: @LuisBaqueiro_mx




