Por María Manuela de la Rosa Aguilar.
La lucha por los territorios entre Israel y Gaza continúa, pero esta guerra arrastra a toda Palestina, aunque la franja de Gaza es controlada por Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica), el grupo terrorista yihadista, nacionalista e islamista que pretende imponer el Estado Islámico en la región histórica de Palestina, que comprende no sólo la Franja de Gaza, sino todo lo que hoy es Palestina, Israel y Cisjordania, incluyendo por supuesto Jerusalén, el epicentro histórico, cultural y religioso de tres grandes credos monoteistas: el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam.
Israel nunca permitiría que los palestinos dominaran este territorio y aunque ambos podrían justificar cierta legitimidad histórica para poseer el territorio, gana la fuerza del poder, pero aquí los equilibrios se rompen y el conflicto podría escalar porque ambos bandos cuentan con el apoyo de otras naciones.
Israel, que ha logrado dominar la región podría considerarse el más poderoso y cuenta con el apoyo de los estados Unidos y en general del mundo occidental, no sólo por las afinidades culturales y religiosas, sino por el poder económico que el pueblo israelita representa a nivel mundial, pues no podemos soslayar su gran influencia en la banca internacional, así como en la cultura y en la economía en general, puesto que desde hace siglos se han dedicado al comercio y a la banca, es la segunda potencia en tecnología del mundo y ningún otro país tiene tatas empresas de tecnología como Israel, por lo que es un referente mundial, en contra posición a Palestina, que es un país cuya economía se ha venido deteriorando día con día y desde el 2019 la economía se estancó y el desempleo disminuyó, llegando a un 50%, con lo que el nivel de pobreza supera el 53%, esto es debido principalmente a la ocupación israelita que ha aislado sobre todo a la Franja de Gaza, donde las condiciones han sido cada vez más alarmantes por las condiciones de pobreza extrema y por un escaso acceso a la salud y a la educación, ésta última también por las restricciones políticas de Hamás, que trata de imponer la sharia y el terror no sólo está dirigido a Israel, sino a su propia población. Así que estamos hablando de una polaridad muy marcada del estado socioeconómico de ambos territorios en disputa. Y a la fecha los palestinos dependen fundamentalmente de la ayuda internacional ara su subsistencia.
El principal apoyo con que cuenta Hamás es Irán, que ya se ha manifestado en contra de la respuesta de Israel a los ataques del grupo terrorista. Incluso su ministro de exteriores intentó hacer una visita a Líbano, pero tuvo que regresar tras la advertencia de los misiles israelitas, que fueron lanzados a inmediaciones del aeropuerto internacional Rafic Hariri de Beirut , en donde posiblemente iba a coordinar la participación del grupo terrorista Hezbolá (Partido de Dios), que surgió junto con Hamás, a partir de la ocupación militar israelí de Cisjordania, Jerusalén y la Franja de Gaza, aunque el grupo libanés es de filiación chií y Hamás sunita.
Pero también está Siria, aunque sumida en una guerra civil, que tiene como principal aliado a Irán; pero no debemos olvidar que en este conflicto el gigante persa envió dinero, armamento y combatientes, pero incursionaron otros actores para aumentar el caos, como organizaciones yihadistas extremistas con sus propios objetivos, como Estado Islámico (EI) y al Qaeda, que se involucraron y siguen ahí para tratar de imponer el yihadismo. Y por otro lado, Qatar, que por su rivalidad con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, apoya a Hamás. Por lo que los terroristas que controlan la Franja de Gaza cuentan con importantes apoyos de financiamiento y armas para combatir a Israel.
Estados Undios ya ha enviado dos transbordadores al mar Meditarráneo, como medida disuasiva. Por su parte el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres ha señalado las violaciones a los derechos humanos y al Derecho Internacional, en donde tanro el pueblo palestino como el israelita estña sufriendo las consecuencias, por lo que el representante de Israel en Naciones Unidas respondió indignado, sintiéndose aludido, aunque el Secretario General de la ONU hizo la aclaración respecto a su imparcialidad, Israel ha declarado ya que es su deseo eliminar a Hamás y en consecuencia a la poblaciòn de la Franja de Gaza.
Respecto a este conflicto la Unión Europea ha hecho varios llamados para que cese el fuego y se logre un acuerdo, pero ni Israel ni Hamás están dispuestos a ceder y los combates seguirán hasta que el que muestre mayor poderío logre vencer o el otro, tal vez el pueblo palestino, acepte su derrita con las consecuentes pérdidas de territorio, que es el objetivo central de Israel, desde su ocupación en 1967.
Pero una frase histórica refleja claramente el objetivo israelita: sucedió en septiembre de 1992, el entonces primer ministro israelí Isaac Rabin (asesinado por un judío extremista en 1995), comentó ante una delegación estadounidense: “Me gustaría que Gaza se hundiese en el mar, pero eso no va a suceder, así que hay que encontrar una solución”.
Y la ley del más fuerte seguramente se impondrá, a pesar de los llamamientos de la comunidad internacional y de los países civilizados.