Por Claudio De la Llata
El momento de la definición de México ha llegado, el momento de saber el rumbo del país también, el momento de saber de qué estamos hechos los mexicanos igualmente, y el momento de elevar una oración por nuestro país, ha empezado a correr.
Todo lo bueno y lo malo de la actual administración estará por verse, pero lo malo de todo esto es que, tal vez de llegar las cosas a un punto dramático, estaremos atados a un destino trágico por mucho tiempo, sin que nada ni nadie pueda evitarlo después…
Los últimos días de éstas tres semanas fatídicas están llegando a su desenlace, en medio de un clima de violencia vil, que no ha dejado de subir, vemos asesinatos a mansalva, de ejecuciones cosméticas, en donde las primeras víctimas son los candidatos de la oposición, y uno que otro inocente que tuvo el infortunio de pasar en medio de un fuego cruzado; y con ésta estampa, vemos llegar el día de la elección, con un nudo en la boca, y con el corazón entre las manos.
Difícilmente habrá otra oportunidad de buscar la alternancia, el momento del país es delicado; no hay presente, no hay futuro, y tal vez no habrá destino y casi nadie se ha dado cuenta de que no es momento de desdeñar las elecciones, no van a llegar los mismos a hacer lo mismo y sí habrá cambios, pero negativos, podríamos perder la libertad de expresión, podríamos perder el derecho a disentir, podríamos ver el inicio del ejercicio más cavernario del poder, en donde legislarían leyes que castiguen a los ciudadanos por disentir, por opinar diferente a lo que opinan los gobernantes, donde no haya órganos de control para ninguna autoridad; como el caso de Venezuela donde las últimas reformas de Nicolás Maduro, penalizan el neoliberalismo, y otras corrientes de pensamiento distintas a la gubernamental, penalizan la denuncia pública de malos funcionarios, aduciendo ataques al estado bolivariano, penalizan cualquier protesta en contra de cualquier mal servidor público, argumentando conspiración en contra del gobierno, y un sinfín de cosas que de verdad, los primeros chavistas jamás soñaron con algo así, y eran gente de la clase media, cuyos hijos hoy viven en la extrema pobreza.
Igualmente con miedo y angustia veo la sorna mexicana, encaminada por la 4T, en la que se burlan de las preocupaciones de los mexicanos pensantes por el porvenir, por el estado del gobierno y del país, los miembros de la 4T minimizan sus acciones frente al pueblo mexicano, buscando la despreocupación y la promoción de la más profunda de las apatías, con frases como el famoso “no pasa nada”, para pasar al “nada va a cambiar, todo va a seguir igual”, buscando con esto que la gente no salga a votar, para cumplir con su cometido, con el último acuño verbal circunstancial de las cosas “va a estar muy violento, no te vaya a tocar un plomazo, has lo que yo, mejor ni salgas”
La verdad en medio de esto; es de que, hay una gran movilización por parte de la gente de Xóchitl Gálvez, ya que saben dos cosas obvias: pueden perder, pero igualmente pueden ganar y su gran satisfacción es que las cámaras van a ser de la oposición, que el resultado intrínseco de todo esto, es de que gane o pierda Xóchitl, Claudia ganará tan sólo la presidencia y a duras penas, del poder legislativo se puede ir olvidando, -y en el fondo le conviene- pues ante la eventualidad de que pierda el poder legislativo, No habrá leyes mafufas que vuelvan invulnerable a López Obrador, y no sólo no se va a ir a la chingada, sino mucho más lejos, ya que su libertad estará en duda, y su destino puede ser Cuba, o bien Nicaragua, Bolivia y tal vez Venezuela(en el peor de los casos), y le alejará del ejercicio del poder, no habría maximato y Claudia podrá escribir su propia historia.
Por lo anterior, en el recuento final de las campañas y en las vísperas de las elecciones, cabe decir que todos los mexicanos están esperando a que sea el destino más que sus propias acciones el que actúe en favor de sus circunstancias, en el entendido que esa creencia, fe y esperanzas, están fundadas en castillos en el aire, que de no tomar acciones y votar, pudiera ser el fin del México contemporáneo que conocemos, para dar paso a un México bronco, que cumplirá desafíos y expectativas con una violencia feroz, pues ya despertado el “México bronco” nada tendrá límite, no habrá certidumbre más que para la desgracia, no habrá freno a ningún abuso bajo ninguna premisa.
Hay algo muy grave en medio de todo esto, que ni los asesores rusos, ni los asesores venezolanos, han podido vislumbrar: que el carácter explosivo de los mexicanos, es mucho más alto que el de los venezolanos, a los cuales amansaron a base de palos, pero habrá que decirle a esos señores, que se equivocan, a los mexicanos en la eventualidad de que los quieran agarrar a palos, van a acabar con todo a su paso, derrocarán al gobierno con facilidad, en el entendido de que la historia cuenta que cuando eso sucede, pasan décadas para que el país se calme.
Todos en México debemos reflexionar el rumbo que queremos para nuestro país, reconocer igualmente que habrá riesgos para votar en muchos de los casos sin duda alguna; pero igualmente en ésta reflexión debemos de entender, que es mejor correr un riesgo y salir a votar en un instante, que correr con una desgracia nacional toda la vida…
Finalmente, vale la pena correr el riesgo de salir a votar en tan duras condiciones de inseguridad, pues el resultado final será, el reflejo de la voluntad del pueblo, que busca y clama una alternancia, que sea la exploración de la búsqueda del progreso, la igualdad, la legalidad, la salud, el trabajo, la libertad, la justicia y la razón.