C O N T R A P O D E R
JUAN ANTONIO TORRES
En el juego de vencidas que han protagonizado, el mandatario estatal de Chihuahua, Javier Corral Jurado y la alcaldesa con licencia, María Eugenia Campos Galván, con miras a los comicios constitucionales del 6 de junio, muchas cosas se han ventilado, y todo dependerá con el cristal con qué se vean estas, para normar un juicio, frío, imparcial y objetivo; más allá de filias y fobias.
El reloj del inexorable factor tiempo, no se detiene con nada.
Y lo que no se puede eludir, es que estamos hoy a 24 días de que arranquen los periplos partidistas de institutos políticos y candidatos.
En este contexto, debemos precisar que Morena, ya tiene su candidato oficial, como lo es, Juan Carlos Loera de la Rosa; el PRI, ya tiene montada y puesta a Graciela Ortiz González y Movimiento Ciudadano, ya ungió desde hace rato, al ex edil de Parral, Jorge Alfredo Lozoya Santillán.
Podría decirse que de facto, el blanquiazul, también ya tiene a su abanderada, en la persona de María Eugenia Campos Galván.
Y que continúa haciendo sus giras proselitistas por los diferentes municipios, que conforman la geopolítica de la vasta entidad norteña, la más extensa del territorio nacional.
Sí, es la abanderada, pero formalmente no se le ha tomado la protesta oficial. Es decir, no se ha legitimado su candidatura, por los cuestionamientos de corrupción, tráfico de influencias, que se le multiplican cada día para su desgracia personal, pero también la de sus coequiperos y corifeos, tanto fuera de la ubre presupuestal, como los que tiene fuera de la nomenclatura municipal.
Lo más grave de estos desencuentros, es que las graves imputaciones, provienen desde la misma administración estatal, que encabeza, Corral Jurado, y su operador en los temas de impartición y procuración de justicia, como es el caso de, su brazo derecho, César Augusto Peniche Espejel, quien es indudablemente el principal responsable, de que hoy se tenga en el banquillo de los acusados a la hoy acérrima rival del gobernador, quien le ha dicho de todo al titular del Ejecutivo estatal, donde se ha parado, al costo que sea, “con tal de defender su buen nombre y su honra”.
Porqué nadie le va a creer a Campos Galván y a su súper asesor, César Jáuregui, que todo lo que han publicado los medios locales-prensa escrita, radio, tv y las páginas digitales, ha sido gratis, porqué la gran mayoría de estos, tienen pautas publicitarias bajo convenios previamente establecidos, y más cuando los medios de comunicación y la misma ex alcaldesa intuían con mucho tiempo de antelación lo que podría ocurrir cuando llegaran los tiempos con marcada esencia electoral que estamos viendo y viviendo.
Los tiempos se agotan, tienen fechas fatales, para determinar coyunturas que deben de apegarse a una estrategia bien definida y mucho mejor planeada, por eso se llama estrategia.
Es un hecho pues que los priistas, los morenistas y los del MC, deben de tener un plan A, un plan B, y un plan C, para lo que ocurra antes del 4 de abril, cuando se pongan en marcha las campañas electorales en todos y cada uno de los 67 municipios de Chihuahua.
El plan A, podría ser un escenario en el cual, la virtual abanderada del PAN, María Eugenia Campos, arranque y ella misma lidere su campaña, contra viento y marea, pésele a su némesis, Javier Corral y su alter ego, César Augusto Peniche.
Ese es el marco en el cual les gustaría contender a los simpatizantes de Campos Galván y sus fieles escuderos, que tiene ya palomeados como candidatos a ediles, a diputados federales, diputados locales, síndicos y regidores. La gran mayoría llevan hoy el fierro, de la casa, Campos Galván.
La ex alcaldesa, se ha querido envolver en la bandera de la victimización, o de plano de mártir, bajo su falaz discurso de confrontación, de que ¿no sabe de qué se le acusa?
Guion, que han seguido al dedillo, su abogado, el tristemente célebre, ex procurador de Justicia en Chihuahua, Francisco Javier Molina Ruiz, el ex secretario del Ayuntamiento, César Jáuregui Moreno, y su coordinador de campaña, Arturo García Portillo.
Narrativa, discurso, que conforme han pasado los días, ha ido perdiendo pavimento y credibilidad ante él imaginario colectivo, pero además porque una y otra vez, no se ha presentado a las audiencias de formulación de imputación, pero también porqué le han rechazado todos los amparos que ha promovido ante las instancias federales.
No son pocos, los que argumentan, y se preguntan y no les falta razón, porqué si la ex alcaldesa, está libre de pecado y culpa, ¿por qué se ha amparado tantas veces?
El Plan B, sería que la administración estatal, logre descarrilarla o inhabilitarla antes de que empiecen las escaramuzas electorales, sin que esto, signifique necesariamente su encarcelamiento, que sí ha acontecido contra muchos priistas-duartistas. El escenario anterior, que ni en su peor pesadilla se quisieran ver las hordas de Campos Galván.
Si se llegaran a dar éste descarrilamiento, tendría que nombrarse un candidato emergente, que sustituyera a la cuestionada ex alcaldesa, quien desde hace un rato se encuentra en el ojo del huracán, por su temeraria confrontación, con el jefe político de la entidad, con todos los riesgos y costos políticos que han erosionado y vulnerado su imagen, entre panistas y no panistas.
Bajo esta hipótesis, ¿Quién entraría al relevo o quite? el senador por la vía plurinominal, Gustavo Enrique Madero Muñoz, quien literalmente fue vapuleado por la entonces alcaldesa de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván, en la contienda interna, o en su defecto, el fiscal general del estado, César Peniche Espejel, quien con todo y sus asegunes, ha sido por demás leal a la causa de su jefe político, el gobernador de Chihuahua, ni más, ni menos, antes que a sus intereses unipersonales.
Si alguien conoce y tiene los hilos de la madeja del escabroso tema de Maru, es Peniche Espejel, nadie más.
Que no podría cederlos a nadie más, por obvias razones y menos en las actuales circunstancias tan delicadas y álgidas.
Habrá que recordar que el fiscal, ya estaba más que puesto, dispuesto y súper puesto para asumir la candidatura por la alcaldía de Ciudad Juárez, por el PAN, que se había ganado a pulso, con todo y que los índices de violencia y de inseguridad, sean asignaturas con las cuales no hayan podido revertir desde que Corral Jurado, recibió los bártulos del poder, de su defenestrado antecesor, el parralense, César Duarte, hoy confinado en una cárcel de Miami, Florida, en la Unión Americana.
Peniche, es un hecho que sacrificó su proyecto, en aras de no dejar solo al gobernador en su jugada de inhabilitar a la ex alcaldesa, quien tuvo la kamikaze osadía de lanzarse a la yugular del mandatario estatal, pretendiendo desmarcarse de los turbios nexos que tejió con su ex empoderado mecenas, cuando ella cobraba como integrante del poder legislativo, cuando ella y César Jáuregui, se daban vida de príncipes, por todo lo que recibían en efectivo y en atenciones de todo tipo y especie.
Peniche, sería una opción viable, que sin duda tendría todo el respaldo del gobierno del Nuevo Amanecer, o sea todo, el aparato estatal, que desde luego no es un tema menor, cuando enfrente tenga a la nomenclatura de la 4T que no se andará por las ramas para tratar de arrebatarle la gubernatura el próximo 6 de junio y se valdrá de toda la estructura del gobierno lopezobradorista, para darle votos como sea, a Loera de la Rosa.
Corral, creo yo, no vería con malos ojos, que Peniche, tomara la estafeta como abanderado del PAN, por la extremada confianza que debe tenerle, sobre todo, cuando está en puerta un tema que es todo para el futurismo político del gobernador; deponer, o remover a la ex alcaldesa de Chihuahua, y demostrarle al líder del CEN del PAN, Marko Cortes, que la fuerza de la razón estaba de su lado, antes que la razón de la fuerza, que han querido esgrimir los corifeos de la cuestionada candidata, quien ya no siente lo duro, sino lo tupido.
Si logran Corral y Peniche, dar este golpe de timón, ante tirios y troyanos, esto sin duda, significaría un punto de inflexión que catapultaría a César Peniche, a una previsible nominación, que no tendrían por qué escamotearla, a sabiendas que si hubo algún autor intelectual del desaguisado de la envalentonada ex alcaldesa, éste tiene nombre y apellido:
César Augusto Peniche Espejel.
El gobernador, como un pago de lealtades, a su fiel escudero, no le quedaría más que reconocer su valioso aporte en una coyuntura político-electoral, que no solo se inserta en este 2021, sino también en el todavía lejano 2024, en el cual quiere ser protagonista, Javier Corral Jurado, como un candidato presidencial; así sea sepultando las aspiraciones de una panista sin escrúpulos que no midió las consecuencias de su voracidad, que hoy flagelan su credibilidad, su probidad y su buena fama pública, que dudo yo, estén incólumes ante el tejido social, que todo lo ve, que todo lo cobra, que todo lo registra.
Lo que acabo de señalar, no lo hago porque yo le deba algún favor al responsable de la Fiscalía General, con quien nunca he cruzado palabra, y al cual le he enderezado duros señalamientos con datos concretos.
Desde luego, no dejan de ser hipótesis de lo posible. Si partimos de la premisa, de que la política, es el arte de hacer que las cosas sucedan.
De que los tiempos se están agotando, ni duda queda.
Javier Corral, quiere dar un jaque mate, antes del 4 de abril que lo posicione no solo ante sus paisanos, sino ante todos los blanquiazules del país. Pero no solo eso, sino también imponer a su futuro alfil, o sea, César Peniche, a quien le encantaría dejar como su sucesor, cuando no pudo lograrlo, con un tipo demasiado bocón, demasiado lenguaraz, que mordió el polvo, porque su carta de presentación era y ha sido, la soberbia, para la cual se pinta solo, Gustavo Madero.
Hasta en eso, le saca puntos, Peniche, quien nunca se ha caracterizado por ser contestatario o pendenciero, sino por la de llevar la fiesta en paz. Conciliar pues, y más cuando enfrente ha tenido a un enemigo que tiene mil tentáculos; el crimen organizado, con el que no se juega, se pacta, a querer o no.
POSDATA.
Marco Quezada y Cruz Pérez Cuéllar, ya son los abanderados de Morena, para las alcaldías de Chihuahua y Ciudad Juárez, respectivamente.
Por fortuna, los dos cuentan con un perfil ganador. Lo digo porqué en este 2021, tendrán que valerse de sus propias fortalezas y atributos, porque el efecto peje, ya es historia.
Porque en el 2018, la mayoría de los morenistas ganaron sin hacer campaña, nombres sobran, precisamente por ese factor que sí pesó.
Lo dijimos desde este espacio, hace algunas ediciones, que era muy probable que si lograban salvar el escollo de la encuesta interna para elegir al candidato por las dos citadas alcaldías, es un hecho que el abanderado a gobernador, Juan Carlos Loera de la Rosa, no les va a dar votos, sino que al contrario, se los tendrán que dar ellos; o sea, Cruz y Marco. Porqué además se va dar un impresionante voto cruzado, en las próximas contiendas, como tal vez nunca lo hayamos contemplado.
En mi opinión, pueden ganar los dos aspirantes a ediles, pero no veo en el mismo escenario al candidato a gobernador…..Sino al tiempo….