Desde Filomeno Mata 8
Por Mouris Salloum George
Desde el autoatentado que acabó con las Torres Gemelas de Nueva York, la política se parece cada día más a un juego de espejos. Casi nada de lo que se ve es igual a sí mismo. En aquella ocasión, los republicanos en el poder aliados con J.P. Morgan, el emblemático consorcio financiero judío, decidieron trasladar los 3 billones, 750 mil millones de dólares en barras de oro depositados en las bóvedas de esos edificios a las cuentas de Xi Jinping en las Bahamas. Esa fué la jugada que perfiló el nuevo orden mundial.
Un consorcio religioso- financiero internacional, donde aparecen las manos del Grupo Bilderberg, el Grupo Rockefeller y los principales exponentes del judaísmo, la masonería, la iglesia ortodoxa rusa y las cúpulas religiosas chinas decidió unir las élites de izquierda y derecha para que sus ideas en torno al modelo de capitalismo que interesara implementar.
Por órdenes directas de David Rockefeller, Rotschild y Kissinger, y de altos dirigentes del Grupo Bilderberg,ejecutan el plan de desfondar la Reserva americana y aparecer ante los chinos como aliados incondicionales.
Xi Jinping apareció ante el mundo como un mago capaz de construir y equipar un hospital de la especialidad en siete días, los mismos que según la tradición utilizó el Creador para hacer el mundo, subiendo de inmediato a los altares de la adoración humana.
Independientemente de todas las maniobras para dejar en manos de los orientales el control de la deuda externa de treinta trillones de dólares, impagable, está demostrada su labor reiterada del envío de miles de toneladas de oro de la Reserva Federal a la República Popular china, lo que ha causado una enorme sangría que pega hacia todos lados.
Desde entonces, se ha venido concretando el amarre entre las cúpulas que definen el panorama internacional. El Grupo BlackRock, operador de bolsa e inversiones de la Reserva Federal estadunidense recibió algo así como tres billones de dólares para premiar o castigar a los incautos, para establecer un pensamiento monocorde.
Empezaron a aparecer con mayor fuerza Bill Gates, Elon Musk y toda la parafernalia de personajes que no son más que sujetos que dan la cara para las diversas ocasiones. Si alguien se la cree, es eliminado, como pasó con Steve Job, y según parece puede pasar con Sam Walton, el dueño de la cadena Wall Mart, entre otros.
Quien esté fuera de esa jugada, está fuera del nuevo mundo, plantearon. La reunión que hubo en el Vaticano, donde se aprecia al Papa católico Francisco besar la mano de David Rockefeller, acompañado de David Rootschild, Henry Kissinger y dignatarios ortodoxos, es por demás reveladora. No hay lugar para la duda. Hecho el tiro, muerto el pato.