HOMO POLÍTICUS
PAVE SOBERANES
- Lealtad, Virtud de la Praxis Política
En la praxis política —no es metáfora—, los sapos siempre han intentado aplastar a la luciérnaga, porque brilla.
Tras 12 años de la ejecución de principios políticos-gubernativos con Lauro Ortega y Antonio Riva-Palacio [1982-1994], ya hubieran querido tener Carrillo Olea, Estrada-Cajigal, Adame, Graco y Cuauhtémoc, una Legislatura 56 como la que con voluntad y acuerdos ha logrado construir Margarita González-Saravia, la sorprendente gobernadora del estado de Morelos, cuando el adjetivo sorprendente anula la adulación, para proponer una lectura sensata de la ética del poder.
En El hombre mediocre, José Ingenieros pide al oficio político no ser sapo, sino luciérnaga: «La inocente luciérnaga se atrevió a preguntarle: ¿Por qué me cubres? Y el sapo, congestionado por la envidia, sólo acertó a interrogar a su vez: ¿Por qué brillas?». La fábula política tiene una función pedagógica y advierte de escenarios que podrían provocar que los sapos brinquen sobre las luciérnagas…
Por falta de voluntad y liderazgo —la corrupción en medio—, en esa treintena de años, la cohabitación política sumió a los gobiernos en la mediocridad, sin importar la razón de ser de todo gobierno: el pueblo. Los poderes del estado medían fuerzas y el síndrome de Hubris personal siempre los llevaba al fracaso en toda empresa, en perjuicio siempre de las familias de Morelos. En esta nueva cultura política renovada, la fidelidad reemplaza la vanidad y el acuerdo sustituye al conflicto. Más años de estos.
Esos choques de celos o vanidad, megalomanía o narcisismo —otra vez la corrupción en medio—, entre coequiperos y correligionarios, tiene un año que no son noticia ni entrelineados en columnas de política. Bueno, ni en sobremesas. Lo que se reconoce ahora es el acuerdo del compromiso como vocación por la patria chica.
Otros actores políticos aparte, la lealtad, si no lo es de ida y vuelta, no es lealtad. Si hay alguien que le ha servido al proyecto margarista, es el diputado Rafael Reyes, el diputado local de perfil bajo, pero actuación superlativa, que es coordinador de la bancada de MORENA. La veintena de congresistas a la L56 han tenido una actuación plausible. —Es por Morelos, han dicho. No hay más: el liderazgo de Margarita es propiciatorio.

Pero ambos, González-Saravia y Reyes, son actores primarios del apuntalamiento de gobernabilidad y gobernanza. No es adorno retórico, sino contexto histórico y comparativo. La cohesión Legislativo-Ejecutivo lograda, ha propiciado el renacer institucional en tan sólo un año. Si hay alguien que entiende la lealtad como tesis personal y divisa institucional, es Reyes. Ya no es el Congreso diputadil un campo de batalla político, sino tierra firme donde la tripulación del barco llamado Morelos venció la deriva. ¿Verdad que más años de estos?
Los resultados del tejido fino con hilos de fidelidad al proyecto margarista —el momento de las definiciones es consustancial a la percepción de mejoría—, son tangibles: presupuestos, nueva fiscalía, poder judicial renovado, seguridad pública proteica, reformas constitucionales, adelgazamiento de nóminas obesas. Control y orden: la L56 no da problemas a Palacio de Gobierno.
De forma integral, la L56 juega un rol relevante en la extirpación de los tumores del estilo rancio del adamismo-graquismo-cuauhtemismo, y tal es plausible para diputadas y diputados, como piezas fundacionales de la tan necesaria gobernabilidad.
«No hay que pasear con Dante», como escribe Ingenieros, «ni crujir con Wagner», sino saludar que en un año la cohabitación Legislativo-Ejecutivo esté cimentada sobre mutua fidelidad política y lealtad gubernativa.




