Es casi imposible que exista en el mundo un hombre tan incomprendido y maltratado por la historia como el turco Tales de Mileto.
Sí, el auténtico padre de la filosofía. El que hurgando, hace 25 siglos, sobre los orígenes del Universo, cambió las formas de razonar para que el hombre dejara de creer en los “designios de los dioses”, las herencias verbales míticas, las explicaciones religiosas de pueblos trashumantes, y comprendiera que la única forma de hacerlo era apelando a la inteligencia especulativa.
Tan poco recordado, quizá, como nuestro Lucas Balderas, un joven del pueblo que se opuso heroicamente a las bayonetas de la intervención norteamericana de 1847. Dio su vida con pundonor y su nombre a una céntrica calle de la capital nacional ¡que muchos juran que le pusieron así para recordar el apellido de un torero!
Aunque Aristóteles consideraba que la acumulación de dinero por dinero era una actividad “contra natura” que deshumaniza a aquéllos que se le entregan por completo, los usureros, Tales fijó mejor el concepto en disputa.
Derivó del griego la raíz khrema, la posesión, para dar nombre a una actividad, la crematística, definida como el arte de hacerse rico, de adquirir riquezas, tan criticada por la Iglesia católica medieval y tan aplaudida por la Iglesia protestante del capitalismo, as you know.
En La divina comedia, Virgilio le dedica un anillo del infierno y la lapida con la famosa frase latina: auri sacra fames (maldita sed del oro). Obviamente quemaba a puro judío mercader en sus mareas ígneas.
Marx, en El capital, indaga sobre el concepto y concluye que existe una diferencia entre considerar al dinero como valor de cambio en las transacciones ordinarias y la circulación del dinero como capital, como un fin en sí mismo.
Para los siete sabios griegos, de los que Tales era no sólo miembro de número, sino precursor, la crematística es “la acumulación de riqueza sin límite”, es decir, como una obsesión posesiva, enfermiza. La que domina, precisamente, muchas de las voluntades de nuestros próceres burocráticos.
El recio gobierno del dinero, de la riqueza
En México pocas veces mencionamos estos temas, aunque los practicamos en todo tipo de juegos, los económicos, los político- electorales, los domésticos, los del poder y hasta en los de la seguridad nacional.
Hace mucho convenimos en que una casta gobernante incurre en patrimonialismo cuando ocupa todos los haberes de la nación y se apropia y dispone de ellos como si fueran heredados, para poseerlos o ponerlos a disposición de otro.
También, que el sistema incurre en prácticas plutocráticas cuando se demuestra que ejerce el gobierno un grupito de seres enriquecidos, a los que sólo le interesa acumular como un fin en sí mismo, sin atender otro.
Si a lo anterior se suma la disposición de la capacidad instalada de fuego, del estado de fuerza de la sociedad y el monopolio para ejercerlo en función de sus objetivos, con absoluta impunidad, sin atender cualquier otro, estamos frente a la “cremocracia”, el recio gobierno del dinero, de la riqueza.
Estudios políticos de avanzada en los centros teóricos más prestigiados del mundo, han evidenciado, fuera de cualquier duda, que las “naciones” o “estados” son una máscara.
Una ficción legal, detrás de la cual operan las enormes empresas transnacionales, más grandes en disposición de cantidad de efectivo y en margen indiscriminado y libre de maniobra, que cualquiera de ellos.
Grandes conglomerados que utilizan a los políticos originarios del lugar de que se trate como simples mandatarios, no del pueblo que los eligió, sino de sus deseos y objetivos, subordinados mediante el dinero, la corrupción total.
El concepto “democracia” puede ser fácilmente sustituido por el de “cremocracia”, pues ahora lo que existe es la forma más descarada de la plutocracia, conformada por oligarquías criollas, al servicio de los centros internacionales de poder y de sus turiferarios en el rancho de que se trate.
Así, los conceptos filosóficos de los antiguos jonios, que consideraban la plutocracia, como “el gobierno de los más ricos o de los que más tienen”, no sólo es una especulación histórica. Las rivalidades al interior de estos sistemas, no se dan por objetivos políticos, como en el pasado.
Ahora, las rivalidades son pugnas dentro de los círculos internos del poder, con el objeto exclusivo de acercarse al que decide para obtener los favores económicos, crematísticos, que requiere para sus propias finalidades mercantiles de acumulación.
El gobierno, privatizado por un mismo pueblo
El engranaje de simulación y dominio que se escenifica, se complementa por el funcionamiento del sistema político patrimonialista imperante en México que contribuye a la formación de “democracias” deficitarias.
El régimen patrimonialista está revestido de muchas instituciones formales, pero sólo aquél posee el monopolio, no sólo de la fuerza y de la capacidad de fuego, sino de todas las áreas económicas, de concesiones, permisos, obras públicas, inspecciones del área estatal.
Para nadie es un secreto que la designación de fruncionarios, allegados, favoritos, o como se les quiera llamar, siempre y cuando cumplan con el requisito de ser del mismo pueblo, es el elemento clave para privatizar al gobierno.
Todo el poder necesario para que, dentro del ejercicio de la más completa dominación, el efecto de la violencia institucional opere en dirección a diluir cualquier asomo vindicativo de derechos sociales. Todos deben ser clientes del sistema.
Como dijo el gurú Malcolm Forbes, fundador de esa hoguera de vanidades que es la lista de los más ricos del mundo: ” el dinero es poderoso caballero, que según parece no lo es todo… según dicen los que no lo tienen”.
Los regímenes patrimonialistas y plutocráticos son especialmente eficaces para diseñar su pueblo. La solución ha sido generar una ciudadanía de baja intensidad, funcional a la reproducción de todos los esquemas de dominación de la “cremocracia”.
Las demandas de transparencia, rendición de cuentas, coaliciones y alianzas, reclamaciones populares, mítines, marchas, plantones, son engullidas y metabolizadas con la solución del dinero a quienes aparezcan como dirigentes. Lo malo es cuando se plantan todos los días, porque se aprenden el caminito.
Para eso sirve el INEGI. Cuando dice, con su “voz autorizada” que está cediendo la inflación en todo el país, porque según estudios, investigaciones y encuestas que ha levantado, las frutas y legumbres registran una baja en el precio de, óigase bien, un 0.71 por ciento. ¡Mejor, ni en Jauja!
No importan las urnas; interesan “las maletas”
Por eso no se gasta en términos de seguridad nacional para poder alertar a la población del desierto coahuilense del azote de un tornado, cuando es más fácil que la tabla del uno. En todos los países se sabe, con horas de anticipación, y se toman las precauciones debidas.
Aquí, no. Aquí prefieren dejar sacrificar a decenas y herir a 300, que todos pierdan todo, para actuar electoralmente, después de la desgracia. Basta, para la “cremocracia”, que un grupo de sus próceres “recorra la zona dañada y constate la magnitud de las afectaciones”.
Ya luego vendrán el Gobernador y el Presidente con sus respectivas cortes de los milagros a “operar” para proporcionar ayuda y salvamento a los damnificados, previas fotos a color que deberán ser boletinadas con las frases protocolarias de siempre.
Para la “cremocracia” lo importante no son las urnas, que antes llegaron a simbolizar “las alcancías de la democracia”. Las elecciones y sus resultados se compran, así como la avasalladora publicidad de espantajo, la multitud de “operadores” electorales al servicio de los elegidos, y la voluntad de los gobiernos locales que se opongan al sujeto, a los chapulines o a los parientes que postula.
Lo que importa es “la maleta”, El Concepto. El nuevo “becerro de oro”, exaltado hasta la indignación por pirruris y borderlines, del tipo de un tal Lecanda –secretario particular de Emilio Gamboa– y Charbel Jorge Estefan –frustráneo candidato a una diputación federal– sin un solo compromiso social. “La maleta” como solución salvífica a todo lo que existe.
El lenguaje del hijo de Arnaldo, apropiado en toda la cremocracia. El “no mames”, el “qué pedo, güey”, utilizados como latiguillos del discurso de los sicarios de corbata, de los mensajeros del poder, que son capaces de traicionar a quien sea, así se trate de su jefe querido para amasar peculios, como único objetivo, suprema razón de vivir.
Todo por “la maleta”.
”La maleta”, más importante que cualquier cargo público o distinción comunitaria, que antes eran honra y prez de los elegidos. Ahora, “la maleta” simboliza al “reino de este mundo”, recordando al gran Alejo Carpentier.
¡Regresa por sus fueros el olvidado Tales de Mileto!
Índice Flamígero: “Los maleteros millonarios” se titula un reciente artículo del colega Aurelio Contreras Moreno, en el que narra cómo desde Veracruz viajan “las maletas” por vía aérea hasta Toluca. ¿A dónde más, si no? Lectura muy recomendable. + + + Encargado del despacho en el ISSSTE por designación de EPN: Antonio Godina, quien debería estar inhabilitado porque su empresa consultora –de la que era socio el fallecido Sebastián Lerdo de Tejada– seguía operando, ganando millones con la elaboración de iniciativas para las bancadas legislativas del PRI y modificaciones a modo de sus clientes en el cabildeo en el Congreso de la Unión y estatales, amañando aún más que las licitaciones del tren rápido a Querétaro –de la constructora presidencial Higa– y los viaductos de OHL, la con$entida de los toluquitas.
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