FRANCISCO RODRÍGUEZ
Se habían tardado, pero ya llegaron los conspiradores de bolsillo, los insurgentes de afeites caros y rostros retocados que esperaban turno para aparecer en escena. Los infaltables de cualquier ridículo: la intelligentsia de huarache, quienes son capaces de perder el arrobo cuando de protagonizar se trata.
Llegaron los conspiradores del huarache caro. Los que obtuvieron su mansión en San Ángel del embute extranjero. Una mezcla de cacerolistas y críticos criollos bien maiceados, a quienes molesta la entraña popular, quienes no se acoplan al sentimiento nacional, quienes de cualquier gancho se cuelgan para conseguir fama y fortuna.
Ya están aquí, ahora en su calidad de iconoclastas y arrepentidos, quienes fueron marginados de las mieles del poder, de las remesas fáciles de nuestros impuestos para cantar loas a los neoliberales que vendieron las presidencias de turno durante treinta y seis años. Llegaron los cómplices desplazados, los que se aferran a seguir pegados a las ubres del presupuesto nacional.
Llegaron los insurgentes billeteados. Los que se resisten a que el ejercicio del poder les pase por encima. Los que siempre fueron consentidos de los ignorantes arrellanados en La Silla, los que los prohijaron como intelectuales orgánicos, los que se acostumbraron a dictar cátedras para justificar a todos los partidos, todos los saqueos, vinieran de donde vinieran.
Llegaron los disidentes de los barrios caros, de ésos que se rematan en gruesas fajas de dólares que sólo se obsequian a los obedientes y a los apátridas. Ya están en escena los comentócratas nylon, los que nunca hablaron de corrupción, ni de miseria. Los que utilizaron sus concesiones publicitarias para atiborrarnos de falsedades.
Ahí están ahora. Desafiando nuestra memoria, haciendo el oso de su vida
Ya están aquí los consentidos de las pantallas chicas, de las bombas mediáticas caseras, de las que los hicieron ídolos de petate de una opinión pública clasemediera conquistada por la banalidad, por el enfoque utilitario, espantada por no poder hacer negocios con el nuevo gobierno.
Entre ellos, los abogangsters huizacheros que “pelearon” contra la Secretaría de Hacienda y Crédito Público panista y priísta para sacar a flote los impuestos, los IVAs regresados, los ISR perdonados, que acumularon el billón de dólares fugados hacia España a invertir en el mercado hotelero e inmobiliario.
Ahí están ahora. Desafiando nuestra memoria, haciendo el oso de su vida. Prestos a engrosar el tartufismo que faltaba. No cabe duda, son los mismos que alentaron a los traidores para hacer naufragar la barca del Estado, para demoler el nacionalismo y justificar los derroches, para vender la bandera que nos daba identidad y patriotismo.
Ahí están ahora. Sin saber que a los mexicanos nos recuerdan que son los mismos que justificaron las masacres de gobernantes sanguinarios, los delirios tercermundistas de populismos de derecha, la pavorosa inflación y su ascenso incontrolable.
Ahí están ahora los que manipularon la administración de la abundancia para financiar guerras intestinas centroamericanas, los que aplaudieron en su momento la entrega del poder a una caterva de improvisados que desmantelaron el Estado y nos hicieron peores que cualquier colonia africana.
Ya están aquí, en mala ahora. Los conspiradores de la mala sombra
Ahí están, ¡faltaba más!, los que se beneficiaron cuando las deudas privadas se convirtieron en deuda pública, los que aplaudieron la ejecución de los programas militares yanquis y la guerra demencial contra el narcotráfico que nos ubicó a la cabeza de los países más sangrientos de la Tierra. Ellos son, los que aplaudieron de pie y micrófono en mano el arribo de la tolucopachucracia, la entronización del salinismo-atracomulquismo en todo su espeluznante horror.
Ahora son conspiradores de huarache los que apoyaron todos los errores, los que aplaudieron todas las medidas neoliberales para depararnos mayor miseria y desconcierto, una agonía lenta, dolorosa, empobrecida. Ya están aquí, en mala ahora. Los conspiradores de la mala sombra.
Los que se apoyaron para triunfar en sus negocios personales en mediocres e ignorantes cómplices de intereses creados. Los conspiradores de hoy son los mismos que torpedearon siempre cualquier posibilidad de cambio. Hoy tienen cerrados los caminos. Sólo les queda la aparente inconformidad, los ejércitos pagados de bots… la indignación del 80% de mexicanos que confía en el nuevo régimen.
Y aunque siempre apoyaron a clases políticas de supina mediocridad, útiles para su bolsillo, que les acercaron dinero, poder desmedido y caprichatos al gusto, ellos siguen ansiando enriquecerse aunque dejen al país en la cuarta pregunta, tramando a quién sorprenden. Ahora son conspiradores, quizá porque piensan que el pueblo no tiene memoria.
Conspiran para que sus cómplices ganen tiempo en busca de impunidad
Trono el sistema político que tanto apoyaron, el que cometió todas las traiciones, el manejado por mediocres y ambiciosos. Llegó otro régimen, radicalmente distinto en forma y fondo, al que le faltan más de cinco años y medio para demostrar que sí se puede. Pero ellos creen que ya pueden exigir, cuando a nadie le pidieron jamás dar resultados.
Los mexicanos saben que falta poner varias cosas en su lugar. Falta actuar con mayor seriedad, dejar de darle ventaja al adversario, castigar ejemplarmente los insultos y las traiciones a la patria, exigirle compromiso y lealtad a los miembros del gabinete, hasta hoy ajenos. Pero ese es otro cantar.
Lo que no se vale es que los mismos que provocaron el desastre, la corrupción y el tiradero, hoy se erijan en conspiradores de bolsillo, con el único objetivo de que sus cómplices ganen tiempo en la lucha por la impunidad.
Lo que el pueblo quiere es que se castigue pero ya a quién lo haya merecido. La gente quiere ver resultados, no conspiraciones de descremados. Quiere que el que la hizo, la pague, no que ande promoviendo conspiradores de huarache que han respondido siempre al llamado del amo, a la voz del salinismo – atracomulquismo.
Lo que la gente pide es que el régimen se ubique por encima de mediocridades y banalidades, deje de apoyar a los estultos y cobardes, actúe pensando en hacer historia.
La gente quiere que el nuevo régimen le muestre el camino claramente, deje saber adónde vamos, motive la inversión y la contribución ciudadana, recupere de una vez por todas los créditos fiscales que le adeudan y promueva los ambiciosos programas sociales, antes de que sea demasiado tarde.
Y el gobierno tarda en actuar para poner los correctivos indispensables
No tardan en sentirse con más estertores las fallas del nuevo gobierno. Hay escasez de dinero, incertidumbre de empresarios, falta de empleos y oportunidades, cerrazón en los altos mandos del régimen, dudas sobre la firmeza… pero el gobierno tarda en actuar para poner los correctivos indispensables. Las cosas en Palacio, decían, van despacio.
Y a pesar de andar en la franja de los ochentas de popularidad, lamentablemente tiende a desvanecerse, si no se actúa con rapidez y precisión ejecutiva.
En ese instante anticlimático puede prosperar todo, menos las conspiraciones interesadas de los salinista – atracomulquistas que todo mundo sabe de qué pata cojean. Contra ellos, como contra el sarampión, hay que vacunarse. Hay que desenmascararlos. Están demasiado patrocinados.
Los insurgentes nylon se equivocaron de enemigo y de causa. No es por ahí.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: ¡Vaya coincidencia! El domingo 5 de mayo se celebra con marchas el Día Mundial de la Marihuana. México también se hace parte de la celebración. Son varias las ciudades que dirán presente en este evento. Sus organizadores han explicado en redes sociales que la marcha, además de festiva, será “propositiva para exigir la legislación del derecho al consumo y al cultivo de cannabis”. Este derecho ya fue reconocido por la Corta ¿de Justicia? de la Nación. Por eso ahora es que los marchantes piden acceso “libre y universal al cannabis”. ¿Llegarán a unirse las dos marchas?
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