Joel Hernández Santiago
Apenas habían transcurrido unos minutos luego de que Margarita Zavala anunciara el miércoles 16 de mayo que renunciaba a su candidatura independiente, cuando de inmediato los representantes de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) como de Acción Nacional (PAN) anunciaron su interés por “incorporar” a sus programas a la mujer que dejó con un palmo de narices a todos sus adversarios, contrincantes, enemigos políticos, seguidores, militantes de su candidatura y más…
Las cifras que las madres encuestadoras daban de aceptación de su candidatura eran mínimas, además de que estaba recibiendo presiones de sus patrocinadores capitalistas para que declinara en favor de Ricardo Anaya, su acérrimo adversario político luego de los conflictos internos en el PAN. Así que, de forma entre sorpresiva y al mismo tiempo “esperada” anunció su retiro.
Fue en el programa “Primer Grado” de Televisa –El canal de las estrellas-, que se grabó esa mañana y que habría de transmitirse a las once de la noche. Pero como la nota se filtró inmediato, ella salió en un video para redes sociales a confirmar su dicho: “renuncio por congruencia…”.
Inmediato el escándalo estaba a la vista. Las redes sociales tronaban. Los comentarios y comentaristas políticos estaban echando la casa por la ventana: “Se va Margarita”; “Renuncia Margarita”; “Estaba escrito, Margarita renuncia”; “Lástima, Margarita”…
En la transmisión de esa noche, se la vio relajada. Alegre. Exultante. Firme en sus afirmaciones y consecuente con sus principios en favor de la mujer y la política como forma de vida para ella. Todo eso que no mostró antes, estaba ahí, a la vista, sin enganche y sin fiador. Era ella con toda su independencia y toda su libertad a cuestas. Como si con su renuncia a la candidatura se quitara un gran peso de encima; un peso que se puso pero que otros también le endilgaron para mostrar su fuerza y su repudio a “la traición de Anaya”. Ya no. Ya era ella.
De esta forma deja la candidatura una mujer que quería ser presidente de México. La primera. El primer intento real y hasta el punto de marquesinas.
Llegó muy cuestionada a conseguir el registro ante el Instituto Nacional Electoral. Se dijo que gran parte de las firmas que mostró para cumplir con el requisito legal eran ‘piratas’ o que ‘no valen’… Aun así pasó al salón de la fama de las candidaturas y siguió de largo.
Jaime Rodríguez Calderón, alias El Bronco, no consiguió la aprobación del INE y se fue hasta el Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial en donde obtuvo el beneplácito pero también la indignación y el enojo social, sobre todo en contra de una institución de lo electoral que en este caso se mostró laxa y hasta complaciente de forma extraña. En fin.
Si bien, en su tiempo Margarita Zavala renunció a los recursos que le autoriza el INE para llevar a cabo la candidatura independiente, si recibió apoyo de otras fuentes, principalmente empresariales, las mismas que pagaron parte de esa campaña, aunque también hubo gastos muy altos, generados desde el momento en el que se le aporta infraestructura del INE, supervisión del procedimiento, revisión de las firmas, calificación de las mismas, toma de decisiones…
Y lo peor: que las boletas en donde aparece su nombre están prácticamente listas. Al momento de su renuncia son 42 millones de boletas con su nombre que ya están en bodegas, más las que faltan. Y hasta el momento, para estas boletas se han gastado 33.1 millones de pesos. ¿Qué hacer?
Cancelar la emisión de estas boletas para quitar su nombre es –dice el INE- prácticamente imposible por los tiempos; modificar el diseño y la impresión como la compra del papel que es especial generaría gastos extremos y peligro en tiempos. Así que acordaron que aparecerá su nombre en la boleta electoral para la presidencia de la República, aunque habrá una campaña –que también costará mucha lana—para explicarle al votante por qué no se debe usar ese cuadrito.
Todo esto lo pagamos los mexicanos al grito de “¡ya estuvo bueno, no? Y todo esto es parte de los millones y millones y millones que se están gastando para una elección en la que el síntoma es la confrontación, la violencia criminal, la indignación social, la frustración y el desencanto.
¿Quién pidió todo ese dinero? El INE, que es decir, los partidos políticos que lo integran. ¿Quién los gasta? El INE, que son los partidos políticos, todos. ¿A quién benefician sobre todo? A los integrantes del INE y de las instituciones de lo electoral, nacionales, estatales o municipales. Y así las cosas en esta democracia mexicana que no alcanza a consolidarse y sí, cada vez está más lejos.
Mientras, ya están los partidos políticos peleando por los aproximadamente cinco millones de votos que representa la candidatura fallida de Margarita Zavala. Quieren esos votos y quieren a Margarita: ahora sí.
Sus votantes no quieren nada con Anaya, a quien tachan de traidor; no quieren nada con Meade, a quien ven como el enemigo a vencer; y no se entienden con AMLO y su ‘ideología de izquierda’ Así que el limbo para ellos y ellos, ahora sí, se convierten en “voto útil” por el que estarán los otros candidatos y sus alianzas dispuestos a sonreír y apretar el cuerpecito, para hacerse de esos votos que no son tantos, pero son. Ya veremos qué ocurre luego.
jhsantiago@prodigy.net.mx