Por Claudio De la Llata
Hace tan sólo un días todos pudimos ver en la mañanera, -aquella transmisión en vivo del presidente de México- denostar él mismo abiertamente a la embajada (y a su embajador), y denunciar el presunto financiamiento, del estado norteamericano a los oponentes políticos de la 4T, a través de una investigación de la unidad de inteligencia financiera.
Dicho señalamiento, que va a ir más allá de un simple pronunciamiento, ya que irá acompañada de una nota diplomática (asunto más que grave en términos de diplomacia… no es cosa menor), para exigir una respuesta a tan airada queja, misma que no ha sido contestada en ninguno de sus términos, ni será contestada con un pronunciamiento, si no con acciones aún no sospechadas por el ejecutivo federal.
Para ello cabe la sospecha y la duda, ya que si hay un embajador que ha sido acusado de ser un amanuense de la 4T, es ni más ni menos que el embajador Ken Salazar, quien su laxitud de acciones, queda muy lejos de aquellos embajadores de otros tiempos, duros y crueles, así como proactivos y contestatarios a cualquier cuestionamiento mexicano; recuerdo muy bien a John Dimitri Negroponte, que le respondió con dureza a Carlos Salinas de Gortari y a Jeffrey Davidow, quien se metió hasta la cocina en la política mexicana, y que contribuyó en gran medida a la llegada de Vicente Fox Quesada a la presidencia de México, y a Sara Jacobson, que señaló sin pelos en la lengua los actos de corrupción de Enrique Peña Nieto.
Ken Salazar muy lejos de ellos, se dedicó a solapar y a practicar la paciencia franciscana de hablar con las bestias, hacerse ojo de hormiga ante cualquier hecho lamentable y reprobable de la política mexicana, a mirar con disimulo el desarrollo de la administración presidencial de la 4T, a las declaraciones desafortunadas del ejecutivo federal, a no mirar el horrendo fraude electoral, la sobrerrepresentación legislativa, y a muchas cosas más que parece, a López Obrador ya se le olvidaron y se queja vehementemente, del supuesto financiamiento a Claudio X. González.
Paralelo a ello, y en contraste, nadie a reclamado por la intromisión China en México, ni por la estancia de personal de la inteligencia cubana en la república mexicana, ni por la injerencia y sugerencia de temas de estado del equipo de Nicolás Maduro, ni mucho menos por el incremento de personal de la embajada de Rusia en México ni por la labor de inteligencia y espionaje de la cadena de noticias RT (Rusia Today), en suelo azteca, ni por la injerencia en actos de consejería de Evo Morales sobre las decisiones de estado que se llevan a cabo en presidencia de la república, como la iniciativa, para la elección de magistrados y jueces por medio del voto popular, asunto nunca visto en el mundo entero, excepto en Bolivia.
Es una realidad, de que el grupo compacto del foro de Sao Paulo, tiene como garante a Lula Da Silva, quien ha hecho igualmente de las suyas en contra del pueblo de Brasil, recordando que es sólo en lo económico, puesto que en lo político todo lo hace Cuba, como introducirse a la primera sala de las decisiones de estado en todos los países latinoamericanos, para sacer raja, como en México, dónde sus influencias y favores, tienen que ser pagados en especie, como el caso de los pseudomédicos, muchos de ellos con título de enfermeros, que han sido contratados a precios estratosféricos, por el estado mexicano, sin que la condición de vida y bienestar de los contratados, mejore sustancialmente.
Con lo anterior, no debería ni de abrir la boca Andrés Manuel López Obrador, puesto que se puede ir acercando al callejón de los guamazos, y lo único que se puede vislumbrar de todo esto, es que a los norteamericanos se les está acabando la paciencia, y están por dar un golpe en la mesa, pues López Obrador está a punto de llegar a una condición de inflexión, que puede quizás dar origen a otro tipo de acciones del gobierno del vecino del norte, que con un golpe demoledor que aún no se ha dado, pero que podría llegar subrepticiamente pudiera agarrar a todos por sorpresa, de seguir en el mismo camino, y para entonces, no habrá marcha atrás…
Causa nerviosismo ver cómo es que López obrador, se compromete con sus propias palabras y que éstas, pudieran poner a México en riesgo antes de lo esperado, aunque pese a lo anterior, las autoridades de los Estados Unidos, no harán nada hasta los primeros días de octubre, con la esperanza de los críticos del titular del ejecutivo federal, de que se tomen radicales medidas para apaciguarlo, y la lógica de los operadores norteamericanos, de que ya va de salida AMLO y no hay que hacerle mucho caso.
Finalmente basta decir, que todos esperamos a que López Obrador comprenda de que tiene que serenarse… por el bien de todos, puesto que no son solos él y su alma a los que se los va a cargar con el peso de sus palabras y de sus actos, sino que en buena medida, seremos los mexicanos los paganos, de todas estas declaraciones insensatas, del ejecutivo en las mañaneras.