‘¿Pero cuánto gana Loret?’
Esta es la frase más repetida de Andrés Manuel López Obrador contra un periodista durante las conferencias adoctrinadoras de Palacio Nacional desde que comenzó este fracasado sexenio en diciembre de 2018, siempre en plan de víctima y de honesto servidor público, con un salario inferior.
El odio y la polarización sembrados por el originario de Tabasco ha tenido tanto éxito como los 35.7 millones de votos para Claudia Sheinbaum Pardo lo demuestran.
Es increíble cómo los mexicanos olvidaron los 1.2 millones de muertos por Covid-19 debido en gran parte a la negligencia de López Obrador y de su subordinado Hugo López-Gatell Ramírez, “el mejor funcionario del mundo”, según el tabasqueño.
O cómo no les importaron los 200 mil ejecutados en lo que va del agonizante sexenio, una vergonzosa marca para alguien que prometió terminar con la violencia y con la inseguridad en cuanto asumiera el cargo.
Asimismo, la eliminación del Seguro Popular, que atendía hasta cáncer de forma gratuita, y la invención del fracasado Insabi (Instituto de Salud para el Bienestar) que el gobierno de López Obrador tuvo que desaparecer al reconocer que fue una decisión absurda.
De igual modo, la desaparición de los tratamientos contra todo tipo de padecimiento crónico y la falta de medicamentos.
Y la militarización del país, pese a que en campaña y como adversario siempre criticó su participación en labores de seguridad y de combate al narcotráfico.
El Ejército, empoderado como jamás y la justificación de su protagonismo.
Sin olvidar el huracán Otis en Guerrero, que devastó a Acapulco y zonas aledañas, mientras López Obrador sólo atinó a publicar un tuit de alerta cuando ya sólo faltaban unas horas para la llegada del fenómeno.
Y la extinción del Fondo para la Atención de Desastres Naturales (Fonden).
Y los casos comprobados de corrupción de sus hijos, principalmente José Ramón, ese de la esposa que “al parecer tiene dinero”, o de su hermano Pío López Obrador. La Casa Gris, en Houston; los contratos para abastecer las obras del Tren Maya y la venta de candidaturas, son algunas de las linduras de los herederos del señor que presume austeridad y vive en un palacio.
¿Olvido algo?
Seguro, pero es lo de menos porque a los mexicanos todo eso les valió madres: ellos votaron por mantener los programas sociales.
En resumen, todos esos temas les importaron poco o nada. Salieron a votar por mantener sus 6 mil pesos bimestrales -en el caso de los adultos mayores-, y los 4, 3 o la cantidad que sea de madres solteras, primer empleo, estudiantes y más.
Votaron por mantener los 2 billones de pesos –millones de millones de devaluados, pero útiles pesos- que cuestan los programas sociales, vulgo regalo de dinero público a cambio del voto.
Compra del voto, le llaman.
¿Y los muertos? ¿Y la corrupción? ¿Y los medicamentos? ¿Y la mentira vil de que habría un sistema médico igual al de Dinamarca?
Vale madres.
¡Venga el dinero!
LA PERSECUCIÓN DE LORET
Carlos Loret de Mola es y será, además de un extraordinario periodista y comunicador, un perseguido político de este y el próximo gobierno, por ser un crítico y un expositor de las corruptelas de los hijos de López Obrador y de su gobierno en general.
El uso político de la justicia, como fue siempre en la época del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acción Nacional (PAN) y que siempre criticó López, tal como sucede con el Ejército.
La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) indaga sus cuentas, sus propiedades, sus ingresos, y a Latinus, la empresa periodística de la que es el alma y de la que son dueños Federico Madrazo Rojas y Alexis Nickin Gaxiola, hijo y yerno, respectivamente, de Roberto Madrazo Pintado, ex gobernador priista de Tabasco y adversario número uno de Andrés Manuel.
Y Loret ha tomado una extraña decisión: dejar dos meses su programa, sus apariciones junto a Brozo –Victor Trujillo- y su noticiario.
¿Por qué?
Eso sólo lo saben tanto Loret y Trujillo, como los socios de Latinus, pero huele, apesta, a persecución, a presión desde el gobierno del autoritario López Obrador.
Vámonos: El Día Cero –cuando el sistema Cutzamala ya no tenga agua suficiente para abastecer la CDMX y el Valle de México y proyectado por la misma Conagua- es dentro de 48 horas: el 26 de junio.
López Obrador y Claudia Sheinbaum –hoy Martí Batres, lo han negado y acusan a los medios… pese a que Conagua, a través de Citlalli Elizabeth Peraza Camacho, titular del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México (OCAVM) lo dijo.
alberto.montoya@diahabil.com.mx @albermontmex