CIUDAD DE MÉXICO, 2 de febrero (AlMomentoMX).- La pobreza y la desigualdad social sí reduce la expectativa de vida y debería ser contada como factor de riesgo de mortalidad temprana.
De acuerdo con un estudio publicado en la revista médica The Lancet, la pobreza acorta la vida casi tanto como el sedentarismo y mucho más que la obesidad, la hipertensión y el consumo excesivo de alcohol.
Quienes viven en esta condición tienen 46% más de riesgo de morir antes de los 85 años, en comparación con personas de clase media o clase alta. Es decir, ser pobre reduce hasta en 2.4 años la esperanza de vida, reveló el trabajo realizado por el Imperial College de Londres, con 1.7 millones de personas de Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Suiza, Portugal, Italia y Australia.
Este es el primer estudio que compara secuelas de pertenecer a un estrato socioeconómico bajo con otras condiciones de riesgo ligadas a la mortalidad, como fumar, la diabetes, el sedentarismo, la hipertensión, la obesidad y un elevado consumo de licor, factores tomados como referencia en los planes de acción de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los científicos revisaron 48 trabajos en los que se dio seguimiento a los participantes por 13.3 años y analizaron las políticas de salud de los países donde vivían. Con esto profundizaron en causas de mortalidad y de muerte prematura y les asignaron un valor.
Los investigadores estaban convencidos de que la pobreza podría estar ligada a las muertes prematuras, pero no sabían hasta qué punto. Al ver los resultados, lamentaron que tal condición no sea tomada en cuenta al trazar políticas de salud.
“El bajo nivel socioeconómico es uno de los indicadores más fuertes de la morbilidad y mortalidad prematura en todo el mundo. Sin embargo, las estrategias de salud global no consideran las circunstancias socioeconómicas pobres como factores de riesgo modificables”, aseguran los autores del estudio.
A la hora de hacer comparaciones entre los distintos factores de riesgo, el fumador tuvo el mayor impacto, con 4.8 años menos de expectativa de vida, seguido por la diabetes, con 3.9 años. Siguieron, sedentarismo y pobreza (2.4 años cada uno) y la hipertensión (1.6 años).
“Nuestros hallazgos sugieren que las estrategias y acciones globales definidas en el plan de salud de la OMS excluye un importante determinante de la salud de su agenda”, critican los investigadores, liderados por Silvia Stringhini, del Hospital Universitario de Lausana.
Advierten: “La adversidad socioeconómica debe ser incluida como un factor de riesgo modificable en las estrategias de salud local y global, las políticas y la vigilancia del riesgo para la salud”.
Pues del mismo modo que se puede promover el abandono del tabaco o el deporte entre la población, el artículo defiende que el factor socioeconómico también puede modificarse a todos los niveles, con intervenciones como la promoción del desarrollo durante la primera infancia, las políticas de reducción de la pobreza o la mejora del acceso a una educación.
AM.MX/dsc
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