Claudia Rodríguez
El presidente Enrique Peña Nieto presumió desde el año 2016 y este mismo, que las tasas de desempleo y de la propia informalidad en nuestro país se redujeron; pero nunca han aceptado ni reconocido que los salarios correspondientes a esos nuevos empleos son de lo más bajo, esto de acuerdo a cifras reveladas por el propio Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
La verdad es que casi la mitad de la población ocupada en el país que es de alrededor de 53 millones de trabajadores, sólo gana dos salarios mínimos que se expresan en pesos en poco menos de 5 mil al mes para lo que tienen que invertir hasta 48 horas semanales de trabajo, sin contar por supuesto el tiempo de traslado a su centro de empleo y claro, egresos económicos para su transporte
Lo peor de todo esto, es que aún existe otro gran porcentaje de casi 20 millones de mexicanos, que aunque empleados formalmente, sólo reciben un salario mínimo al mes, algo así como 2 mil 400 pesos.
Es tal la pobreza salarial, y desalentador el futuro del trabajador mexicano por diversos factores, incluso la automatización de las labores y claro, la incapacidad gubernamental; que los 6 mil pesos de los que hablaba Ernesto Cordero como titular de Hacienda en tiempos del panista Felipe Calderón, quedaron rebasados.
Cordero señaló en su momento que “con ingresos, ya no digas de 13,000 pesos al mes, con ingresos de 6,000 pesos al mes hay familias mexicanas que tienen el crédito para una vivienda, que tienen el crédito para un coche, que se dan el tiempo de mandar a sus hijos a una escuela privada y están pagando las colegiaturas”.
Nuestros gobernantes y legisladores que nos someten a tal pobreza salarial, mientras ellos ganan más de 100 mil o 150 mil pesos mensuales por compensaciones; están cometiendo un terrible crimen del que no les interesa saber, ni remediar.
Es tal la pobreza de los salarios que las presentes generaciones de jóvenes mexicanos advierten ya la imposibilidad de hacerse de un patrimonio o de ahorros, pues la fórmula explosiva de salarios castigados y precios de bienes e inmuebles está por los cielos, el único poder adquisitivo que se les permiten, es el de cubrir sus necesidades más inmediatas.
La clase gobernante y corrupta no alcanza a ver el flagelo del golpeado poder adquisitivo y la verdadera impotencia colectiva que están generando con sus políticas de remuneración laboral.
Acta Divina… “Este es, sin lugar a dudas, el sexenio del empleo”: Enrique Peña Nieto, presidente de México.
Para advertir… También el sexenio de los empleos peor remunerados.
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