La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
A este ritmo el gore será Clasificación A
Aunada a la violencia de toda índole que sufre la ciudadanía en general, hay que agregar el fenómeno de la violencia contra los políticos, que a últimos tiempos ha cobrado la vida de diputados, alcaldesas y ex funcionarios de todos los niveles.
El asunto, al igual que ocurre con los atentados a las y los comunicadores, no puede ser tipificado como un tema inscrito en el marco de la inseguridad generalizada que padecemos, hay muchas razones para considerar que es, justamente, la actividad desempeñada, una de las posibles causas de las ejecuciones. A lo anterior, debemos agregar que en temporada electoral el problema se potencia.
En efecto, perturbar intereses de algún grupo de poder (pónganle el nombre que gusten), genera una controversia que ya no se resuelve por las vías de la negociación, sino, por el trágico, autoritario y grotesco camino de la eliminación física.
Así pues, ante la negación del quehacer político, los brazos armados sustituyen, cada vez con mayor frecuencia, la construcción de consensos, para dar paso al ¡mátalos en caliente!
Sin duda, el origen de la siniestra práctica es la impunidad porque la gran mayoría de los homicidios quedan sin resolver, se aplica la estrategia de apostar a que el tiempo los sepulte. La desmemoria colectiva se pone, involuntariamente, al servicio de los criminales.
En suma, esto es una prueba de que las bases de Estado Mexicano están podridas, por lo que requiere ser replanteado desde la raíz. No a partir del voluntarismo providencial, de lo que se trata es de rehacer las instituciones, es lo único que nos dará viabilidad histórica.