En un México agobiado por profundos problemas, especialmente jurídico-políticos, resulta arduo y penoso aventurar un esquema del futuro de nuestra República. Desde luego la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C., expresa su inconformidad con el pensamiento de Andrés Manuel López Obrador, vinculado con su política de concederle “abrazos y besos” a los forajidos del derecho.
Aunque la política y la justicia se reconocen en el texto de nuestra Constitución Republicana, la Cuarta Transformación de la Nación tiende en forma evidente a una errónea interpretación de ella en lo general, mientras que en lo particular se dedica a pisotearla con su omisión al cumplimiento del deber de guardarla. Ello le parece lo adecuado para dar continuidad a su poder. Contrariamente a lo pensado por ciertas autoridades defensoras de la actual innovación, en el ayer François-René de Chateaubriand, consideró que: “La verdad política, cualquiera que sea en sus formas, no es más que el orden, la justicia y la libertad”.
La experiencia de la abogacía independiente de la República ha demostrado que en materia de justicia se debe de buscar el éxito para el justiciable, ello se logra a través del respeto absoluto que se de a la aplicación e interpretación de las leyes y las políticas para lograrlo deben de ser contrarias a conceder “abrazos y besos” a la delincuencia.
Nuestra Carta Magna —quiérase o no reconocer— atraviesa en la actualidad por una crisis profunda y en ocasiones impensable. México antes del neoliberalismo había logrado racionales logros en tópicos de justicia, legalidad y seguridad; ahora sufre en nuestros días el embate de la narco-política que lo lleva por un camino inadecuado que rompe con nuestra tradición constitucionalista.
Las grandes impunidades a la delincuencia del poder, la continuidad a la protección de la narco-justicia, la vejación a la ley, la corrupción de múltiples agentes del ministerio público, fiscales, jueces, magistrados y aún ministros de la suprema corte, el olvido y supresión de investigar a cárteles inmobiliarios que portan y han portado togas de servidores públicos y largos etc., etc., son caminos que conducen al fracaso de la política, de la justicia y por ende de México.
Vivimos en una época en que las soluciones no están establecidas, se olvida que para encontrar el camino sólo basta aplicar la ley, “se hace camino al andar” por las veredas de la ley, es decir, la ley encuentra soluciones que no se necesitan ensayar sino aplicar.
¿Hasta cuándo entenderá ello la política de “abrazos y besos”?.
Es cuanto
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal del
Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C..