CIUDAD DE MÉXICO, 6 de mayo (AlmomentoMX).- De acuerdo con el INEGI: el 80% de la población femenina internada en centros penitenciarios tienen hijos, mientras que más del 60% tiene entre 18 y 39 años.
Ante los ojos de la sociedad estas mujeres no sólo transgredieron la ley sino que también incumplieron las normas de género y esto se traduce en estigmatización.
La realidad de las mujeres que se encuentran en conflicto con la ley y privadas de la libertad no sólo demuestra la ausencia de políticas sociales y un sistema de justicia que no cuenta con perspectiva de género, sino también de un sistema penitenciario injusto al que se suma la prisión social que viven, derivado de los procesos históricos que las han sentenciado judicial y moralmente.
En el momento en el que una mujer es recluida por cometer un acto delictivo es condenada doblemente no sólo por su rol como “delincuente”, sino por su incapacidad de cumplir con su rol como mujer. Existen una serie de presiones sociales que demandan la formación de la familia, la crianza de los hijos así como la creación y manutención del estado de bienestar de los miembros de su familia.
En el marco del Día de la Madre en México, reflexionamos acerca de la maternidad de aquellas mujeres que se encuentran en conflicto con la ley. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI), el 80% de la población femenina internada en centros penitenciarios tienen hijos, y más del 60% de estas mujeres tienen entre 18 – 39 años, aún en edad reproductiva por ello, algunas durante su proceso quedan embarazadas y su maternidad se ve fragmentada en el momento en el que sus hijos cumplen seis años y son enviados a otras instituciones para su cuidado.
Con ello nacen otra serie de consecuencias asociadas con el cuidado de sus descendientes, al alejarlos de ellas se producen sentimientos de preocupación, ansiedad y estrés por saber que se les deja en una situación de mayor vulnerabilidad pese a que estos niños son derivados a instancias estatales o federales en las que pueden seguir con su proceso de crecimiento.
El estigma de la mujer en prisión se ha construido de una manera en la que se deja entrevisto un “defecto original” es decir, un comportamiento desviado del estereotipo normalizado, entonces se convierten en “malas mujeres” que son despojadas simbólicamente de los atributos sociales positivos que les corresponden, uno de ellos su maternidad.
“En el marco del Día de la madre hagamos un balance de los logros y retos que existen en el tema de género. No debe quedar en una conmemoración más, debe concientizar al cambio de actitud ante las mujeres que son madres y que se encuentran privadas de libertad y no sólo ahí, sino en general una verdadera justicia con perspectiva de género. Dijo Jimena Cándano, Directora de Fundación Reintegra.”
La discriminación de la que son víctimas las mujeres que han cometido un delito disminuye sus posibilidades de reinserción social, por ello resulta primordial asegurarles un proceso legal digno que respete sus derechos humanos en tanto, como sociedad, rompemos el estigma que las califica como malas mujeres, malas mamás.
AM.MX/fm
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