En nuestra América, el viejo maleficio sobre el infausto destino de los movimientos de izquierda no ha dejado de cumplirse. Desde los acontecimientos chilenos de hace 45 años que acabaron sacrificando a Salvador Allende por simular un acercamiento a los intereses que habían sido derrotados en las urnas, tal es toda una maldición profética, un augurio indeseable.
Parece que en política lo que parece es, dice el aserto que tiende a convertirse en presagio. Si un palmípedo grazna y camina como pato, pues es pato. Así es esto del abarrote, no debe ser de otra manera. Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible, decían los viejos matadores de toros, cuando el tendido les exigía más enjundia frente al burel.
El verdadero desafío comienza cuando una campaña que se hizo en verso debe convertirse en un gobierno en prosa, se cansó de repetir el viejo Mario Cuomo, demócrata de Nueva York, cuando se sentía superado por los intereses de las enormes compañías de corte republicano de Wall Street. Si eso sucede en el Imperio, ¡imagínese usted!
Riesgo de ser millonarios en expectativas y pobres en realidades
La revolución de las expectativas termina convirtiéndose en la revolución de las frustraciones, dijo el teórico de la comunicación Daniel Lerner, que de esto sabía un largo rato. El efecto de la revolución de las aspiraciones tiende a estrellarse contra el muro infranqueable de las presiones cotidianas y de la realidad. Ese es el camino de los pueblos sin memoria.
Corremos incesantemente el riesgo de ser millonarios en expectativas y pobres en realidades. Para un país demolido en las bases de su esperanza, saqueado hasta el límite de la extinción por los gobiernitos apapachados por los poderes financieros, ésa es una amenaza latente, un modo que se repite desgraciadamente, con fiereza ante el desconcierto y la incredulidad.
El viejo maleficio gana batallas, aún después de muerto, como aquella alegoría del Cid, cuyo cadáver fue montado sobre Rocinante y paseado en el campo de batalla para vencer a los musulmanes por el miedo de enfrentarse de nuevo al Campeador. Los recuerdos de la mente son fatales, y por lo general se imponen. Contra eso nadie puede.
Todo el mundo quiere saber si lo que AMLO prometió es verdad
Mientras en todo el Continente crece la expectación por saber cuál será el destino de nuestros viejos verdugos –sindicales, políticos y financieros– que son los mismos a los que se han enfrentado todos los países hermanos, aquí especulamos sobre el viejo maleficio de las expectativas crecientes y varias veces frustradas. Se cruzan apuestas en favor del triunfo de los movimientos sociales, y aquí seguimos dando la nota.
Todo el mundo quiere saber si lo que se prometió es verdad. Si puede ser verdad, y no sólo otro juego de espejos, en los que desafortunadamente siempre cae la política del contentillo, como aquél del enano del tapanco, vociferando desde el fondo de la taberna con voz de hombretón y amenazas de cíclope. Cuando se supo la verdad, los borrachos impusieron sus normas.
Nos sabemos todos los pasitos del bailable. Hemos visto cómo han fracasado los movimientos de izquierda o de social-democracia en Latinoamérica. Los que quieren cortar de tajo con la terca realidad. En Argentina, Bolivia, Brasil, Venezuela, Dominicana, Cuba,y un fatídico etcétera, se ha repetido el viejo libreto de las frustraciones.
El mandato de más de 30 millones es único y quizá irrepetible
El próximo gobierno debe actuar con esa experiencia y con un gran pragmatismo. Fue la demanda en las urnas. No debe escuchar el ridículo y fantasioso canto de las sirenas. En medio de este gran naufragio, debe optarse por escuchar los reclamos del electorado, debe obedecerse la decisión de los casi 31 millones de votos que se decidieron por el nacionalismo revolucionario, pésele a quien sea.
El pueblo mexicano tiene antecedentes de militar en esa opción, creo que desde siempre. Lo constatan los documentos paridos después de las luchas sangrientas de independentistas, reformistas y revolucionarios. No puede ser de otra manera. El mandato es único y posiblemente irrepetible. Las oportunidades se pintan calvas.
No se puede coquetear con los mismos pasitos de siempre, de otros bailables que el público ya se sabe y que detesta. Los mexicanos estamos cansados de mentiras, inoculados contra los bichos que tanto daño han podido hacer desde la impunidad, el escarnio y el desprecio por la vida en común. No queremos el mismo veneno. Ya no está el horno para esos bollos. Ya se tocó fondo, una y mil veces.
Feria de dislates y equivocaciones en un interregno inacabable
De una vez por todas, deben pasar a la báscula los culpables de este desastre nacional, de esta vergüenza mundial, los que han arrastrado nuestro nombre y prestigio en la miasma de la corrupción, los que nos han atado a un futuro de sumisión, miseria y entreguismo. El gran movimiento social lo ha decidido, no es sólo un personaje quien ganó indiscutiblemente en la puja por la voluntad ciudadana.
Nadie puede actuar en nombre de nadie. Ni arrogarse una representación que nadie le ha dado. Si se hubiera votado por la continuación del neoliberalismo, las derechas y la estafa, si hubiera triunfado la ley de la oferta y la demanda, no podría escribir esto. Esperaríamos sólo observar lo que está pasando en una feria de dislates y equivocaciones en que se ha convertido un interregno inacabable.
Pero no fue así. En las urnas se votó por otra cosa. Por lo menos, respetar la memoria histórica de los partisanos sociales que cayeron en la construcción de un movimiento social de repudio a la explotación que les llevó siete décadas edificar. Por lo menos, atender la voz popular que pide autenticidad y reivindicaciones insoslayables.
Fascistas, facinerosos y farsantes sin cabida en el nuevo paisaje
El pueblo mexicano ya no está para justificaciones elaboradas bajo el influjo del veneno de la victoria. No tiene paciencia para seguir perdonando una cadena de errores, como los que han filtrado a los medios de comunicación dando por hecho decisiones políticas por lo menos anticlimáticas que hablan de empoderar otra vez a fascistas, facinerosos y farsantes que ya no tienen cabida en el nuevo panorama.
Gente que han traicionado una y otra vez. Cabilderos y chantajistas de pasillo que obnubilan con un petate viejo y derrotado. Que han fallado a sus movimientos, a sus causas y a sus partidos y se escudan en una pobre participación en campaña, donde más que operadores fueron simuladores, porque el pueblo ya había decidido defender su voto y ya no necesitaba de esas vejigas para nadar.
Resignados, algunos ciudadanos repiten en las reuniones y tertulias de informados los nombres que fueron especialmente poderosos y favorecidos por los gobernantes de etapas canceladas. Una y otra vez, los mismos que son causantes de más desgracias populares. Así no se puede. Así se va rumbo a estrellarse otra vez contra las mismas traiciones.
Ni Mondragón ni Martínez Cázares son lo que mandató el voto
Al enterarnos de que el impostor Mondragón y Kalb puede regresar para acabar de destrozar el sistema de seguridad nacional… que Martínez Cázares puede ir al Seguro Social, una institución que ha sido desgarrada por los heraldos pripanistas, saqueada hasta el fondo… no podemos más que advertir un desastre anunciado.
De nada sirven las buenas intenciones. De ésas están llenas los panteones, y más los camposantos políticos. Por ahí no es la línea que mandan los movimientos de izquierda que han resucitado las esperanzas de este país.
Por lo menos, queremos las cabezas de Díaz de la Torre, Romero Deschamps, Ángel Aguirre, Videgaray, Lozoya, Robles, Ruiz Esparza, Peña Nieto y los infames emblemáticos, antes de que rueden por el patíbulo las nuestras. Ya están doblando las campanas. Debemos ser los enterradores de la desgracia, no las víctimas.
Aún es tiempo de rectificar. Que la revolución no sea frustración
Hasta parece que se quiere cumplir la maldición que los salinistas ordenaron decir a su títere en el EZLN para espantar con el petate del muerto, en su afán por imponer sus condiciones y amedrentar a los incautos: cambió el capataz, pero no el finquero.
El equipo que rodea al virtual Presidente Electo tiene que escuchar a quienes votaron por Morena y, prácticamente, por tooodos sus candidatos. Aún es tiempo de rectificar
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Del artículo de opinión de mi colega y amigo Eduardo Macías, titulada No mames Andrés, por ahí no es… retomo su inicio y conclusión: “Dice un conocido refrán que mal comienza la semana para quien ahorcan en lunes. La semana pasada a los mexicanos les sucedió algo muy parecido y que genera malos augurios para México por dos temas: Primero.- Los pésimos anuncios de AMLO que nos restregó en la nariz a un par de corruptos: Marcelo Ebrard (a la Cancillería) y el seudo doctor Manuel Mondragón y Kalb como asesor en seguridad. ¿No que se iba a luchar contra la corrupción? ¿No que no ibas a fallar Andrés Manuel? Esos dos nombramientos contradicen al Peje cuando ni siquiera ha iniciado su mandato. Y ni qué decir del Juanito Héctor Vasconcelos, o el despropósito de poner a Germán Martínez en el IMSS, o los desatinos de hacendoso Carlos Urzúa a quien se le tuvo que enmendar la plana con el tema de los gasolinazos. ¡Ufff!… Pronto se acabó la luna de miel del Peje con la sociedad. Llegó la realpolitik. ¿Se trata de simular el cambio para que todo siga igual? Esa es la escuela en que formó Andrés Manuel… Sin embargo, la oferta política del tabasqueño fue clara y está allí como referente insustituible: no robar, no mentir, no traicionar. Ya empezó a mentir, ya empezó a traicionar. ¿Cuando tome el poder también va a robar? No mames Andrés, por ahí no es. Más de 30 millones de mexicanos, votaron contra la corrupción y las primeras disposiciones van en sentido opuesto. Ojalá se corrija el rumbo. Es lo menos que se espera del nuevo presidente y es lo que debe hacer. La oportunidad de renovar a México es una oportunidad única e irrepetible en el corto y medio plazos. Sería un fiasco desperdiciarla. Está bien la reconciliación, pero no la claudicación” Coincido. Por ahí no es. + + + Pregunta inocente: Si Martínez Cázares fue o aún es el abogado de Grupo Coppel, ¿cuántos de sus embargados cotizan en el IMSS?
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