Horizonte de los Eventos.
Fíjate camarada -me dirijo en privado a un camarada, de esos ideólogos que cuando lo eran, era ser clandestino, y no es el Burro, que no es ideólogo, jajá, dicho sea de paso- que puedo estar en total diferendo contigo, cuando dices que esos tres (fotografía del tal, Alito, el Tragabalas, Chucho Zambrano y si no me falla la vista , o la memoria, o las dos cosas, es Camilo Valenzuela.
Los tres alcanzaron a tener un modus vivendus. Aunque para vergüenza del más rancio priismo revolucionario, que lo hay, de los tres vividores del sistema, el más rata, es el Presidente del PRI -andan haciendo campaña para que gane Salinas y lo que representa- y lo baso fundamentalmente, en el Chucho, que se ha rajado mucho, con mucha gente y en muchas ocasiones hasta con él mismo, de lo que fue y pretendió ser y de lo que es… Y es que una vez que uno se raja, siempre hay motivo para rajarse otra vez.
Bien me dijo mi padre, desde muy joven “… bueno, Ramiro, es que uno, nada más puede ser de una sola manera” (y allá el que no lo sea), del arquetipo señalado: caso contrario, que la propia biografía de Zambrano, el cansancio de ser lo que pretendió ser en su juventud, los chingazos alrededor de Lecumberri, también la modalidad de la izquierda en socialdemocracia (trajes de 6 mil dólares, como Hoffa y el vip, más los billetes, hicieron que todos los Chuchos se olvidaran del factor Andrés Manuel, y su pérdida de identidad, de él, más que del Partido, y un sentimiento que acaso alberga Lalo, de exacerbada autoestima y sobreestimación: desde que Navarrete perdió el Partido, el Lalo anda con el norte perdido: está muy lejos de donde anduvo y ya no volverá. Su plumaje, ya no es de esos.
En agosto del 15 me apresuré verlo, con claras evidencias de que el partido, su partido, iba a la desaparición, a lo que me respondió que le parecía incendiario mi comentario, “¿por qué tanto acelere?”, tuvo ocasión de burlarse con dos chuchitos más modestos, que ya no verán la luz de la parafernalia brillar.
Nunca se sabe qué nos hace llegar a donde estamos. Y si bien, agarró por segunda vez al Partido, ahora lo ha llevado, más abajo de donde lo encontró esta segunda vez y la primera, pues además que está a término de perder el registro nacional y en varios estados, tampoco hay una prospectiva, una estrategia PROGRAMáTICA: nada.
Aparte, qué opina usted: ¿Sería demasiado conceder al Chucho, que así como asumió su cita con el destino aquel 23 de septiembre, en Madera, de donde aun vive, porque se le dio por muerto, que ahora esté al frente, de la penosa decadencia del PRD y con él, la izquierda institucionalizada de todo el país y hasta los últimos ecos de las marchitas esperanzas de aquel también conocido como el “Partido del 6 de julio” y que aguante cual músico del Titánic, en un acto de alto estoicismo histórico?
A partir del Frente Democrático Nacional, nació el Partido de ese sueño putrefacto de origen, pues no es, sino el conglomerado de una suma de traiciones, y ya no digo al PRI, sino del propio Partido Comunista (eso sí, debe destacarse que desapareció, lo menos, un año antes que los Partidos Comunistas del Bloque Soviético. Adelantándose de nuevo, como en la creación de los derechos sociales, como en su sepulcro.
Pero poco a poco ha llegado al escarnio, a la mejor llamada, “sinvergüenzada” de hoy, allí, en esa extralógica foto, que une a torturadores y torturados, felices en apariencia, por las indicaciones de algún ujier de Epigmenio que les dijo, ¡sonrían ahora! Para que todos vean la felicidad cómo reina en el reino del facineroso, de la derrota y en la morralla del peculado -si no, ya verán cuando el INE del Presidente, les revise los fondos… se me hace que los cuatro van al bote.
Abrazados y aparentando sonrisas ¡Cómo si tuvieran motivos para sonreír! Quizá sea una nueva sugerencia de Palacio Nacional, insisto, de Epigmenio Ibarra, para que “sus bobas sonrisas simulen y recuerden para su rechazo mayor de liderazgo y electoral, las risas de las malolientes hienas de la mermado “Rebaño Feliz”.
Y todo por el estilo, tanto, que mi querido Chucho, ya ni siquiera sabes hacerte el muertito.