Claudia Rodríguez
Es imperativo protegernos a nosotros mismos
Escuchar la visión de la penalista y litigante Érika Cerna Zermeño sobre cuál la responsabilidad de todos nosotros como integrantes de la sociedad ante la ola de violencia que no discrimina pero que igual sí se ensaña en contra de los más jóvenes, es entender que, en cuestión de seguridad, estamos solos y por nuestra cuenta.
Una y otra vez los mexicanos nos asomamos a escalofriantes relatos y escenas de crímenes videograbados por cámaras de seguridad, por grabaciones fortuitas de particulares o incluso de manera premeditada, que nos dejan perplejos y nos hacen sentir lo hostil que se ha convertido vivir en un país como el nuestro que no nos otorga garantías casi de ningún tipo, cuando hasta a los cuerpos de seguridad les hemos perdido la confianza.
Vivir en el peligro continuo
Mientras la advertencia de la abogada Cerna Zermeño es la de cuidarnos por nosotros mismos porque al interior de los inmuebles en los que cotidianamente acostumbramos a resguardarnos o en cualquier momento en tránsito en las calles, la violencia y el crimen puede hacernos su presa; hay quienes aún abogan por evitar vivir con miedo y exigir a las autoridades correspondientes y a los Gobiernos en turno, regresarnos la paz y la seguridad consagradas en nuestra Constitución para el propio desarrollo de la sociedad.
Los litigantes que están día a día entre los casos de crímenes más sangrientos apuntan que mientras se regresa a un Estados de derecho, hay que entender que la inseguridad está fuera de control y que de ninguna forma se aconseja relajar las mediadas de seguridad familiares y mucho menos desoír reglas de vestido prudente o de cómo conducirse con un bajo perfil y hasta evitar resguardarse en el domicilio ya caída la noche.
Exigir lo que merecemos y en cierta medida hasta por lo que somos contribuyentes cautivos, se entiende que no habrá una varita mágica que de la noche a la mañana logre devolvernos la tranquilidad y bajar las tasas de criminalidad.
Nos tienen cercados
Pero tampoco es justo vivir cada minuto con la angustia del paradero de los hijos, la pareja, los padres; quienes, por cuestiones de ocupación o estudio, a como dé lugar tienen que sortear los múltiples acechos de la delincuencia.
Quien esto escribe, vive pensando cómo dejar volar a sus vástagos cuando por la única ocasión que les permitió caminar solos a una tienda a metros de su casa, fue el momento justo en que desconocidos intentaron subirlos a una camioneta.
La realidad del México rojo es agobiante; quita el sueño y hasta provoca malestares. Es cierto, es real y del momento: Vivimos en peligro constante.
Acta Divina… Devolveremos la tranquilidad al país y la CDMX: Andrés Manuel López Obrador.
Para advertir… La exigencia es en calidad de urgente.
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