CUENTO
Había una vez una silla que siempre se movía cada vez que alguien intentaba sentarse sobre ella. Esta silla era parte del mobiliario de un salón de clases que hace ya mucho tiempo quedó abandonado.
Todos los niños que estudiaban en esta escuela, a la hora del recreo venían hasta éste salón para ver moverse a la silla poseída, sin embargo no sabían de que jamás la verían hacer ningún movimiento, porque la silla poseía un secreto: solamente se movía cuando cumplía años.
Hace unos diez años, aquí en ese salón abandonado sucedió algo que tardaría mucho tiempo en ser olvidado, sino del todo, al menos en gran parte, por los profesores y por todos los demás niños que estudiaban en éste salón.
Cuando este acontecimiento sucedió, ¡todos en esta escuela se quedaron devastados y muy tristes! Un niño había muerto de una manera muy horrible.
Era de mañana cuando el accidente sucedió. Ese día parecía ser como los demás días, hasta que todo cambió con aquel terrible suceso. Todos los niños lo habían presenciado.
El niño se sentaba en el rincón de su salón. Esa mañana, como todas las demás, él no paraba de estar haciendo todo tipo de movimientos. Una y otra vez brincaba sobre su silla, luego se bajaba y empezaba a correr alrededor de todo el salón. ¡Era el más travieso de todos!
Su cuerpo parecía ser el de un muñeco que no paraba de ser movido por unos hilos. Su brazos parecían tener resortes, en vez de huesos; ¡alcanzaban distancias increíbles!
Pasado un buen rato, el niño travieso por fin se aquietó. La clase continuó; pero después de pasados unos minutos, él de nuevo empezó a hacer su relajo. Empezó a mover sus brazos mientras se paraba y se volvía a sentar, luego estiraba sus piernas y hacía que su silla se moviera hasta casi hacerla voltear. Su maestro no lo había visto, y cuando lo hizo ya era demasiado tarde. El niño había caído muero sobre el piso.
Todo sucedió muy rápido. Solamente había bastado un estiramiento de su brazo para que éste haya alcanzado tocar un cable pelado de la caja eléctrica, que estaba empotrada en el rincón donde él se sentaba.
El cuerpo del niño, al tocar el cable, se empezó a mover más y más rápido. Sus compañeros, al verlo, solamente pensaron era uno más de sus juegos. Todos habían estallado en risas y carcajadas al ver su cuerpo convulsionarse por la fuerza de la electricidad, sin embargo no imaginaban que esta vez su compañero no estaba jugando.
La caja en pared empezó a sacar chispas, luego sacó humo, y a los pocos segundos después explotó. Entonces esta vez sí, todos los niños al verlo ¡empezaron a gritar!
El niño, después de varios minutos de haber estado siendo sacudido de manera terrorífica, por fin cayó al suelo. Todo su cuerpo estaba quemado, estaba negro como el carbón, y totalmente irreconocible.
Rápidamente su profesor se acercó al cuerpo de su alumno y enseguida vio que ya no había nada qué hacer. El corazón del niño estaba completamente calcinado.
Y desde este día, la silla donde el niño muy travieso se sentaba quedó poseída por su espíritu inquieto. Es por esto que la silla se mueve.
Todos han querido verla moverse, pero nadie sabe su secreto: solamente se mueve cuando es el cumpleaños del niño que solía sentarse sobre ella.
FIN.
ANTHONY SMART
Enero/20/2017