Héctor Calderón Hallal
La Toma de la Bastilla, que tuvo lugar en París, Francia, el 14 de julio de 1789, marcó el inicio de la Revolución Francesa. Este acontecimiento fue un símbolo del fin del antiguo régimen y del poder absolutista de una monarquía… en este caso, la monarquía francesa.
En ese evento, la población de París, cansada y enfurecida por el estado de cosas que prevalecían en aquel régimen monárquico absolutista, donde los privilegios eran determinantes de la felicidad y el progreso de solo unos cuantos agraciados por la vía dinástica o del influyentismo provocado por la acumulación de riqueza, tomó el inmueble, liberó los presos que había… y procedió a incendiar el lugar como muestra de inconformidad civil.
Aquella memorable gesta parisina, contó con una participación estimada de 400 mil individuos y tuvo un significado histórico importante, además, porque: Representó el inicio de una de las revoluciones más importantes de la historia; sentó las bases para la construcción de un mundo más justo; legó derechos de libertad, seguridad y propiedad; provocó un terremoto social en Francia y en el resto de Europa; dio origen a nuevas ideas y corrientes filosóficas que rechazaban las monarquías autoritarias.
La Bastilla era una fortaleza medieval que se había convertido en una cárcel aristocrática, que aunque solo tenía en ese momento a 7 reos, el hecho fue un acto de determinación de la población, sobre un bien inmueble icónico del autoritarismo europeo de la época.
Ayer hubo una enorme manifestación ciudadana en Culiacán, de un impresionante contingente que marchó hasta las instalaciones del Palacio de Gobierno Estatal de Sinaloa buscando entrevistarse con el gobernador de la entidad, Rubén Rocha Moya; y con un argumento central, como fue el reproche al gobernador izquierdista de Sinaloa, por el hartazgo ciudadano de los niveles de inseguridad pública en Culiacán la capital y otros lugares del Estado de Sinaloa; lo que la gente atribuye a la inacción gubernamental para contener esa lamentable como imparable ola de violencia.
La mayoría de los asistentes, que se pudieron contar en decenas de millares, gente buena, ciudadanos de bien indignados que reclamaban por una causa justa: un deplorable hecho que detonó el reproche masivo fue el cobarde asesinato de los niños Gael y Alexander Sarmiento Ruiz, de 12 y 9 años respectivamente, que perecieron al igual que su padre, cuando los homicidas pretendieron despojar a toda la familia de su vehículo hace algunas noches en el fraccionamiento Los Ángeles, al norte de la ciudad de Culiacán, Sinaloa.
Los gritos, los reproches y la rabia de la sociedad agraviada, temerosa, que le exige a su autoridad que le responda…por este prolongado estado de cosas que prevalecen en Sinaloa desde hace varios meses, fueron desde la exigencia de que el gobernador Rubén Rocha Moya saliera a dar la cara por el oprobioso asesinato…. Como hasta de que renunciara simplemente por su incapacidad al frente del gobierno local de Sinaloa….
Finalmente, Rocha Moya no salió, porque no estaba en su oficina de Palacio… “quesque porque estaba atendiendo a unos diputados federales de Morena» que fueron lambisconamente hasta Culiacán a ofrecerle apoyo…sí, a hacer montón para su defensa de ese “monstruo de decenas de millares de cabezas” que, enfurecido, tomó las calles de Culiacán…
No hallan pues, cómo conservar el “podercito” que lograron por fin tener, después de ser al interior de la clase política a lo largo de buena parte del siglo XX, el “lumpen”… y al pretender conservar ese “podercito” a toda costa, desestiman las formas, se tornan indignos ante los ojos de la gente que los eligió … y en el performance propio de su devenir histórico.
Ojalá que esos diputados federales regenteados por Ricardo Monreal, se hubieran ensuciado los mocasines saliendo a la calle a enfrentar a la turbamulta… ojalá que alguna de las aguerridas diputadas izquierdosas, imbuidas en la rabia de la corriente “woke”, hubieran tenido el valor de dirigir un mensaje al público manifestante defendiendo a Rocha…
Y poquito faltó para que los manifestantes -luego de provocar daños materiales al equipamiento del inmueble estatal- prendieran fuego y consumaran esta nueva ‘Toma de la Bastilla’, la “Bastilla Culichi”… guardadas las proporciones (desde luego)… algo que nunca se había registrado en el Estado de Sinaloa y que, bien pudiera ser el parteaguas de un despertar ciudadano, no solo en esta noroccidental región del país, sino el país mismo.
Se debe asentar que con esta fuerza ciudadana, perfectamente coordinada y motivada, no existe ningún gobierno tirano… ni cártel mafioso alguno, que pueda sobrevivir sin el consentimiento popular.
Está visto. Esta es una demostración más. El pueblo organizado es el que manda. Este dice desde dónde y hasta cuándo.
La gente muestra rasgos de agotamiento por un gobierno insensible …. O en el peor de los casos, criminalmente negligente en su trato a la seguridad ciudadana… al cuidado del orden y la paz pública….
Hay un notorio autoritarismo gubernamental tan propio de estos gobiernos de pseudoizquierda de extracción morenista… que hacen lo que “les da la gana” sin respetar la norma vigente y sin escuchar a la población completa — porque solo escucha a su público electoral, … convenientemente — y que ahora que sienten miedo del embate del nuevo gobierno conservador estadounidense, entonces sí invocan a la unidad nacional de todos los mexicanos sin excepción.
Pero sí… de lo que ya nos dimos cuenta… es que la población, sí es capaz de unirse en torno de una causa justa y humanitaria…hoy, por demás deplorable, como lo es el fallecimiento de tres seres humanos excepcionales, inocentes, dos de ellos auténticas y hermosas promesas de plenitud humana que la vida le había hecho a su desconsolada madre… que hoy los llora sin descanso, gracias a la acción soberbia y estúpida de un imbécil que se creyó con poder por el hecho de tener en sus manos un arma de fuego…
Hoy fue en Culiacán… mañana podría ser en otra plaza del país… y en otra … y en otras más…
Hasta no desterrar el autoritarismo, la incapacidad, la ausencia de libertades y de derechos en este país.
Autor: Héctor Calderón Hallal
@CalderonHallal1;
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